A pesar de las dificultades que enfrenta la música en Argentina, Nvlo se distingue como un caso que desafía la normalidad impuesta por el contexto económico y social, el cual suele poner trabas al crecimiento sostenido de los proyectos a largo plazo. Con una propuesta que fusiona death metal y hardcore, conocida como deathcore, la banda ha logrado, desde su formación en 2017, consolidar una ética de trabajo que basada en la tenacidad, la dedicación constante y la firme convicción de que cada paso que dan tiene un propósito claro.
Este inicio de 2025 los encuentra ante un desafío significativo: su segundo show en el Teatro Vorterix, luego de haber atravesado un 2024 de notable visibilidad y exposición. Con cuatro discos lanzados en apenas cinco años —“Ira” (2018), “Nulo” (2019), “Fosa” (2021) y “Eclosión” (2023)— el cuarteto se propone seguir consolidando su crecimiento, buscando sumar más seguidores a su “Club Atlético Breakdown”. Esta iniciativa les permite mantener un contacto cercano y constante con sus fans, quienes parecen encontrar en cada show nuevos motivos para sumarse a la propuesta de la banda. Pasado, presente y futuro de una de las realidades más interesantes del metal argentino contemporáneo.

RNB: El 2023 y 2024 fueron años intensos para la banda. ¿Cómo evalúan ese crecimiento y qué representa para ustedes este nuevo Vorterix?
LP: Creo que 2023 fue un año disparador. Tocamos en el exterior (Ndr. ganaron un concurso que los llevó al Wacken, uno de los festivales más importantes del mundo) hicimos nuestro primer Vorterix, lanzamos “Eclosión” y cerramos el año con un show en el Teatro Flores presentando el disco. Durante 2024 giramos mostrando el disco, estuvimos en el Knotfest (Ndr. Abrieron la jornada en el Parque de la Ciudad en un festival que cerró Slipknot) y en la fecha junto a Bring Me The Horizon (Ndr. Fueron soportes a fin de año en el Movistar Arena), lo cual me parece que nos dio una visión diferente. Me parece que Vorterix es una convocatoria que marca el cierre de ese ciclo y la transición hacia algo nuevo. Notamos un cambio en el público: gracias a estas experiencias sumamos gente nueva que se enganchó con lo que hacemos. Eso nos motiva a ofrecer algo diferente en cada show, ya sea en la selección de temas, la puesta en escena o los detalles técnicos. Es indudable que hay un público diferente al que tuvimos el 2023, entonces queremos ofrecer algo distinto a lo que ya vieron.
RNB: A lo largo de los años, la banda ha crecido de manera sostenida, siempre sumando más de gente en cada show, a pesar de ser una propuesta extrema ¿A qué atribuyen ese desarrollo en un contexto donde pocas bandas del género logran mantenerse?
LP: No sé si tengo una explicación concreta, pero creo que principalmente todo se debe a la constancia. Desde finales de 2017, salvo el parate obligado por la cuarentena, nunca dejamos de trabajar. Nos aseguramos de ofrecer siempre algo nuevo al público, sin permitirnos pausas largas. La estrategia siempre fue seguir adelante sin dar respiro, sorprender con cada paso y evitar repetirnos. Internamente, la banda funciona como un equipo donde todos los días hay algo por hacer. La dedicación es total, desde la composición hasta la gestión y promoción. También influye el hecho de que cada integrante ha crecido artísticamente y ha buscado aportar más a la propuesta. No podemos darnos el lujo de parar, descansar o bajar la guardia. Tratamos siempre de estar al pie del cañón para con nosotros mismos, para con el público y para con la escena en general.

RNB: Hay una relación directa entre la industria musical y las redes sociales, ¿creen que la presencia constante es clave para mantenerse vigentes?
