La jornada del sábado será otra más que quedará grabada en la memoria de la ciudad de las diagonales. Una ciudad acostumbrada a las fiestas, el rock, cuna de históricos como Patricio Rey y Virus. Con todo ese historial a cuestas, la ciudad de La Plata se dispuso a recibir a La Renga en el Estadio Único Diego Armando Maradona. Y como siempre, el público vivió una noche inolvidable para dar inicio a la serie de recitales que tiene preparados la banda de Mataderos.
Desde temprano se sentía la alegría en el aire. Alrededor de las 19 hs, la avenida 32 parecía un hormiguero por el que se movían en todas direcciones los fanáticos que comenzaron la previa desde temprano. Mientras que la calle se decoraba con vendedores ambulantes, el bulevar era el punto de encuentro para quienes se juntaban en la ciudad a tomar algo o simplemente a descansar en el pasto.
Las canciones de La Renga que sonaban desde los parlantes de los autos se mezclaban con las voces de los vendedores anunciando comida, bebida y merchandising de la banda. Mientras tanto, el aroma de las parrillas se fundía con el olor de la pólvora de la pirotecnia. En ese clima, donde el calor de las almas de fiesta impedía el paso del frío del abril platense, empezó la marcha hasta el estadio donde ya estaban tocando las bandas que cumplieron con creces la función de antesala del gran banquete.
EL ESTADIO, UNA OLLA A PRESIÓN
Ya cerca de las 21 hs la situación parecía empezar a oscurecerse. Mientras se hacía sentir el bullicio de la gente, afuera se encontraba la policía bonaerense con sus viejos hábitos de represión durante eventos masivos. Las explosiones de pirotecnia se confundían con los disparos de balas de goma mientras el público apuraba el paso para ingresar y escapar de los gases lacrimógenos, dando lugar a un hecho lamentable y totalmente evitable que opacó lo que se vivía en las calles.
Sin embargo, ya cerca de las 22 hs, el público sorteó la represión y ya se encontraba dentro de un estadio conde no cabía ni un alfiler. En un show correspondiente a la presentación de “Alejados De La Red”, los fanáticos respondieron de igual manera a la consigna y se desconectaron para poder disfrutar a pleno el show. En un mundo globalizado donde todo se comparte al instante en redes sociales, en el Único era posible contar las luces de celulares encendidas en lo que era un mar de almas imposible de distinguir donde termina una persona y empieza la otra.
Banderas blancas, rojas y argentina flameaban en el campo al igual que un paraguas de un grupo de Caraza. Trapos de Lanús, San Miguel, Laferrere, Rosario, Mendoza y Moreno colgaban en las tribunas mientras bajaba el grito de “Vamos La Renga, con huevo vaya al frente”. Así, las luces se apagaron par que los asistentes griten desaforados. Sobre un escenario con pantallas cortadas para emular la forma de una ciudad, el bajo de Tete hace temblar los cimientos del estadio y el primer rugido de Chizzo retumba en el interior de los espectadores para dar inicio al banquete.
LA RENGA RUGIÓ EN EL ÚNICO
La Renga dio una demostración de poder en su primer recital en La Plata. Abriendo el show con “Buena pipa”, dejó en claro que si querían podrían derribar el estadio con la fuerza de la guitarra de Chizzo, el bajo de Tete y la batería del Tanque. Aunque el primer tema comenzó con algunos desacoples de sonido, lograron resolverlos para luego deleitar a los fanáticos con “Parece un caso perdido”, otro de los éxitos del nuevo álbum.
Así, la banda de Mataderos mantuvo los decibeles en lo más alto donde mechó durante dos horas y media todo el repertorio del disco que presentaron con algunos de los clásicos más queridos por la gente.
Ya a partir de la tercera canción, el público en las gradas entendió que era un show para vivir en el campo. Cuando sonaron los primeros acordes de “A tu lado”, el público bajó como una avalancha por los escalones de las tribunas para sumarse al pogo. Luego, continuaron con “A la carga mi rock and roll” y “Tripa y corazón” para que la marea de espectadores delire desde todos los sectores. Mientras los fanáticos saltaban al unísono y las banderas flameaban, Tete corría de un lado al otro del escenario para golpear los alambrados de la platea y alentar a sus seguidores.
Uno de los momentos más emotivos de la noche se dio cuando Chizzo frenó la lluvia de canciones para dedicarle unas palabras a la abuela Nelly. Luego, le dedicaron a la querida motoquera “Motoralmaisangre” para después tocar “Nómades”, seguido de hits como “Cuándo vendrán” y “En El Baldío”. Solamente se bajaron un poco las revoluciones después de una hora para tocar los “lentos”, según Chizzo, “El cielo del desengaño” y “Alejado de la red”.
La banda siguió con su mezcla de temas viejos y nuevos intercalando “El twist del pibe”, “El rito de los corazones sangrando” y “Arte infernal” con “El que me lleva”, “En bicicleta” y “Elefantes pogueando”. Más tarde, llegó la hora de “Oportunidad oportuna” donde se volvieron a hacer presente los problemas de sonido. Finalmente, la banda anunciaba que se acercaba el final de show con “La razón que te demora” y “El final es en dónde partí”, generando una explosión de las almas que eran inmunes al frío y el viento platense.
Alrededor de las 00hs la banda se tomó una pausa de 10 minutos para volver con todo en el cierre de la jornada. “Panic Show” y “Oscuro Diamante” levantaron a todos los presentes para cerrar con “El viento que todo empuja” y “Hablando de la libertad”. De esta forma, el trío más poderoso del rock nacional dio por finalizado el banquete. Ahora, quedarán dos fechas más en las que el grupo de Mataderos sacudirá a la ciudad de las diagonales. Desde ayer y hasta la próxima semana, el ambiente en la capital bonaerense será la casa de los mismos de siempre que harán la vigilia hasta el miércoles 27. Volvió La Renga a Buenos Aires, volvió el rock a La Plata.
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