Al preguntar “¿quién fue Luca Prodan?”, las respuestas probables son muchas. Seguramente, en el sentido enciclopédico se dirá que nació un día como hoy pero de 1953 en Roma, y que fue el líder de Sumo, entre otros detalles de su vida. Pero esa sería una respuesta absolutamente banal, que no conduce a ningún destino.
Luca fue un poeta. Varias de sus canciones son poesía pura, como “Teléfonos/White Trash”, “Luces rojas” (canción que compuso en la cárcel, cuando lo detuvieron por no presentarse al servicio militar italiano), “Heroína”, o “Mañana En El Abasto”, por citar apenas cuatro.
Luca fue un pionero. Debido a su estancia en Londres, imprimió a Sumo influencias de bandas desconocidas para los argentinos como Joy Division (de hecho, el título del disco debut, “Divididos Por La Felicidad“, hace clara referencia al grupo encabezado por Ian Curtis), Van der Graaf Generator o Premiata Forneria Marconi, eso más allá del rumor de que tenía vínculos con músicos británicos en su momento.
Además, este grupo fue uno de los primeros en hacer temas de reggae en el país (incluyendo la “Hurlingham Reggae Band”, proyecto paralelo, que contaba con miembros de esta banda), con canciones como “No Tan Distintos” o “El Reggae de Paz y Amor”.
Time, fate, love
Luca fue un rebelde. Ya de chico se veía eso, cuando iba a la prestigiosa Gordonstoun College de Escocia (lugar donde estudió el Principe Carlos), lugar del cual se escapó. Años después, declararía: “Allí me enseñaron mucho, pero al mismo tiempo aprendí que la sociedad quiere que seas una marioneta: cuanto más famoso y mejor es el colegio, más marioneta vas a salir o, si no, más loco. Yo salí loco”. Esa rebeldía luego se vería en los escenarios y debajo de ellos, criticando al “stablishment” de la música argentina (mirá si efectivamente hoy hubiese cumplido 60).
Luca fue simple. No fue un “rockstar”, en el sentido de ser absorbido por la fama. No tuvo casa propia, ni auto. Lo único material que tenía era libros, revistas, discos y un walkman. “Yo soy un tipo sencillo, vos ves ahora cómo vivo, me gusta vivir así, me gusta tratar bien a la gente. (…) Yo a veces quedé durmiendo en el piso del micro, volviendo de Viedma, ponele, porque los otros asientos están ocupados. Yo podría hacerme el déspota y echar a uno de los ayudantes de las luces, decir ‘yo soy el cantante Luca Prodan, salí del asiento que yo lo quiero’. Al final no me importa, porque la pasé mejor en el piso”.
Igualmente, más allá de todo lo escrito arriba, la respuesta a nuestra pregunta del inicio aún no queda del todo contestada. Quizá la mejor respuesta sea esta: Luca Prodan fue… simplemente Luca.
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