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Sequía de 820 miutos en el derby Della Mole

Torino lleva más de una década sin convertir goles ante su clásico rival, Juventus. El último festejo del Granate fue el 24 de febrero de 2002, autoría del francés Benoit Cauet. El último fin de semana, la Vecchia Signora se impuso por 1-0. En Rock 'N Ball, el testimonio de un testigo de ese momento.

Torino es uno de los clubes más tradicionales de Italia. Reconocido mundialmente por haber sido el primer equipo de ese país en renegar del avaro catenaccio. La apuesta por un estilo ofensivo y descontracturado lo catapultó a la grandeza y a conseguir varios títulos. Aunque no sólo la riqueza se halla en la historia del cuadro turinés, sino también una dosis insoportable de tormentos.

Una institución signada por la muerte. La tragedia de Superga despedazó a gran parte de aquel Gran conjunto de la década del ’40. Sólo el destino y la fatalidad prevalecieron sobre la incontestable supremacía de esa formación. También trastocó para siempre la vida de la entidad, que jamás pudo volver a paladear la gloria como en aquellos años. Hoy, persiste el sufrimiento pero no a niveles tan extremos. El verdugo posee rostro de anciana y no viste únicamente de negro. También lleva colores blancos.

En el tiempo transcurrido en el Siglo XXI, Torino no ha encontrado la llave que le permita salir airoso del laberinto de Juventus. Las estadísticas arrojan números por demás dolorosos para los simpatizantes granati: desde el 24 de febrero de 2002 que se han visto impedidos de llenar sus gargantas con un bramido de gol en el Derbi della Mole. Además, han disfrutado de su última victoria en el ansiado encuentro en abril de 1995.

Benoit Cauet marcó 2-1 parcial del elenco conducido entonces por Giancarlo Camolese, en aquella jornada correspondiente a la 24a. fecha de la Serie A 2001/02. Cristiano Lucarelli desbordó por uno de los flancos y envió el esférico hacia los pies del francés, quien venció la resistencia de Gianluigi Buffon. El mediocampista, que jugó en Turín nada más que esa temporada (luego fue transferido al Calcio Como), señaló así su único grito con la casaca del Toro. A pesar de ese trago de deliciosa y adrenalínica algarabía, las sonrisas volvieron a mutar en rostros apesadumbrados en el epílogo del cotejo, cuando Enzo Maresca estableció el empate definitivo.

Gastón Cuccaro, argentino simpatizante del equipo granate, presencio el último festejo torinista en el clásico. “Cuando Torino metió el 2-1 se venía toda la tribuna abajo, no lo podían creer. Fue uno de los goles que más grité en mi vida. Recuerdo a pocas hinchadas alentando tanto como esa. Si ganaban, querían ir a festejar a Superga. No se quedaron tan calientes porque la diferencia de jerarquía entre ambos equipos era notoria”, expresó aquel que caminó por los pasillos del estadio ese día, en diálogo con Rock N’ Ball.

Gastón, el hincha del Toro, antes de entrar a ver el histórico Derby Della Mole.
Gastón, el hincha del Toro, antes de entrar a ver el histórico Derby Della Mole.

“Arranqué el día muy temprano en Roma. Las noticias principales de los diarios estaban relacionadas al clásico Torino-Juventus. Era el partido más importante. Iba en el tren con cuatro ojos porque llevaba una bufanda del Toro”, señaló. Al igual que todo hincha, Cuccaro conocía perfectamente la diferencia abismal que separaba a ambas escuadras: “En el inicio del partido ellos tenían superioridad, además de jugadores como Thuram, Davis, Del Piero, Nedved, Trezeguet y Montero. Era un cuadrazo. En cambio, Torino no contaba con grandes jugadores de renombre”.

La expectación emanaba a borbotones en cada rincón del recinto. Gastón llegó al campo de juego con una hora y media de anticipación. “Torino había agotado sus entradas. Mis amigos me ayudaron a sortear los accesos. Los Ultras insultaban, pero solamente le pegaban a los Ultras contrarios”, relató.

En poco más de una década, Torino ha descendido en dos ocasiones y ha regresado al máximo circuito en igual cantidad de oportunidades. Por figurar inmiscuida en el Calciopoli, la Vecchia Signora también ha retrocedido a Segunda División, pero retornó en un santiamén. En 2013 ambos compiten en el sitio que les corresponde pero con realidades un tanto opuestas: los hombres de Antonio Conte ostentan un lugar en los primeros puestos; los orientados por Giampiero Ventura, en tanto, navegan en la irregularidad y en la mitad de tabla.

Las esperanzas se reavivaron el último fin de semana. Pero otra vez se escabulleron como arena entre los dedos. Paul Pogba gritó el triunfo juventino. Torino, como desde hace 820 minutos de juego, salió del campo sin vulnerar la red de su máximo rival.