Punto De Vista

Hablemos de la moral de Arano…

Carlos Arano es uno de los peores jugadores de River de los últimos años. Quizás el peor  en años que River ha sumado muchos candidatos para el título. “Chiche”, que llegó a Núñez de la mano de Ángel Cappa quien se enamoró del lateral en aquel Huracán despojado del título, se ha ganado, con creces ese lugar. Sólo por cómo jugó, está claro.

Incluso, la estupidez –llamemos a las cosas por su nombre- de Arano es aún peor que la de Oscar Ahumada. Ahumada elogió a la hinchada de Boca, luego que San Lorenzo eliminara a River de la Copa Libertadores. Pero algo hay que reconocerle al hoy volante de All Boys: no se metió ni con sus jugadores ni con el DT en ese momento, Diego Pablo Simeone.

Arano, en cambio, después de una derrota dolorosa para River, a las que algunos intentaban sacarle el rótulo de papelón, como toda una despechada, se despachó contra Ramón Díaz, sus compañeros y River que, detalle, es elclub que sigue pagándole el sueldo, pese a que no lo tenga, a Dios gracias, en el plantel profesional.

Cuando Ramón Díaz llegó a River pasó la escoba. Borró a Mario Vega, Luciano Vella –quien en el partido pasado, contra Arsenal de local, se había reído de Luciano Abecasis- y Carlos Arano.

Repasemos un poco el “papel” de Arano en River. Llegó con Cappa. Jamás dio la talla de la banda roja. En un puesto donde, por ejemplo, jugaron Juan Pablo Sorín y Diego Placente, la presencia de Arano es tragicómica. En la promoción, frente a Belgrano, Arano reemplazó a Almeyda en el mediocampo. Decisión de JJ-Almeyda, quien armó el equipo para la final del mundo. Obvio, fue un espanto. Imagínense si a un jugador malo uno lo pone en un lugar que no es su puesto. En este caso sí, 1+1= 2. Y un burro, y encima mal ubicado, es más peligroso que mono con navaja. ¿Se entiende?

Con el descenso consumado, los hinchas de River creyeron que el rostro de Arano no se vería más por Núñez, pero Matías Almeyda lo sostuvo. Con el argumento de ser un hombre de experiencia, aunque el DT aclaró si no era buena o mala la experiencia. Con el devenir de la B Nacional, Arano siguió sin generar ni el más mínimo atisbo de merecer la camiseta de River, que, pese a que él y varios se han olvidado, es de las más prestigiosas del fútbol argentino. Pero siguió en el plantel. Porque cebaba ricos mates, hacia chistes o era buen compañero. Todos aspectos que, en un equipo de fútbol, pueden ser agregados a un nivel de juego, pero jamás reemplazar al mismo. Para ser jugador de fútbol alguien, antes de ser buen compañero, debe saber pasarle la pelota a uno de su misma camiseta. Arano no cumplimentó ninguna de las dos. Al menos no en River.

Ayer, mientras Ramón se había enojado por primera vez con la gente por los insultos tras la impresentable actuación en tierras catamarqueñas, Arano agarró su Twitter y tuiteó: “Oi, oi, oi, es el equipo de…Ta’ luego, muchachos!!! Je, je, je”. En clara alusión al canto con el que la hinchada reivindica al riojano y a la muletilla con la que Ramón termina sus encuentros con la prensa. Ah, todo acompañado por una foto de Don Ramón.

Rápido, dada la virulencia del tuit y el contenido, se pensó que era un fake. Pero no, era Arano. El real. El que sigue cobrando –increíblemente- un sueldo de River. El mismo tipo que jamás debió haberse puesto la banda Roja, pero que llegó en el pack Cappa, junto a otros “ilustres” como Caruso y Ballón, entre otros.

Arano, que se está entrenando en River, ya que no llegó a un acuerdo para rescindir su contrato, como si hizo Vega, por ejemplo, se burló de la derrota del club que le paga el sueldo, del técnico que lo colgó y de sus compañeros. De los cuales, si él era tan buen compañero como Almeyda nos decía, no se debería, jamás, haber burlado. Pero no, parece que Arano no era tan buen compañero.

Cuando ustedes quieran saber porque River está como está, entre otras cosas, revisen que esta dirigencia echó a Ariel Ortega, que se mandó sus macanas, pero que le dio gloria eterna a River. Lo hizo esperar dos horas para firmar una dolorosa rescisión. Pero Carlos Arano, quien a River no le dio absolutamente nada, sigue cobrando el sueldo del club y, encima, se da el lujo de mofarse del mismo, de su técnico y de sus compañeros. Ah, y todavía nadie lo rajó, ni lo sancionó.

La moral de Arano es muy alta. Un jugador que no tiene lugar en River, por su propia incapacidad, y que no levantó el interés de ningún club desde que Ramón le bajó el pulgar, se ríe de sus compañeros y del club que todavía le da de comer. ¿Desde qué lugar?.

Desde el que propicia River, que se convirtió en el lugar ideal para que cualquiera juegue –MAURO DIAZ-, cualquiera hable y cualquiera haga lo que quiera, no respetando la historia, no respetando la institución, no respetando, ni siquiera, a quienes hasta hace pocos eran tus compañeros, en pos de un mismo objetivo. Ojalá que igual de alta sea la severidad con la que River sancione a un jugador que nunca mereció ponerse, ni una vez, la banda roja. Será Justicia.

NdR: Minutos después de publicada esta nota, River dio a conocer que le rescindiría el contrato a Carlos Arano por injuriar al club. Fue Justicia, nomás.