LP: Sí, tanto por una cuestión personal como por exigencias del entorno. Nos apasiona el proyecto y queremos explotarlo al máximo, pero también sabemos que el ritmo actual de la industria y las redes exige ofrecer contenido de manera constante. Si aflojas, el algoritmo y el público lo notan. Hoy no alcanza con sacar un disco y esperar, hay que estar siempre activos. Es muy difícil, pero vale el esfuerzo. Ninguno de los integrantes de Nvlo vive de la banda ni se sustenta con ella. De hecho, lo que hemos logrado hasta ahora es que, en cierta medida, la banda se sostenga sola a través de la venta de entradas y merchandising, que es clave para prácticamente todas las bandas. También es complicado hacer merch, porque antes de vender tenes que hacer la inversión, y son montos grandes. Mandar a hacer 70 remeras hoy en día implica una suma importante de guita. Por suerte se venden bien, pero siempre estamos lidiando con este equilibrio. A veces nos pasa que estamos laburando en nuestros trabajos, agotados, estresados, pero tenemos que estar atentos al teléfono, porque la banda no descansa. Siempre decimos que es como un bebé frágil, recién nacido al que hay que cuidar todo el tiempo. No le puede dar una brisa fuerte, no se puede tocar con las manos sucias, no se puede golpear. Es así, hay que mantenerla bien alimentada, limpia y en un lugar seguro. Y eso cuesta, porque todos remamos. Hasta hace poco yo era paseador de perros, lo hice durante ocho años. Dejé de hacerlo en octubre, pero a lo que voy con esto es que somos todos laburantes, con nuestras responsabilidades, y al mismo tiempo ponemos todo en la banda. Nos está yendo bien, pero seguimos remándola. A veces hay que poner guita del bolsillo, pero lo veo como una inversión en el proyecto, no como un gasto. Creo que lo mejor que le puede pasar a alguien que está armando su proyecto es entender eso: la plata que pones no es plata perdida, es inversión. A la larga, la banda se convierte en una especie de empresa, a la que hay que mantener con los “impuestos pagos y el aire acondicionado funcionando”, por decirlo de alguna manera. No es fácil para ninguno de nosotros. La situación económica hace que tener una banda en Argentina sea mucho más difícil que en otros lugares. Creo que incluso en Chile es más sencillo, tanto por los costos como por cómo se manejan los lugares donde tocas. Pero bueno, es una remada constante, y la hacemos entre todos.

RNB: Incluso a nivel compositivo los discos siguen esta lógica de trabajo continuo: “Ira” (2018), “Nulo” (2019), “Fosa” (2021) y “Eclosión” (2023) tienen poco tiempo de diferencia entre sí aun teniendo en cuenta que hubo una pandemia ¿Sentís una evolución en cada disco más allá del poco tiempo entre uno y otro?
LP: Creo que sí la hay y me atrevo a utilizar esta palabra que mencionaste. Hay una evolución clara, tanto a nivel técnico como artístico. Desde “Ira” hasta Eclosión, hemos experimentado con nuevos elementos, agregando más melodía, mayor estructura en las canciones y una composición más pulida, más allá que siempre estemos dentro del death metal, hardcore o deathcore, según quien le ponga el nombre. “Fosa” creo que fue un punto de quiebre, un disco atravesado por la pandemia, introspectivo y oscuro. Ahí comenzamos a darle otra vuelta de tuerca a las letras, a darle otro formato a las canciones. Después, “Eclosión” marcó un renacimiento frente a la oscuridad que habíamos atravesado. El concepto de cada disco responde al momento que vivimos como banda y como individuos. Nos animamos a explorar nuevos formatos sin perder nuestra identidad en el deathcore y el metal extremo.
RNB: ¿Cómo trabajan la composición de las canciones?
