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Alí en Niceto: siempre con swing

Con un sonido tan prolijo como demoledor, Alí cerró el 2016 con un último round a puro ritmo y preparándose para lo que vendrá.

Alí en Niceto
Alí en Niceto

Noche de viernes en Niceto Lado B. Diciembre, calor y un ambiente muy amigable para disfrutar de una velada pugilística y elocuente: Alí despide el año. Habiendo editado su disco debut en 2014, la banda atravesó algunos cambios de formación y está en pleno proceso de consolidación. Sumado a eso, quiénes hayan escuchado el disco y no los hayan visto en vivo percibirán como un desafío para la banda sonar tan precisa y potente como en estudio. La verdad es que no suenan como en el disco: suenan mejor.

A las 21:45 comenzó la música con Juan Hansen. De camisa hawaiana y acompañado de su computadora de la manzanita, su sintetizador, sus bandejas y su micrófono, Hansen demostró que se puede hacer música electrónica sin sonar monótono y con diferentes armonías. Claro que para eso recurrió a su guitarra, con la que se demostró muy hábil tocando sin púa y utilizando un delay a lo David Gilmour, y a una cantante invitada en un tema. Eso lo ayudó a redondear un set prolijo de 40 minutos con la gente en el bolsillo.
Habiendo acondicionado el escenario, los ¡ocho! músicos de Alí se hicieron presentes en escena a las 22:45. “O.E.A.”, preludio del disco, dio inicio al show con un monólogo – que podría recordar a Luca Prodan – al mando del carismático frontman Lázaro Kaplan.  Su pelo entre rubio y canoso, su voz aguda y sus particulares lentes llevarían el pulso del tono festivo de la noche. Luego de “Intraux”, que dejó a la vista de todos el espectacular dúo de guitarras que forman Matías Petruzzi y Matteo Caputto, “Dr. Funkenstein” puso a todo el lugar a bailar. Es que si Alí no te hace moverte, es porque no tenés sangre.

Algunos temas que no están incluidos en su disco debut más algunas versiones fueron intercalándose con temas de “Pugilístico y Elocuente”, como “Fideogame” (con armoniquista invitado) o “Pescadería”. Es importante destacar la justeza y la coordinación con la que se acoplan los vientos, al mando de Julián Espósito y Malcolm Mancuso, al resto de la banda, que oficiaba como base apoyándose en las teclas de Nicolás Kozak. Por cierto, el tándem bajo-batería, tan relevante en el funk, fue parte de los cambios en la banda, pero no se nota: parece que Víctor Sanders y Manuel De Barrio fueran dos “Alí” de toda la vida.
Con algún monólogo más intercalado (también forman parte del disco), “N.N” e “Hipoalergénico” pusieron fin a la velada, ya con un Niceto en pleno movimiento. Para quienes gusten del funk bien tocado, Alí es una banda para escuchar en estudio y para no perderse en vivo. Si el género sigue en crecimiento y la banda logra afianzar su formación, se encamina a convertirse en imprescindible.  El disco contiene un funk complejo y muy prolijo, pero el show no es sólo eso: es un cross de zurda directo a la mandíbula que te tira para atrás, pero también te hace mover la patita.

Fotos de Florencia Mascheroni Ph.

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Matias Tarillo
Politólogo por vocación, futuro economista por curiosidad, periodista por elección. Hincha de Alvarado de Mar del Plata y de alma menottista. El mundo es redondo y de ricota. Si por mí fuera, haría asado todos los días.