Carlos Arano es uno de los peores jugadores de River de los últimos años. Quizás el peor  en años que River ha sumado muchos candidatos para el título. “Chiche”, que llegó a Núñez de la mano de Ángel Cappa quien se enamoró del lateral en aquel Huracán despojado del título, se ha ganado, con creces ese lugar. Sólo por cómo jugó, está claro.

Incluso, la estupidez –llamemos a las cosas por su nombre- de Arano es aún peor que la de Oscar Ahumada. Ahumada elogió a la hinchada de Boca, luego que San Lorenzo eliminara a River de la Copa Libertadores. Pero algo hay que reconocerle al hoy volante de All Boys: no se metió ni con sus jugadores ni con el DT en ese momento, Diego Pablo Simeone.

Arano, en cambio, después de una derrota dolorosa para River, a las que algunos intentaban sacarle el rótulo de papelón, como toda una despechada, se despachó contra Ramón Díaz, sus compañeros y River que, detalle, es elclub que sigue pagándole el sueldo, pese a que no lo tenga, a Dios gracias, en el plantel profesional.

Cuando Ramón Díaz llegó a River pasó la escoba. Borró a Mario Vega, Luciano Vella –quien en el partido pasado, contra Arsenal de local, se había reído de Luciano Abecasis- y Carlos Arano.

Repasemos un poco el “papel” de Arano en River. Llegó con Cappa. Jamás dio la talla de la banda roja. En un puesto donde, por ejemplo, jugaron Juan Pablo Sorín y Diego Placente, la presencia de Arano es tragicómica. En la promoción, frente a Belgrano, Arano reemplazó a Almeyda en el mediocampo. Decisión de JJ-Almeyda, quien armó el equipo para la final del mundo. Obvio, fue un espanto. Imagínense si a un jugador malo uno lo pone en un lugar que no es su puesto. En este caso sí, 1+1= 2. Y un burro, y encima mal ubicado, es más peligroso que mono con navaja. ¿Se entiende?

Con el descenso consumado, los hinchas de River creyeron que el rostro de Arano no se vería más por Núñez, pero Matías Almeyda lo sostuvo. Con el argumento de ser un hombre de experiencia, aunque el DT aclaró si no era buena o mala la experiencia. Con el devenir de la B Nacional, Arano siguió sin generar ni el más mínimo atisbo de merecer la camiseta de River, que, pese a que él y varios se han olvidado, es de las más prestigiosas del fútbol argentino. Pero siguió en el plantel. Porque cebaba ricos mates, hacia chistes o era buen compañero. Todos aspectos que, en un equipo de fútbol, pueden ser agregados a un nivel de juego, pero jamás reemplazar al mismo. Para ser jugador de fútbol alguien, antes de ser buen compañero, debe saber pasarle la pelota a uno de su misma camiseta. Arano no cumplimentó ninguna de las dos. Al menos no en River.

Ayer, mientras Ramón se había enojado por primera vez con la gente por los insultos tras la impresentable actuación en tierras catamarqueñas, Arano agarró su Twitter y tuiteó: “Oi, oi, oi, es el equipo de…Ta’ luego, muchachos!!! Je, je, je”. En clara alusión al canto con el que la hinchada reivindica al riojano y a la muletilla con la que Ramón termina sus encuentros con la prensa. Ah, todo acompañado por una foto de Don Ramón.

Rápido, dada la virulencia del tuit y el contenido, se pensó que era un fake. Pero no, era Arano. El real. El que sigue cobrando –increíblemente- un sueldo de River. El mismo tipo que jamás debió haberse puesto la banda Roja, pero que llegó en el pack Cappa, junto a otros “ilustres” como Caruso y Ballón, entre otros.

Arano, que se está entrenando en River, ya que no llegó a un acuerdo para rescindir su contrato, como si hizo Vega, por ejemplo, se burló de la derrota del club que le paga el sueldo, del técnico que lo colgó y de sus compañeros. De los cuales, si él era tan buen compañero como Almeyda nos decía, no se debería, jamás, haber burlado. Pero no, parece que Arano no era tan buen compañero.

Cuando ustedes quieran saber porque River está como está, entre otras cosas, revisen que esta dirigencia echó a Ariel Ortega, que se mandó sus macanas, pero que le dio gloria eterna a River. Lo hizo esperar dos horas para firmar una dolorosa rescisión. Pero Carlos Arano, quien a River no le dio absolutamente nada, sigue cobrando el sueldo del club y, encima, se da el lujo de mofarse del mismo, de su técnico y de sus compañeros. Ah, y todavía nadie lo rajó, ni lo sancionó.

La moral de Arano es muy alta. Un jugador que no tiene lugar en River, por su propia incapacidad, y que no levantó el interés de ningún club desde que Ramón le bajó el pulgar, se ríe de sus compañeros y del club que todavía le da de comer. ¿Desde qué lugar?.

Desde el que propicia River, que se convirtió en el lugar ideal para que cualquiera juegue –MAURO DIAZ-, cualquiera hable y cualquiera haga lo que quiera, no respetando la historia, no respetando la institución, no respetando, ni siquiera, a quienes hasta hace pocos eran tus compañeros, en pos de un mismo objetivo. Ojalá que igual de alta sea la severidad con la que River sancione a un jugador que nunca mereció ponerse, ni una vez, la banda roja. Será Justicia.

NdR: Minutos después de publicada esta nota, River dio a conocer que le rescindiría el contrato a Carlos Arano por injuriar al club. Fue Justicia, nomás.