LP: Es un trabajo colectivo. Todos aportamos desde distintos lugares, incluso con riffs o ideas de arreglos. En los primeros discos, las letras surgían de forma más espontánea, pero con el tiempo empezamos a conceptualizarlas previamente. A mí me gusta mucho el rap, por eso la mejor manera de definir cómo trabajaba en ese momento es la del freestyle, con letras que fluyeron rápidamente sin tanta conceptualización. Obviamente que en el proceso había correcciones, pero la dinámica era escribir, meterme al estudio y grabar. A veces, escribir sin música puede ser un desafío porque luego hay que adaptar la letra a la estructura del tema. También hemos ido integrando elementos del rap, la metafísica y el esoterismo en las letras. En los dos últimos discos adoptamos un enfoque diferente en la composición de las letras. En lugar de escribirlas de manera espontánea, comenzamos a trabajar previamente en su concepto, definiendo qué mensaje queríamos transmitir en cada canción. Así, cada letra tenía un propósito más claro dentro del álbum. A pesar de esto, siempre tuve libertad para escribir, y los chicos confiaron en mi criterio. En general, recibieron muy bien mis letras, por lo que la responsabilidad de definir de qué hablaría cada canción recayó en mí. Sin embargo, todos aportan ideas y opiniones. En algunas ocasiones, escribí algo que no convenció al resto y me pidieron ajustes para que encajara mejor con la identidad de la banda. Creo que lo más lindo de hacer música es precisamente eso: lograr que todos estemos alineados y satisfechos con lo que creamos. Cada integrante cumple un rol fundamental en el proceso.

RNB: Las letras tocan temas personales y sociales, pero desde un enfoque más metafórico que directo. ¿Cómo construyen esa identidad en las canciones?
LP: Siempre buscamos que tengan múltiples interpretaciones. Hay una carga personal en muchas de ellas, pero también cuestiones sociales que nos atraviesan. No queremos ser explícitos, sino generar reflexión. Nos influenciamos por artistas que usan la metáfora para transmitir sus mensajes y tratamos de aplicar esa estética a nuestras letras. También hay referencias filosóficas y conceptuales en nuestras composiciones, como en “Eclosión”, donde el concepto de renacimiento se vuelve central.
El concepto de “Eclosión” tiene una conexión directa con “Fosa” en esta idea de salir de las profundidades y la idea de emerger, ¿Cómo se dio esa transición?
“Fosa” fue un disco compuesto en plena pandemia, marcado por la incertidumbre y el encierro. “Eclosión” simboliza el renacimiento después de esa etapa, la salida del agujero. Si prestas atención al arte de “Eclosión” y miras en la parte inferior, también está la fosa. Es como el tipo saliendo de adentro de la fosa y encontrándose con un nuevo panorama, un nuevo mundo básicamente, que fue un poco lo que nos pasó también. Por eso leímos ese enfoque como de un nuevo comienzo. La banda creció y maduró en ese proceso y eso fue muy importante para nosotros.
RNB: Al escuchar las letras y leerlas con detenimiento parece haber una cuestión generacional en las temáticas y la manera de expresar lo que te pasa ¿Vos lo sentís así?
LP: Me cuesta asumirlo por una cuestión de ego, pero creo que algo de esto hay. Siempre tuve esta forma de escribir más metafórica, no tan directa. Me influenciaron artistas que utilizaban este estilo para abordar problemáticas sociales y emocionales. No intento cambiarle la vida a nadie con mis letras, pero sí generar reflexión y conexión con quien las escucha. Muchas veces, lo que comienzo escribiendo como algo muy personal termina siendo algo con lo que otros también se identifican. En las canciones de Nvlo, hay una crítica social implícita, pero no es frontal ni evidente, lo que permite que la interpretación de cada oyente sea más libre. En “Eclosión”, por ejemplo, hay una mezcla de temáticas: algunas canciones tienen una carga social, mientras que otras son muy personales, reflejando luchas internas y emocionales. Me interesa el esoterismo, la metafísica y la astrología, y aunque no escribo directamente sobre esos temas, sí uso ciertos conceptos y símbolos para enriquecer las letras. Me gusta pensar que mis letras invitan a la reflexión, que no son solo sobre lo que está pasando, sino sobre cómo nos afecta como individuos, sobre cómo todos enfrentamos nuestros propios demonios internos. A medida que fui creciendo, me di cuenta de que muchas de las cosas que escribí desde un costado personal también resonaban en las experiencias de los demás. Ese es el poder de la música: conectar a las personas a través de lo que uno siente y lo que uno expresa, pero con la posibilidad de reinterpretar esas emociones. Además, trato de darle un toque artístico a todo lo que escribo, una especie de “vuelta de rosca”, para que no sea tan directo y obvio. Mi objetivo es que las letras, aunque aborden temas como la lucha emocional o las críticas sociales, dejen espacio para la interpretación. La magia del arte está en eso, en poder transmitir ideas complejas de una forma que cada quien pueda tomar lo que necesita.
