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Luchó por lo imposible y lo convirtió en realidad

Luciana Aymar forma parte de la historia grande del deporte argentino, y su biografía estrenada el pasado 21 de Abril permite entender los motivos. La rosarina dedicó su vida al deporte, y el hockey le debe todo lo que es hoy por hoy.

Luciana Aymar
Luciana Aymar

Ese momento en el que encajan todas las piezas, en el que se entiende el por qué se dieron así las cosas. Eso es la película de Luciana Aymar,  uno ve la biografía de la deportista argentina realizada por Ana Quiroga y Milagros Lay González y entiende perfectamente por qué Luciana Paula Aymar cambió el hockey para siempre, y como consecuencia, forma parte de la historia grande del deporte nacional. ¿Parece que es mucho?  No lo es.

En la biografía de hora y media la directora nos cuenta como nació la estrella del Hockey mundial, desde sus comienzos en Rosario en el Club Fisherton, hasta la muestra de como llegar hasta allí no fue nada fácil. A veces se olvida el sacrificio que hacen los deportistas del interior, porque ellos para entrenar tienen que cambiar todo su ritmo de vida, y quizás pasar mas días de la semana en Capital, lejos de los suyos que en su lugar de pertenencia. Lucha la tuvo a Ayelén Stepnik como ladera en esos viajes de Rosario a la selección,  y destaca en el film que sin ese empuje mutuo quizás no hubiera podido lograr todo lo que consiguió. 

Luciana Aymar es una enferma, dicen varias ex- compañeras en la pantalla, no es para nada agresivo ese calificativo, porque se refería a la dedicación, cuasi obsesión, que la rosarina tenía por el hockey, dicho por ella, no paraba de pensar en jugadas posibles en los partidos. Una enferma por el deporte, que lo amaba por sobre todas las cosas.

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En el film, en paralelo a los testimonios, se puede ver el paso a paso de Las Leonas y se conoce en el momento que tomaron ese mote, fue en el tan ansiado primer lugar en la Champions Trophy de 2001 ante Holanda, el local. La leona surgió por una necesidad manifestada a Sergio –cachitoVigil, el entrenador del equipo, la psicóloga del plantel creía que tenían que hacer algo para lograr que todo el trabajo resultara en la obtención de un titulo. La selección venía de hacer grandes torneos, entre ellos el campeonato que las sacó del anonimato para el público argentino, los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, dónde estas chicas, desconocidas para todos, ganaron la medalla de plata y se pusieron en el mapa del deporte nacional, lugar del que de la mano de Lucha no saldrían más. Pero se les negaba la medalla más ansiada y como motivación surgió el mote de Leonas, elegido por el significado de la fuerza de una mujer ante todos. Las chicas lo aceptaron de inmediato, pero la adopción definitiva sucedió cuando en ese torneo el equipo encontró su camiseta con una Leona bordada antes del primer partido, imagen que como se puede ver hoy en día, nunca jamás salió de la vestimenta oficial. Quién las conoce a ellas las conoce como leonas, es así, el nombre formal de equipo femenino de hockey quedó en el pasado, allá con la imposibilidad de consagrarse ganadoras de un torneo. 

Vino la victoria en 2001, y la explosión definitiva del equipo, especialmente de Aymar, se dió en el mundial de Perth 2002. Ese mundial a deshoras, que se jugaba en las madrugadas argentinas y que mostró la versión ideal de las Leonas. Una Aymar intratable, con golazos propios y pases impresionantes a sus compañeras, que se puso al seleccionado al hombro, fue la carta de la victoria. Torneo que fue la llegada de Las Leonas a la elite del Hockey mundial.

Hay varios puntos claves en el entendimiento del fenómeno Aymar, en todos los sentidos que se lo piense. Luciana deseaba conquistar el hockey, añoraba que una cancha entera alentara al seleccionado nacional de su amado deporte, pero por mucho que lo imaginara, jamás pudo llegar a soñar lo que finalmente sucedió. Las Leonas se consagraron campeonas en el mundial de Rosario 2010, jugando en estadios colmados y llenos de muestras de afecto. Éste fue un torneo sumamente especial para Lucha, era su gente, era todo lo que deseaba y más. Y entre medio de su impresionante trayectoria, la rosarina ganó 8 veces el premio a mejor jugadora del mundo, convirtiéndose en el único deportista en ganar tantas veces el premio mayor de su deporte. Ningún hombre ni mujer pudo lograr lo que Luciana. Un dato imposible de soslayar. Teniendo a las selecciones de Holanda y Australia como las más fuertes del hockey, Luciana seguía siendo la mejor, ya no del mundo, sino de la historia.

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La película focaliza el relato en el Mundial de Holanda 2014, último mundial de Luciana antes de su retiro, su último torneo, o así iba a ser antes de que Lucha se lesionara en el primer partido de la fase de grupos. No es casualidad entonces que la película se centrara en eso, dicho por ella misma en las entrevistas que Milagros Lay le hacía para la biografía, jamás se había lesionado durante un torneo, y le venía a ocurrir en el último de su carrera por un giro del destino. Ver el sufrimiento que tenía por no poder estar, por entender lo amargo de su despedida fue la cuota emocional de la película. Viéndola se comprende todo, el amor por el deporte, la necesidad de competir, entender que esa persona es la mejor de todas porque dejó su vida en esa búsqueda. Presenciar como la posibilidad de despedirse a lo grande se le escapa, permite que la película tome otro peso y se valore mucho más a la protagonista.

Lucha volvió a jugar en semifinales de ese torneo, dónde las chicas quedaron fuera de la final, y la conferencia de prensa dónde se quiebra en llanto de la bronca por no haber podido jugar, la pinta de cuerpo entero. Ella no se iba a permitir despedirse así. De esa forma luego de unos meses de descanso, todo se centraba en la decisión de jugar o no el próximo torneo, La Champions Trophy de Mendoza 2014. La decisión era difícil, pero terminó inclinando la balanza que el torneo fuera en su país. ¿Y qué mejor manera de cerrar el círculo que despidiéndose con su gente? Por este motivo Lucha lo jugó, y se despidió campeona y celebrada por cada persona presente en ese estadio. Reconocimiento tan merecido, como ganado a fuerza de talento y sacrificio.

Como último destacar los testimonios del mundo del hockey, jugadoras consagradas rindiéndose a los pies de la maga, agradeciendo tenerla en el hockey, destacando que tenía todo: pase, gol y rapidez, pero principalmente que jugaba limpio. Y la importancia de Sergio Vigil en la vida de Aymar, el entrenador no paraba de desafiarla un segundo, y la moldeó para ser esa persona que logró todo lo que se propuso. Cachito en uno de sus testimonios destacó la calidad de Lucha, comparando su pase en velocidad a un pase filtrado de un futbolista, “algo que sólo pueden hacer los cracks”. Vigil fue vital en la vida de Lucha y en su juego, le enseñó todo lo que sabía de técnica y ella lo aprendió a la perfección, pero lo que no tuvo que aprender la rosarina era a amar el hockey.  Ella, en los últimos instantes del testimonio terminaba la película emocionada, agradeciendo haber sido capaz de dedicarse enteramente a su pasión y convencida de que había sido lo correcto dar su vida al hockey. Gracias a vos Lucha, eterna número 8, e indiscutible para propios y extraños. Gracias por dejarnos disfrutar y ser testigos de tu lucha constante para lograr lo imposible.