Alan Sutton es un joven escritor y cantante argentino. En 2014, comenzó a moldear sus escritos y transformarlos en canciones. Esto llevó a su primer disco, “Alan Sutton y Las criaturitas de la ansiedad”, publicado en abril de 2018. Hoy, la banda presenta “Hombrecito con los pies en la tierra”, un disco conceptual dividido en tres partes.

Actualmente, el compositor presenta la segunda parte: “Con los pies”. A través de cuatro canciones, Sutton plantea –o más bien, denuncia- problemáticas de la sociedad. Con letras crudas y directas, habla sobre el poder y los medios de comunicación, y de cómo es convivir con eso.

El trabajo de Alan Sutton se caracteriza por abordar distintos estilos musicales, no hay un patrón único que pueda identificarlo. También, el humor, la ironía y el histrionismo están muy presentes.

RNB: ¿Cómo se dio la elección de publicar un disco dividido en tres en tiempos en que los artistas lanzan singles?

Alan Sutton: Decidimos intentar combinar las viejas nostalgias de un álbum completo, con todo lo que eso implica, y acercarlo un poco a los formatos de publicación contemporáneos. Fue así que llegamos a esta forma como “en serie”, publicando tres partes de cuatro canciones. De esta manera pudimos darle a nuestro público canciones y, mientras tanto, algo que esperar.

RNB: ¿Qué diferencia hay entre las tres partes que componen el disco? ¿A qué responde esta división?

AS: El orden de las doce canciones estuvo establecido desde un principio, incluso antes de pensar dividirlo en tres partes. La división en nada afectó la cronología del álbum. El disco comienza planteando un escenario, poco alentador, en donde nos encontramos como individuos en una era de estimulación constante y poca satisfacción.

Por otro lado, a medida que evoluciona el álbum, ya para la segunda parte, vemos el conflicto real detrás de todo esto: quiero más que lo que me fue dado, siento que en algún momento hubo plenitud y ahora está perdida; un paraíso que ya no está. Finalmente termina con una premisa simple, pero a la vez compleja: lo que es, podría haber sido mejor, pero nada es del todo malo, no existe ni el negro ni el blanco, tan solo matices.

RNB: Con estas diferencias, ¿qué factor (o qué factores) une a estas tres partes?

AS: La unificación de estas tres partes es justamente el viaje de los personajes establecidos en el álbum, desarrollándose en esta “Era del Rivotril”. Todos ellos responden a distintas miradas dentro de un mismo marco y evolucionan entre las tres las secciones del disco, que a su vez terminan siendo una suerte de introducción, conflicto y desenlace.

RNB: Esta segunda parte del disco tiene letras directas, se nota la crítica a los medios de comunicación o al poder. ¿Cómo fue la composición de estas letras? ¿Fue más una necesidad de descargar, de plantear una “denuncia”?

AS: Esta segunda parte es de alguna forma el conflicto. Todas las canciones y personas hablan de las dolencias y carencias que nos afectan hoy en este mundo individualista y contemporáneo. Las composiciones se dieron en distintos momentos y fueron ligadas posteriormente en el álbum. Todas tiene lo mismo en común: algo no cierra, algo está mal.

No creo que haya sido una necesidad de plantear una denuncia, sino más bien aportar una mirada y desarrollar mi propia visión de nuestro actual contexto. Si bien las canciones hablan, a veces, desde un absoluto, sentimos que no existen realmente los extremos ni las verdades objetivas. Buscamos simplemente mostrar una más de las miles de ventanas posibles desde las cuales se puede mirar la “realidad”.

RNB: En este contexto, ¿sentís que estas nuevas canciones toman un nuevo sentido o que se reafirma su sentido?

AS: Creo que de alguna forma esta pandemia, si bien ha modificado nuestras conductas y rutinas de una manera radical, no deja de ser una prolongación de lo que ya ha sido. El sentido de las canciones sigue siendo el mismo: nuestro mundo es injusto, los sectores de poder cuentan sus verdades absolutas a través de los medios de comunicación masivos y, paralelamente, existe en nosotros una incredulidad tremenda y una herida que se mantiene eternamente abierta.

RNB: En 2014 empezaste a transformar tus escritos en canciones, ¿de dónde surgió esta necesidad?  ¿En qué aspectos sentís que cambiaste de ese momento en que emprendiste tu trayecto musical?

AS: No lo veo como una necesidad, sino más bien como una consecuencia. La música apareció en mi vida en el 2014 de una forma que no podía ignorar. El formato escrito que venía utilizando como medio de reinterpretación me quedó chico cuando encontré el mundo de la canción. Un mundo en donde las palabras, intencionalmente, funcionan como espejos de múltiples entendimientos. Las verdades cambian según el oyente.

RNB: ¿Cómo los afecta personal y profesionalmente este contexto? ¿Cómo se contiene la ansiedad del vivo, con estas nuevas canciones?

AS: Nuestro plan original era lanzar el disco durante tres meses consecutivos para luego irnos de gira por todo el interior del país. Dada la situación actual, decidimos que la división entre cada una de las partes sea mayor, lo que de alguna manera fue positivo ya que pudimos planificar y realizar nuevos contenidos que nos han sido extremadamente gratos.

En cuanto a la banda, si bien estamos parados y no podemos tocar en vivo, procuramos seguir encontrando formas para comunicarnos con nuestra audiencia, ya sea desde los streaming, como desde las redes sociales. En el plano individual, ha sido un año duro donde hemos tenido que adaptarnos de la mejor manera posible y encontrar la forma de solventarnos. Por último, en cuanto a la ansiedad, como siempre, no se la contiene, sino que se habita junto a ella y se la deja atravesar para así transformarse en lo que tenga que transformarse.