RNB: Hace un rato hablabas del cambio de “Fosa” a “Eclosión”, ¿Hay algún tipo de línea conceptual en este último disco? Desde afuera se escuchan temáticas similares
LP: No lo pensamos conceptualmente, pero seguramente haya temas que se repiten. Por ejemplo, la canción “Jronos” es un tema que tiene las dos caras de la moneda. Cronos, el dios del tiempo, representa cómo a veces sufrimos al estar atrapados en las agujas del reloj, cómo nos resistimos a dejar que el tiempo pase. Nos quedamos pensando en el pasado o preocupados por el futuro, sin abrazarnos realmente a lo que está sucediendo en el presente. Quise darle una “vuelta de rosca” a este concepto. Por eso, cambié la ortografía de Cronos con “J” en lugar de “c”, como se escribiría en griego. Quería darle una versión más personal y, en cierto modo, más “argentina” a la idea. Me gusta tomar un concepto y transformarlo en algo que refleje lo que quiero decir, de manera concisa, pero sin ser tan obvio. Como te decía antes, prefiero que la gente se cuestione sobre lo que estoy hablando, en lugar de darle una interpretación literal. Entonces la idea de concepto no está tan clara en el disco.
RNB: El inicio y el final del disco parecen muy interesantes en ese sentido con alguien “encontrando la luz” en “Claridad” y “La Cura” al final, ¿Cómo se relacionan entre sí?
LP: “Claridad” es un tema que representa a alguien saliendo de la fosa. La primera línea del disco, “Despierto en una nueva dimensión, bordeando los límites del abismo”, ilustra a este personaje saliendo del agujero y encontrándose con una nueva realidad. Por otro lado, “La Cura” es el tema más personal del disco. La letra es muy íntima, pero también toca esa sensación universal que experimentamos cuando enfrentamos un dolor profundo, algo que nos hiere tanto que no queremos caer nuevamente en el mismo lugar o situación, como si estuviéramos atrapados en el mismo agujero. No quiero vender una idea de conexión profunda, sino que simplemente es un inicio y desenlace que surgieron de manera natural en la evolución del disco. Fue algo que se dio sin forzarlo, algo que realmente emergió del proceso creativo.
RNB: En términos de sonido, “Eclosión” muestra una búsqueda más melódica dentro del metal extremo. ¿Fue algo premeditado?
LP: Sí, queríamos evolucionar sin perder la esencia. Nos interesa mantener el peso y la agresividad, pero con una estructura más cancionera y momentos melódicos que permitan al público conectar mejor con la música. Queríamos generar ambiente, tomando referencias de bandas como Gojira, algo que me encanta porque más allá de ser hiper pesados tienen esta cuestión atmosférica que te introducen en un lugar “extraño”. También pensamos en la voz como un elemento más dentro de la composición, buscando que las líneas guturales sean más cantables sin dejar de ser pesadas. Nuestra intención era alejarnos un poco del formato de banda de deathcore convencional. Tuvimos momentos en los que armábamos canciones súper agresivas, muy “podridas”, muy deathcore, pero no queríamos quedarnos atrapados en esa fórmula. Lo que buscamos fue mantener la esencia del género, esa agresividad característica, pero al mismo tiempo darle forma a canciones que tuvieran estructura, estribillos pegadizos y letras que la gente pudiera cantar. Queríamos que cada tema no solo fuera un palo a la cabeza, sino también una canción que la gente pudiera disfrutar y entender. El deathcore, como está hoy, tiende a ser muy extremo, con cantantes intentando superar el nivel de brutalidad del anterior, buscando el grito más asqueroso. Personalmente, no me he influenciado exclusivamente por cantantes de deathcore. Crecí con bandas como Slipknot, Korn y Pantera, que tienen una mezcla de agresividad y melodía. Traté de encontrar un equilibrio entre esos elementos: tener un tema que se pueda cantar, con una letra y un estribillo que se entiendan, y al mismo tiempo, ofrecer el condimento “deathcore” cuando es necesario. Sin embargo, no nos interesa que la brutalidad sea lo principal; para nosotros, el enfoque está en crear algo más completo, que tenga un mensaje claro y no solo agresión por agresión.
