Rock

Keane y una catarata de hits con sentido

Tom Chaplin es carismático, punto número uno. Punto número dos, la banda suena ajustada, suficiente para hacer que el show que dieron en el Luna Park la palabra "aceitado" le caiga justo. Punto número tres, Keane fabrica hits, casi sin querer. Por caso, de su disco "Hopes And Fears", casi el 70% es una ola de temas que uno los escucha y dice "Aaaaah". Sí, aunque no te guste la banda o no sepas que se llama Keane. La magia de la radio, claro. Y la magia de una banda que hasta hace poco no era más que la majestuoso voz de Tom Chaplin, una de las mejores del Reino Unido sin dudas, más los teclados que lleva con brillantez y oportunismo Tim Rice-Oxley, y la batería de Richard Hughes. keane, es una banda que reniega de la guitarra, desde cuando Dominic Scott dejó la banda en 2001. Para "Perfect Simmetry" se incorporó al mando del bajo a Jesse Quin . Y el cambio se nota. Y se nota en el vivo, ya que los temas de "Strangeland", su última placa y excusa de esta, su tercera visita a la Argentina en seis años, tienen otro cuerpo en relación a los de "Hopes and Fears", temas que, de toda manera, la banda ya ha reversionado. Y hasta vimos a un Tom Chaplin con la viola colgada para "My Shadow". "You are young" abrió la noche, ante un Luna Park colmado y extasiado. Tom, vestido con camisa, chupines y muchísimo más flaco que la vez anterior (detalle Minitah), lo primero que hizo fue colgar una bandera argentina del pie de micrófono, como lo hace Steven Tyler o cómo lo hacia Freddy Mercury, como para que se den una idea. Apenas culminó el tema que abre el nuevo disco, Keane trajo a la noche uno de sus temas más reconocidos "Bend & Break". "On The Road" y "We might as well be Strangers" le siguieron. En este último, Keane sumió al Luna Park en una atmósfera, densa, casi intimista, pese a que había cerca de 8 lucas de tipos, todo orquestado por un tipo que, de su voz, genera un instrumento más. [caption id="attachment_73323" align="alignleft" width="440"]Chaplin y una voz prodigiosa con la que conquistó el Luna Park. Chaplin y una voz prodigiosa con la que conquistó el Luna Park.[/caption] El público que asistió fue variado, tan variado como los tres discos de la banda. Parejas al tope del ránking, flacos que se notaba que estaban ahí porque otra no les quedaba, flacos que estaban ahí con cierta culpa que les guste una banda catalogada de "minas" y flacos que reconocen en Keane lo que es: una banda del carajo. Había adolescentes extasiadas, chicas arregladas como para ir a bailar, treintañeras y cuarentonas que entonaban las estrofas de los temas con una emoción propia de la chica adolescente que fueron. Todo eso convive en la "Strangeland" en la que Keane nos metió. Y lo cierto es que la banda no hace distinción de edades, sus temas son tan disfrutables para todos por igual. Y el menú incluye baladas donde la voz de Chaplin garpa la entrada -"She Has No Time"- , otras donde lidera a una banda que suena ajustadísima -"Everybody is changing"- e incluso momentos en los que el estadio se convierte en una pista de baile, como en "Spirallling". La banda no dejó, casi, clásico afuera. Quizás "The Lovers are losing" fue el ausente, pero dijeron presente "bedshaped", "Is there any wonder", "Everybody is changing", "This is the last time" y, de los más nuevos,  también sonaron los que tenían que sonar "Silenced by the night" y "Sovereign Light Café". Todo nivelado, ni lo nuevo muy junto, ni una sección de "oldies". Vale decir que luego de su primer disco, con el que sorprendieron a la Argentina en 2007, en el marco del Quilmes Rock cuando no gozaban de mucha fama, Keane tiene medio camino hecho: es cuestión de no arruinarlo en lo que viene. "Hopes and Fears" es una enorme carta de presentación. Chaplin, además de ser dueño de una voz impresionante, sabe como manejar al público. Habla mucho -y claro- en castellano. Agradece a la gente, dice que Buenos Aires es una ciudad mágica, revela que su cuerpo necesita un "bife argentino" y hasta cuenta que, antes del show, "Jugamos al fútbol, con argentinos. Argentina e Inglaterra en fútbol. No hace falta que digan quien quería que gane", bromea. Se muestra enérgico, recorre el escenario de punta a punta, se arrodilla, señala, grita, salta, gesticula. Juega con el público y el público devuelve el guiño.Elogia al público argentino "Thank you for make such a noise" (Gracias por hacer tanto ruido"), les pide que canten y, casi como una orden, suelta "Disfruten el momento", justo antes de "Silenced by the Night". A juzgar por lo vivido en el Luna, podemos decir que el público le hizo caso. No era muy díficil, era cuestión de escuchar y dejarse llevar. No muchas veces uno tiene la chance de toparse con una voz como la de Chaplin en medio de Buenos Aires. MIRA LAS FOTOS SET LIST You are Young Bend and Break On The Road We Might as well be strangers Nothing in my Way Silenced by The night Everybody is Changing She has no Time Perfect Simmetry Spiralling A Bad Dream Hamburg Song My Shadow Disconnected Is it any wonder? This is the last time Somewhere only we know Bedshaped ---------------------------------- Sea Fog Sovereign Ligh Café Crystal Ball

Tom Chaplin es carismático, punto número uno. Punto número dos, la banda suena ajustada, suficiente para hacer que el show que dieron en el Luna Park la palabra “aceitado” le caiga justo. Punto número tres, Keane fabrica hits, casi sin querer. Por caso, de su disco “Hopes And Fears“, casi el 70% es una ola de temas que uno los escucha y dice “Aaaaah”. Sí, aunque no te guste la banda o no sepas que se llama Keane. La magia de la radio, claro.

