La música transporta, permite volar, hace viajar a mundos imaginarios llenos de emociones y sentimientos. Esta frase fantasiosa cobra un sentido mucho mayor cuando se vuelve literal. Y vaya que puede volverse real. Así lo determinó hace más de tres años y medio una pareja que, con sus instrumentos a cuestas, tomó la decisión de dar un giro a sus vidas. Atrás quedaron sus trabajos, sus bandas anteriores, su rutina diaria, y Europa quedó marcada en su brújula. Cuché Tango, un dúo que hace música, viaja, y recorre nuevos horizontes, siempre al ritmo del dos por cuatro.
“Clásicos de una manera no tan clásica”. Así presentan sus temas, un repertorio de tangos conocidos, pero interpretados con un estilo particular. Aldana Lezcano Tovarovic en guitarra y voz, y Gustavo García en saxo alto, componen este binomio tanto arriba como abajo de los escenarios. Justamente es el instrumento de viento el que le da su originalidad, en algunos casos haciendo las veces de bandoneón, y por momentos dando una impronta única: “Le da otro color y sonoridad a los temas que tocamos”.
Luego de realizar algunos shows en Capital y el Gran Buenos Aires, llegó el momento de partir. “La idea es viajar con la música, no importa el destino”, aclaran. “Teníamos muchas ganas de conocer lugares, culturas, tradiciones e historias de las que habíamos leído un montón pero que queríamos ver y sentir en carne propia. Y se nos ocurrió que como músicos teníamos una buena forma de compartir parte de nuestra cultura y, a la vez, una buena forma de financiar o sustentar el viaje”.
“La idea es viajar con la música, no importa el destino”
Otra utopía que puede volverse real: vivir de lo que uno ama. “No nos resultó ni nos resulta fácil”, explican casi poniendo un freno ante esa afirmación. Y sobre eso, agregan: “Uno invierte estudiando, ensayando, componiendo, y también hay muchas horas no remuneradas buscando fechas, generando contactos, preparando los shows, haciendo pruebas de sonido. Y todo ese trabajo sólo ve resultados económicos cuando te pagan un show en vivo… que es lo que escasea con la pandemia”.
Porque a todo esto, en las calles del mundo sigue circulando un virus que cambió la vida de todos. “En un contexto normal, vamos proyectando los destinos en base a los lugares donde nos invitan o nos contratan, o también en base a los países que tenemos ganas de conocer. Pero ahora está muy difícil planificar, y nos estamos moviendo prácticamente por países que permiten la entrada de extranjeros y el movimiento interno”, cuentan amoldándose a esta nueva normalidad.
En este tiempo, más de treinta países fueron los que pisaron, y en casi veinte de ellos pudieron mostrar su música. Difícil les resulta quedarse con uno, aunque la región de los Balcanes es su favorita: “Cada país tiene algo que te termina atrapando, apasionando o enseñando. Pero le hicimos un lugar especial en el corazón a Bosnia y Herzegovina, por la hospitalidad, sencillez y calidad de su gente que nos impactó positivamente”.
El tango es sinónimo de argentinidad, no hay dudas. Y Cuché Tango lleva ese ADN argentino a través de su guitarra y su saxo, aunque en varias ocasiones, son ellos los que se sorprenden cuando se encuentran con este género esparcido por el mundo. “Es muy loco que en todos los países por los que viajamos, nos encontramos con una movida de tango, y no sólo en las capitales”, cuentan asombrados. Por ejemplo, Aldana y Gustavo fueron los primeros músicos en tocar en una milonga en Albania: “Cosas así son muy flasheras y es algo de lo que tenemos que estar orgullosos. No todos tienen el privilegio de tener una música tradicional que sea tan popular en el extranjero”.
“No todos tienen el privilegio de tener una música tradicional que sea tan popular en el extranjero”
Aunque quizá lo más surrealista que les tocó vivir, haya sido haber entrado a un estadio en Bielorrusia con una bandera argentina, como si fueran una delegación de atletas durante la inauguración de un Juego Olímpico. “Uno como músico se acostumbra a la exposición, pero en ese momento en el que éramos sólo dos frente a miles, nos agarró algo muy difícil de describir. No entendés qué hacés ahí, por qué, cómo llegaste, si les gustará”, explican algo complicado de relatar para el dúo.
En un estadio, en un bar, en la calle, o en los pies del Acrópolis. Cualquier lugar es bueno para hacer sonar sus instrumentos con aires tangueros. Y al viajar con sus acordes a cuestas, confiesan que crecieron mucho a nivel musical, a nivel pareja y a nivel personal, y que también les sirvió para apreciar cuestiones normales para uno: “tener agua potable, haber nacido en un contexto familiar unido por el amor y no por tradiciones, o no haber tenido que andar esquivando balas a los cuatro años. Al valorar eso, uno puede empatizar más con uno mismo y con el mundo que lo rodea”.
RNB: ¿Qué significa el tango hoy en día para ustedes?
Cuché Tango: Es un género que llevamos con orgullo y tratamos de honrarlo a nuestra manera, dándole un aire renovador. Está buenísimo sentirse parte de ese cambio y ver que esa transformación está funcionando para que ese género musical y cultural tan rico no quede en el olvido.