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Cirse en La Trastienda: cuando el dulce se torna picante

El quinteto de Adrogué continúa su avance y conquista de los escenarios porteños con profesionalismo y sorpresas. Con su último EP, "Pulsiones", canciones de sus tres discos y algunos covers encendió al recinto de San Telmo.

Cirse, intensamente.
Cirse, intensamente.

Como grupo, Cirse se ha caracterizado por ser una banda que siempre apostó con gracia y confianza a un sinfín de proyectos ambiciosos (su primer DVD, con la orquesta Sinergia, es uno de ellos) y por contar con el respaldo de un público fiel y en aumento que los sigue hace casi quince años.

Lejos de las comparativas iniciales y los “parecido a” que pudiesen haber molestado, el quinteto abandonó la sombra o el peso de ser asemejada a otras bandas del género para adentrarse en su propio camino: uno más maduro, áspero e implacable, pero sin olvidarse de su esencia.

La fila de ingreso a La Trastienda el sábado pasado se había empezado a formar mucho antes de las 20 pactadas para el recital. Esperanzados y cada quién con su remera más identificativa (muchas de ellas con el retrato de períodos puntuales del trayecto Cirsero y, otras tantas, con cualquier opción disponible en la vasta lista de bandas alternativas tanto nacionales como internacionales), los seguidores aguardaban pacientes bajo la luna y el iluminado amarillo de la calle Balcarce. La promesa de este show de mitad de año en San Telmo (pronto a convertirse en clásico) despertaba el fervor y excitación de una mayoría, próxima a saltar por el resto de la noche.

Cirse a full.
Cirse a full.

Aproximadamente a las 20:30, el público presente hizo espacio en la vereda para el resto que planeaba llegar sobre la hora y entró para encontrarse con el telón de La Trastienda sin correr y una pantalla que reproducía videos musicales varios. En un instante, la misma se elevó y el telón se abrió para darle la bienvenida a Nuevos Habitantes, presentándose por segunda vez en su historia como banda.

La cautela natural ante el reto – y propia de los nervios – que presentaron al inicio del show, se disipó conforme presentaban varios temas de su primer trabajo de larga duración Inverso. Con un look canchero y su tinte radial, el cuarteto de Capital Federal se metió en el recuerdo de todos mostrándose despreocupado y vivaz al poder presumir un sonido en vivo acorde a la producción del disco. Agradecidos y contentos por la oportunidad de compartir escenario con el grupo de Adrogué, se despidieron para dar paso a la segunda apertura de telón de la noche.

No es casualidad que Cirse cante: “a lo mejor, crecer no signifique perder lo que llevamos adentro”. Demostrándolo a cada paso y colocándose en un punto de su historia mucho más potente y picante, su show contó con casi todos los temas de su último EP Pulsiones, encargado de secar todo el veneno que pudiese emanar de un corazón roto. Sin dejar de lado el contacto con su público (en “Muy Tarde”, los fanáticos la sostuvieron desde la valla de contención), el empuje destilado por la front woman Luciana Segovia le hizo frente a cualquier armonía y “Por tu bien”, “Un Extraño” y “Rompiente” son pruebas de ello. Su innegable capacidad vocal y, con el sustento de cuatro músicos excepcionales recompensados con los aplausos que surgían finalizado cada tema, decantó en los covers de “Ciudad de Pobres Corazones” de Fito Páez y “Si Pudiera”, de Fun People; sin duda, dos de los grandes hallazgos de la velada.

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Para sumarle más chispa a todo el repertorio, “Carucha” Podestá de Coverheads acompañó a la banda durante “Tecno”. Más de un integrante del pogo se desconcertó ante “Miedos”, que contó con la incorporación de vientos, cambios de métrica y rítmica (“Ziva” Leopardi en bajo y Martín Magliano en batería lo hicieron posible). Aún así, no dejó de ser el condimento sexy de una presentación que dejó a todos complacidos.

En reiteradas ocasiones, Cirse agradeció la presencia de cada una de las voces que corearon sus temas en Balcarce 460 y se despidieron con “El Cazador”. Batió con todo lo que encontró a su paso y hasta Luciana fue arrastrada por la estampida, lanzándola sobre el público. Incasables, los fanáticos pedían aunque fuese una más, pero el tiempo apremiaba.

Cirse se retiró con su invitación para cerrar el año en el Teatro de Flores. En una noche dónde tanto la emoción como el descontrol tuvieron sus momentos por igual, el quinteto habló desde el corazón y de cara al futuro, cada vez con más sustento y sustancia.

Crónica por Agus Mónaco. 

Fotos por Sofía Pedraza.

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