Rock

Viejas Locas y la tentación por la tragedia

Viejas Locas generó un escándalo que podría haber terminado en una tragedia cuando no se presentó a tocar en la fecha que suponía su regreso tras un año y medio de ausencia. El Club Argentinos del Norte literalmente ardió cuando Cristian "Pity" Álvarez apareció en el escenario con ocho horas de retraso, dejando al descubierto otras cuestiones legales relevantes para el caso.

Viejas Locas en Tucumán (La Gaceta de Tucumán)
Viejas Locas en Tucumán (La Gaceta de Tucumán)

El pasado sábado 07 de abril iba a ser muy especial, ya que luego de un período de ausencia, Viejas Locas regresaba a los escenarios. El lugar elegido fue el Club Argentino Del Norte, situado en la provincia de Tucumán, donde todo estaba listo para que se viviese una verdadera fiesta. Lamentablemente, lo que sucedió fue un verdadero desastre -con equipos de sonido e instrumentos quemados y técnicos golpeados- provocada por un retraso de más de seis horas por parte del siempre inestable Cristian “Pity” Álvarez, quien volvió a desaprovechar una gran oportunidad y decepcionó a miles de sus fanáticos que habían hecho un gran esfuerzo para ir a verlo.

Un año y cinco meses separaban a Viejas Locas de la última vez que había pisado los escenarios y según las palabras de su líder, iba a ser la demostración de que se encontraba en un gran momento personal. Si bien la relación del Pity con las drogas es ya de público conocimiento, en sus más recientes entrevistas había aparecido bastante centrado tras un período de rehabilitación en una clínica después de un accidente mientras manejaba su motocicleta. La presencia como miembro estable de Fernando Samalea, ex baterista de Charly García y Gustavo Cerati, hacía creer que las cosas habían cambiado, algo que la realidad se encargaría de poner en su lugar.

La secuencia principal es simple de explicar y entender: Viejas Locas debía tocar el sábado 07 de abril en el Club Argentinos del Norte, Tucumán, a las 22:00 horas. Cerca de la 01:30 de la mañana, un mensaje en tono jocoso por parte de Álvarez, grabado desde un celular, en el que explicaba que estaba en Buenos Aires por un “gravísimo problema” y que “si me aguantan una hora, nos vemos por ahí”. Cerca de las 05:00 AM se terminó de confirmar que el show era una estafa y comenzaron los desmanes y actos de vandalismo por parte de un público enfurecido. Las víctimas principales fueron los miembros del equipo de sonido y luces que vieron todas sus herramientas de trabajo destruidas por el fuego (muchos de ellos fueron agredidos físicamente), sin tener nada que ver en lo que refiere al desastre organizativo.

En declaraciones al Diario Clarín, una allegada al músico explicó que gran parte de la  multitud -exacerbada por lo que sintieron como una estafa- tomó por asalto el escenario, destruyó y robó equipos e instrumentos y además puso en riesgo la integridad física de los técnicos y la seguridad de la banda que trató de defender los bienes materiales. Además, agregó que no había ningún operativo de seguridad fuera del lugar y que habían sido abandonados en el medio de la locura que se vivió.

Y aquí es donde hay que poner el acento, ya que la secuencia secundaria es bastante más compleja. El recinto elegido para realizar el show de regreso de Viejas Locas estaba clausurado como lugar de espectáculos artísticos desde el pasado 24 de marzo, algo que tanto el productor Lucas Salinas como Cristian Álvarez evidentemente decidieron ignorar. Hasta el momento, no ha quedado en claro desde donde partió la autorización para realizar un evento que – más allá de todo lo sucedido a altas horas del domingo- en sí mismo era un muy grave ilícito.

Más allá de este dato, la banda continuó con los preparativos para la fecha y una semana antes estuvo probando sonido en Tucumán. El Pity brilló por su ausencia a pesar de tener el pasaje en sus manos y a pesar de que las cosas no estaban listas, se decidió acelerar el proceso dentro del predio para poder cumplir con todas las cuestiones básicas que requiere un show de tamaña magnitud. Como un edificio al que se le ven todas las estructuras, todo parecía indicar que las cosas no iban a salir del todo bien y que la tragedia podía volver a presentarse en la ya muy lastimada escena de rock local.

A las 07:00 AM del sábado, el controvertido frontman de la banda tenía que subirse a un avión que lo dejaría en pocas horas en Tucumán, pero nuevamente dejó plantados a sus compañeros que ya lo esperaban allí con los brazos abiertos. Tampoco se trepó al avión que salía a las 17:00 horas rumbo al Norte argentino, diciendo que el productor no le había pagado lo que correspondía, exigiendo su presencia en su casa de Lugano.

Previo a este escenario tan caótico como triste, cerca de las 20:30 varios funcionarios de la Dirección de Bromatología y Control del municipio de San Miguel se habían presentado con los avales que oficializaban la clausura del estadio ¿Qué significa esto? Que para esa noche -tal como lo marca la ley- los efectivos de la Policía y Bomberos no iban a estar presentes, algo que permitió y agrandó los posteriores desmanes y actos de vandalismo y robo por los que deberían responder todos los involucrados más allá del lógico enojo por haber sido estafados.

El Pity arribó al Club Argentinos del Norte a las 04:00 de la madrugada del domingo y en lugar de salir de inmediato a calmar las aguas, se encerró en su camarín a maquillarse. Según testimonios cercanos a la banda, se mostró enojado cuando sus colegas lo apuraron para que diese la cara, algo que de manera insólita lo molestó. Terminó accediendo y encaró al público tirando besos y sonriendo, algo que solo sirvió para terminar de encender el fuego e iniciar con el desastre. Entre botellazos y gritos, el Pity fue retirado del escenario por el personal de seguridad, mientras un grupo de personas incendiaba una torre de sonido, un puesto de merchandising y se subía al escenario a robar y romper instrumentos y demás elementos allí presentes. Para fortuna de todos, no se tuvieron que lamentar ni heridos ni muertos, pero el abismo estuvo muy cerca durante esas horas de tensión y enojo en los que suele ser muy complicado pensar de manera racional.

A las 08:00 AM, el frontman seguía en camarines, sacándose fotos con quienes se habían logrado colar, mientras su staff lamentaba la -posiblemente irreparable- pérdida de seis placas de video, tres computadoras, muchísimos cables, una consola para luces, una de sonido y todo un set de batería que se había construido especialmente para esta presentación. Muchos en la interna hablan de un acto de traición y afirman que nunca más van a trabajar con el Pity, pues cruzó un punto del cual ya no hay retorno. No se sabe que será del futuro de Viejas Locas, pero lo cierto es que había mucha ilusión por una presentación esperada y con mucha preparación, que casi termina en una tragedia debido a la irresponsabilidad absoluta de un Cristian Álvarez cada vez más perdido en su propia nebulosa.