Dentro de la amplísima gama de sonidos que puede ofrecer la música, si a la misma se la interna en una ciudad tan cosmopolita como la porteña, se puede obtener todo tipo de mezclas auditivas, para gusto de quien esté dispuesto a escuchar. En la noche de ayer, en Vuela el Pez (Av. Córdoba 4379), se presentaron dos bandas que bien pueden entrar dentro de este universo experimental musical.
La noche arrancó con Milena L’Argentiere que, aunque suene a uno, son dos: ella, guitarra acústica en mano, que le da su nombre a su proyecto, y él, Pablo Butelman, encargado de la viola eléctrica y efectos. Si bien son ambas guitarras cada uno podría sonar independientemente, amén de los paralelismos en su interpretación. Sin embargo, está claro que es una la encargada de llevar la voz cantante (perfectamente cantante) y el otro el que lleva los artilugios sonoros que rodean a la melodía. Lo bueno de esta cantidad de efectos es que incluso sonidos aleatorios o involuntarios (un acople, un crujir de madera) puede interpretarse como parte de la obra. Queriendo o no, se mimetiza con el ambiente. Lo que da paso a lo singular del dueto: puede que ninguno de los dos esté tocando, y empero siga el colchón sonoro en el aire –algo que puede ser visualmente chocante, no siempre en el aspecto positivo.
El escenario ya parecía una extraña y hasta surreal muestra de parlantes. Pero si hablamos de surrealismo y experimentación, el público solo tuvo que esperar a que apareciera la siguiente banda: Domo. Teclados, guitarra acústica, clarinete bajo y cello junto con varios invitados para intentar sumergir al auditorio en su propia experiencia. Acá no va a haber hits y definitivamente no va a ser algo pensado para bailar. Pero desde la experimentación o improvisación se puede apreciar su espíritu. Así también desde sus títulos: basta saber que el nombre de su disco debut, próximo a editarse, va a llamarse “Interludios melancólicos para bailarines rengos”, algo que no queda claro si va en serio o es una joda a ese tipo de nombres largos y progresivos. En definitiva, lo que consta es que una cierta ruptura se va a buscar. Bienvenidos sean los indagadores en este campo.
Una metáfora a veces busca simplificar lo que no se puede explicar en pocas palabras, o que al explicarlo es largo y aburrido. Aquí ocurre algo similar: el under es amplio e infinito, y bien un par de bandas pueden sintetizar raudamente toda una rama o un costado que no ha sido explotado para el conocimiento popular. Por eso bueno bajar una vez más: no se va a encontrar 2 veces lo mismo.
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