A veces sentimos que la sociedad y nuestro país progresa en cuanto a derechos, igualdad, inclusión social y demás, pero muchas otras veces nos surge la duda: ¿Es realmente así? ¿Qué tan avanzados estamos como sociedad? En un país donde se necesitan cupos laborales para incluir minorías, uno tiende a creer que las cosas no van tan bien como quisiéramos. Si bien las desigualdades las sufrimos todos en mayor o menor medida, esta vez, pusimos el ojo en lxs artistxs trans y nos preguntamos cómo es para ellxs vivir en una sociedad con problemas sociales y culturales estructurales tan fuertes y discriminatorios.

Tomás Llacanfil Williams es un cantante y guitarrista trans, que a los 5 años comenzó a incursionar en el mundo de la música, tomando clases en su ciudad, Gaiman, en Chubut. La vida -y los estudios universitarios- lo trajeron a Buenos Aires, a la ciudad de las diagonales, donde empezó a tocar cumbia en Cachitas Now!, donde sigue hasta el día de hoy.

“Como banda fuimos transitando el feminismo y abordando las cuestiones de género como colectivo, sintiéndonos cada vez más convocades a participar en el movimiento con nuestra música. Fue desde este teje, que fuimos construyendo entre todes, donde pude también ir conociendo e indagando más profundamente el ‘quien soy’, y tomé la fuerza que necesitaba para poder encarar mi transición. Hace poco más de dos que me nombré Tomás por primera vez”, cuenta el chubutense.

A través de la música y del arte encontré pude encarar un mundillo que se ve y se expresa con lógicas muy cisgeneras y biologistas, y muchas veces, poco preparado para indagarse acerca de otras formas de vivir y pensar la música y el arte”, explica.

Tomás creció entre chacareras y sambas, siendo el folklore el estilo de música con el que dio sus primeros pasos, en un ambiente conocidamente tradicionalista. “Es una escena donde no se espera que se suba al escenario une artista trans ya que no formamos parte de los relatos populares, los cuales son la inspiración para su composición. Y si no nos nombran, ¿cómo esperan que podamos habitar estos espacios, sin ser “tomándolos”?”, explica. “Hoy, por suerte, me pude encontrar con otras personas y estamos gestando una nueva forma de contar al mundo sobre nuestra existencia”.

“Estamos gestando una nueva forma de contar al mundo sobre nuestra existencia”

Tomás Llacanfil

Ser músicx trans es ser músicx. “No sé cómo es ser músico sin ser trans. No es una característica, es mi identidad, lo que soy. A parte hay varias existencias trans, y la verdad es que no me parece correcto querer hablar por todas ellas como si fuéramos una sola ‘cosa’”,afirma.

No está demás decirlo, aunque sea notorio, que el colectivo trans históricamente ha sido uno de los más vulnerados, discriminados e invisibilizados por la sociedad. Así también lo percibe Tomás. “Mientras la cultura no relate nuestra existencia, no nos considere sujetos, va ser así”, dice. “Hoy entiendo que mi rol como músico activista transfeminista es ocupar estos lugares, poner en jaque lo frágil que son las hegemonías, porque creo que desde este lugar más humano podremos entonces empezar a pensar formas de convivir más equitativas. No quiero que me acepten en estos medios, quiero estos medios se transformen y que se permitan integrar a otras lógicas que no sean las suyas. Claramente esto no depende solamente de nosotres, de la comunidad LGTBI+, sino que es una tarea de toda la sociedad”.

“No quiero que me acepten en los medios hegemónicos, quiero que estos se transformen y se permitan integrar otras lógicas que no sean las suyas: Esta es una tarea de toda la sociedad”

Tomás Llacanfil

En cuanto a la mirada de los medios de comunicación, el músico explica: “Creo que suelen buscarnos para encasillarnos en los espacios que eligen darnos, como un ‘fenómeno’ a investigar. Está bien que se habiliten espacios para dar este tipo de discusión, pero nosotres podemos hablar de todos los temas. La gente en general tiene curiosidad para saber sobre les trans pero porque no se indaga sobre lo cis. Quiero hablar de todo, cuestionar todo, participar de los debates; a parte de decir cómo me siento”, concluye.