Una conexión diferente
Rock and Ball mezcla la música con el deporte y ustedes promueven el “Club Atlético Breakdown” ¿De qué se trata?
Tiene una historia muy graciosa. Yo soy de Neuquén Capital, vivo en Buenos Aires desde hace casi nueve años, y en 2021, tocamos en Cipolletti, cerca de Neuquén, con una banda amiga de allá llamada Aversus. Después de terminar un tema con un breakdown súper pesado, mientras la gente aplaudía, Juan Gramaglia, bajista de esa banda y gran amigo nuestro, gritó ¡Club Atlético Breakdown! así de la nada. En ese momento, nos miramos en el escenario y nos reímos mucho. Al bajar, le comenté a los chicos: “¿Escucharon lo que gritó ese tipo? ¡Club Atlético Breakdown!”. Quedamos con esa impronta y seguimos jugando con la idea en el grupo. Les dije a los pibes: “Tenemos que hacer un logo, algo gráfico que represente esto”. Al mismo tiempo. Teníamos un público joven y energético, que a veces llamábamos “atletas” por la intensidad con la que se movían, haciendo círculos, saltos, acrobacias. Era una locura. Así que, a partir de ese comentario, decidimos crear el logo, y cuando lo mostramos, la reacción fue mucho mayor de lo que esperábamos. Lo hicimos casi como una broma, pero terminó creando un sentido de pertenencia entre la gente, algo que ni siquiera habíamos anticipado. El escudo quedó tan bien que ahora está totalmente patentado. La remera con el logo en el pecho y el escudo en la espalda es, sin dudas, la más vendida. Es como un uniforme, una marca de identidad. Esta idea de darle un aspecto gráfico a algo tan sencillo generó una conexión real con la gente. Lo gracioso es que muchos lo adoptaron como algo más allá de una broma, diciendo “hinchas del club por siempre”, generando una vibra muy futbolera, ¿viste? Creo que es algo necesario, ese sentido de comunidad, esa sensación de ser parte de algo, como los “Maggots” de Slipknot o los fans de otras bandas, donde la gente siente que pertenece a una tribu con una identidad propia.
RNB: ¿Es importante para ustedes construir un vínculo cercano con el público?
LP: Para mí, esa conexión entre banda y público es fundamental. También soy público, y disfruto enormemente de ver a las bandas que me gustan. A veces es necesario que, como músicos, no perdamos esa conexión con la gente. Yo lo hablo por mí, claro, no quiero imponerlo. Pero la realidad es que la cercanía entre el artista y el público es esencial. Todos hemos tenido esa sensación de ser fan de alguien, sentir que somos parte de algo, y luego, cuando conoces a tu ídolo y resulta que no es lo que esperabas, te puede afectar. La relación, la cercanía y la sensación de que los artistas son personas de carne y hueso, como cualquiera de nosotros, es fundamental para mantener esa conexión humana. A pesar de que ya no somos unos chicos de 20 años, seguimos siendo “pibes de barrio”, con 30, 35 años. La cercanía con el público siempre tiene que existir. La gente tiene que recordar que el artista que les gusta, en realidad, es solo una persona más. Esta conexión humana, ese costado genuino, es lo que realmente importa. Lo que todos esperamos es que el artista también nos devuelva esa intimidad, mostrándonos que son personas con las que podemos llegar a tener un vínculo real.

Comentarios