Desde que era muy joven, Tomás Crow comenzó un romance con la música que perdura hasta el día de hoy. Rosario siempre estuvo cerca, a pesar de que el argentino se haya tomado el último tren a Londres hace ya uno años.
Con una fuerte crítica al mundo artificial en el cual vivimos, el ya experimentado músico, de 25 años, se abre para hablar de su pasado, presente y futuro. Trabajó con Max Hayes (productor de Primal Scream y Oasis), Noel Gallagher y Zak Starkey, el hijo de Ringo Starr, aunque mantiene el perfil bajo y agradece por seguir teniendo lo esencial en la vida. En su horizonte aparece “Supersuperficial”, el cual será su segundo disco de estudio…
RNB: ¿Qué es lo que más te impactó de la cultura londinense? ¿Cómo condensaste todo eso que te pasó viviendo allá y que terminó siendo “Detoxify”?
Tomás Crow: Lo que más me impactó es la variedad de culturas, oportunidades y géneros musicales. También me sorprendió lo grande que es la escena under en Londres.
RNB: ¿Cómo fue destruirte por completo para volver a reconstruirte?
TC: En realidad eso es algo que hacemos día a día, no es que fue en un momento exacto. Desde “Detoxify” hasta acá fui juntando todas mis partes destruidas y creé una nueva persona.
RNB: ¿Cuál es el mejor aprendizaje de haber trabajado codo a codo con Max Hayes?
TC: Sin dudas aprendí que siempre se pueden hacer mejor las cosas y que nunca hay que conformarse con lo que uno tiene. Por otro lado, Max me enseñó lo que es la psicología del estudio: cómo manejar una banda, un grupo y las emociones de las personas que están dentro del estudio para que las sesiones sean lo más suave posibles. Me hizo entender que a la hora de grabar lo más importante son las relaciones humanas.
RNB: ¿Cómo te las ingeniaste para poder combinar las influencias de rock con lo experimental?
TC: Fluyendo y sin pensarlo mucho: desde muy chico escuché rock y toqué en bandas de indie-rock, además de estar en tributos a The Beatles y Pink Floyd. Más tarde me encontré con la música electrónica y lo experimental, por lo que todas las influencias se llevan en lo inconsciente. Es más, mi música es inconsciente y es lo que realmente me gusta hacer.
RNB: ¿Quedaste satisfecho con el lanzamiento de “F.O.M.O.“? ¿Qué razonamiento hacés de esa vida automática y poco verdadera que fomentan los influencers vía redes sociales?
TC: Quedé muy satisfecho y eso hace que sea una etapa que disfruto mucho. Con respecto a las redes, creo que son un arma de doble filo ya que, si nos descuidamos, pueden llegar a controlarnos. Es preocupante cómo nos atrapa y sin darnos cuenta podemos estar horas y horas sumergidos viendo historias y publicidades que no nos interesan. Creo que debería haber un uso más consciente de esa herramienta digital.
RNB: ¿Qué debería cambiar el ser humano para dejar de ser “SuperSuperficial”?
TC: Deberíamos empezar a preguntarnos para qué estamos haciendo las cosas, cuál es la razón por la cual se elige ser superficial. Si nos lo cuestionásemos, allí podría haber un cambio.
RNB: Teniendo en cuenta lo obsesivo que sos, ¿Qué representa para vos un show en vivo?
TC: Es el equivalente a una película o a un viaje, tiene que estar pensado de principio a fin para que sea una experiencia audiovisual que entretenga al espectador. No es sólo algo musical o auditivo, es el resultado del trabajo de un equipo grandísimo y que tiene como fin plasmarse en un show integral. Es esencial que el sonido, la música, el sonido y hasta los olores estén sincronizados para que el producto sea lo más compacto posible.
RNB: ¿Qué es lo que más aprendiste a lo largo de la pandemia? ¿Y de la música en general?
TC: La pandemia me enseñó a valorar lo que uno tiene. Hay mucha gente que está en la lona, por lo tanto, la posibilidad de seguir trabajando, creciendo y, sobre todo, poder satisfacer las necesidades básicas es algo que se aprecia muchísimo más. Desde el punto de vista musical, toda esta situación me dio una mano bárbara porque justamente en estos meses fue cuando trabajé con Zak Starkey y Noel Gallagher.
RNB: ¿Cómo podrías describir esa experiencia de laburar con dichos artistas? ¿Qué fue lo más difícil o lo que más te costó de trabajar con esa clase de figuras?
TC: Fue altamente nutritivo ya que asimilé años de aprendizaje en pocos meses junto a ellos. Zak me enseñó cosas diferentes a las de Noel, pero la absorción fue la misma: son dos escuelas top. Lo más difícil de estos casos particulares es tratar de estar a la altura de esos monstruos porque el nivel de exigencia es increíble.
RNB: ¿Cómo conviven hoy en día los músicos que no pueden tocar para su público?
TC: Hoy en día la mayoría de los músicos viven de otros trabajos y fuentes de ingresos. Ni siquiera estamos hablando de ventas de discos, la cual es prácticamente nula, o shows en streaming, los cuales aún no tienen toda la difusión para que tenga una verdadera devolución económica. El espacio de los músicos ahora es el del aguante y desde allí aprovechar el tiempo para crear, si es que se puede.
RNB: ¿Qué es lo que más extrañas de Rosario?
TC: El río, la gente, mis amigos y obviamente, mi familia.
RNB: Hablando de la navidad que pasaste con Ringo Starr, ¿Qué consejo te dio en esa reunión tan íntima?
TC: Más allá de lo reservado que fue ese preciado momento, lo único que puedo decir es que fue una experiencia hermosa y voy a estar eternamente agradecido.
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