Punto De Vista

Las lecciones de la Generación Dorada

El Alma demostró que no sólo es un equipo inolvidable dentro de la cancha, si no también fuera de ella. Actitudes que hablan a las claras de su espíritu deportivo y ponen en evidencia lo estúpido que nos podemos ver intentando meterlos en un juego que jamás les interesó.

La Generación Dorada sigue dejando lecciones, incluso por fuera de la cancha. Estos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, El Alma se esmeró en seguir agrandando su leyenda, incluso, lejos del básquet, más cerca del espíritu deportivo. Y más cerca de una esencia que mantienen desde el primer día.

El equipo que viene siendo liderado hace años por Emanuel Ginóbili, Luis Scola, Carlos Delfino y Andrés Nocioni, condimentado por la presencia de jóvenes como Garino, Brussino y Deck, más la confirmación de los Campazzo y Laprovittola llegó a Río con la sombra del exitismo encima. Todos esperan una última gran actuación de la Generación Dorada. Todos los que no saben mucho de este deporte.

En ese contexto, en medio de una suerte de “futbolización” del básquet, propiciada por la cercanía Río-Buenos Aires, y por lo que se ha dicho de este equipo, quizás la Selección más grande de la historia de todo el deporte nacional, llevaron a que las entradas para verlos en cancha cotizarán más que las de cualquier otro deporte y que, en sus partidos, hubiese una suerte de continuidad de lo que durante el Mundial fue el “Brasil decime que se siente”. Con una diferencia, este equipo no sólo que no necesita eso, si no que no lo alienta. Es más, lo censura.

Al finalizar el debut olímpico, ante Croacia, la Generación Dorada salió a poner paños fríos, en un Juego Olímpico en el que la rivalidad argentino-brasileña está en su punto más álgido. Ellos quieren que perdamos hasta en salto con garrocha (literal) y los nuestros los provocan en sus caras. Luis Scola y Emanuel Ginóbili dijeron que eran una “lástima” los cánticos contra Brasil. En el segundo partido, ya los hubo menos, y se reemplazó por el aliento al equipo. Primera lección.

Scola de periodismo
La segunda lección llegó luego de la derrota ante España, que dejó fuera de los JJOO al Brasil de Ruben Magnano, DT del equipo argentino en el Oro en Atenas, punto máximo de rendimiento de la GD. La derrota, además, implicó algo más: con este resultado, y con la canallada lituana de horas después, Argentina se verá las caras con el Dream Team en cuartos de final. Más allá de que a los argentinos nos encanta la épica, lo cierto es que hoy por hoy, las chances de vencer al equipo NBA son 1/1000 siendo buenos y generosos con los nuestros. ¿Entonces? Entonces, la derrota ante España fue una pésima noticia.

Sin embargo, el Diario Olé, paradigma del ‘diario deportivo’ en la Argentina, muchísimo más termo que sus símiles de España, eligió pegarle a Brasil en el piso y no reflejar el hecho que, en lo práctico, haber perdido con los ibéricos es, a menos que ocurra un milagro, la salida del equipo de los Juegos Olímpicos.

El diario eligió para su tapa: “Voce la tiene mais dificil”, en referencia a que, con el resultado, Brasil quedó afuera. Y, sobre el choque contra los yanquis, puso: “¿Duro? Sí”. La tapa, que buscó ser picante con el rival, ignorando el hecho de lo mala noticia que es enfrentar a USA, puso a Luis Scola al mando de su Twitter y marcándole la cancha, no sólo a Olé, si no a todo el periodismo bobo que celebra más la desgracia ajena que la alegría propia, filosofía hermana del aguante.

 

El tuit, elocuente por donde se lo mire, es el segundo del Luifa desde el inicio de los Juegos. El anterior había sido de él, encabezando a la delegación como abanderado. Y sí, lo hicieron enojar.

La Generación Dorada debe su apodo a que ganó mucho, cuando nadie se lo esperaba. Nunca recurrió a nada extraño y nunca cargó al rival de turno. Sus protestas, incluso, se enmarcaron dentro de un profundo respeto, como cuando le robaron el Mundial de Indianápolis 2002. Entonces, esta bravuconería, muy digna del futbolero medio, que hace a la cargada casi que una forma de ser, les queda muy chica. Ínfima. Y a algunos medios y periodistas, el espíritu de esta Generación le queda enorme. Casi tan enorme como es el corazón de estos tipos. ¿Cómo no los vamos a extrañar?.