Y la magia de una banda que hasta hace poco no era más que la majestuoso voz de Tom Chaplin, una de las mejores del Reino Unido sin dudas, más los teclados que lleva con brillantez y oportunismo Tim Rice-Oxley, y la batería de Richard Hughes. keane, es una banda que reniega de la guitarra, desde cuando Dominic Scott dejó la banda en 2001. Para “Perfect Simmetry” se incorporó al mando del bajo a Jesse Quin . Y el cambio se nota.

Y se nota en el vivo, ya que los temas de “Strangeland“, su última placa y excusa de esta, su tercera visita a la Argentina en seis años, tienen otro cuerpo en relación a los de “Hopes and Fears”, temas que, de toda manera, la banda ya ha reversionado. Y hasta vimos a un Tom Chaplin con la viola colgada para “My Shadow”.

“You are young” abrió la noche, ante un Luna Park colmado y extasiado. Tom, vestido con camisa, chupines y muchísimo más flaco que la vez anterior (detalle Minitah), lo primero que hizo fue colgar una bandera argentina del pie de micrófono, como lo hace Steven Tyler o cómo lo hacia Freddy Mercury, como para que se den una idea. Apenas culminó el tema que abre el nuevo disco, Keane trajo a la noche uno de sus temas más reconocidos “Bend & Break”. “On The Road” y “We might as well be Strangers” le siguieron. En este último, Keane sumió al Luna Park en una atmósfera, densa, casi intimista, pese a que había cerca de 8 lucas de tipos, todo orquestado por un tipo que, de su voz, genera un instrumento más.

Chaplin y una voz prodigiosa con la que conquistó el Luna Park.
Chaplin y una voz prodigiosa con la que conquistó el Luna Park.

El público que asistió fue variado, tan variado como los tres discos de la banda. Parejas al tope del ránking, flacos que se notaba que estaban ahí porque otra no les quedaba, flacos que estaban ahí con cierta culpa que les guste una banda catalogada de “minas” y flacos que reconocen en Keane lo que es: una banda del carajo. Había adolescentes extasiadas, chicas arregladas como para ir a bailar, treintañeras y cuarentonas que entonaban las estrofas de los temas con una emoción propia de la chica adolescente que fueron. Todo eso convive en la “Strangeland” en la que Keane nos metió.

Y lo cierto es que la banda no hace distinción de edades, sus temas son tan disfrutables para todos por igual. Y el menú incluye baladas donde la voz de Chaplin garpa la entrada –“She Has No Time”– , otras donde lidera a una banda que suena ajustadísima –“Everybody is changing“- e incluso momentos en los que el estadio se convierte en una pista de baile, como en “Spirallling”.

La banda no dejó, casi, clásico afuera. Quizás “The Lovers are losing” fue el ausente, pero dijeron presente “bedshaped”, “Is there any wonder”, “Everybody is changing”, “This is the last time” y, de los más nuevos,  también sonaron los que tenían que sonar “Silenced by the night” y “Sovereign Light Café”.

Todo nivelado, ni lo nuevo muy junto, ni una sección de “oldies”. Vale decir que luego de su primer disco, con el que sorprendieron a la Argentina en 2007, en el marco del Quilmes Rock cuando no gozaban de mucha fama, Keane tiene medio camino hecho: es cuestión de no arruinarlo en lo que viene. “Hopes and Fears” es una enorme carta de presentación.

Chaplin, además de ser dueño de una voz impresionante, sabe como manejar al público. Habla mucho -y claro- en castellano. Agradece a la gente, dice que Buenos Aires es una ciudad mágica, revela que su cuerpo necesita un “bife argentino” y hasta cuenta que, antes del show, “Jugamos al fútbol, con argentinos. Argentina e Inglaterra en fútbol. No hace falta que digan quien quería que gane”, bromea.

Se muestra enérgico, recorre el escenario de punta a punta, se arrodilla, señala, grita, salta, gesticula. Juega con el público y el público devuelve el guiño.Elogia al público argentino “Thank you for make such a noise” (Gracias por hacer tanto ruido”), les pide que canten y, casi como una orden, suelta “Disfruten el momento”, justo antes de “Silenced by the Night”. A juzgar por lo vivido en el Luna, podemos decir que el público le hizo caso. No era muy díficil, era cuestión de escuchar y dejarse llevar. No muchas veces uno tiene la chance de toparse con una voz como la de Chaplin en medio de Buenos Aires.

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SET LIST

You are Young
Bend and Break
On The Road
We Might as well be strangers
Nothing in my Way
Silenced by The night
Everybody is Changing
She has no Time
Perfect Simmetry
Spiralling
A Bad Dream
Hamburg Song
My Shadow
Disconnected
Is it any wonder?
This is the last time
Somewhere only we know
Bedshaped
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Sea Fog
Sovereign Ligh Café
Crystal Ball