Rock

Elefante en la Habitación y el desafío del colectivo cultural

Crear cultura en esta vida es casi tan difícil como entenderla. Y en estos tiempos de asqueroso post-modernismo, donde no se pretende ir hacia ningún lado, ni revisar críticamente el pasado, ni avanzar hacia el futuro, sino hacer nada, embarcarse en esa aventura es algo más que valorable. La tecnología parece haber llegado para despojarnos de casi toda actividad mental que no implique algo productivo a cambio, obviamente en forma de billetes o acciones. A su vez, quienes tienen más llegada a un público general, ya por ser dueños de los medios con las mismas o por popularidad propia, tienen la posibilidad de transmitir por televisión, Internet o radio lo que se propongan. Como el mercado necesita de consumidores, se lanza al espacio del entretenimiento –en este caso- cosas fácilmente consumibles. Tratando de idiota al consumidor (aunque bien muchos se dejan tratar así), le ofrecen cosas de valor poco o nada redituables, descartables a la larga, que sólo sirven para llenar el vacío podrido o alargar el tiempo hasta que otra cosa consumible se edifique y se le chupe tanta energía y plata como sea posible. En medio de ese lecho, surge algo como esto. Porque, aunque de todos lados lleguen comentarios de que no hay nada nuevo ni bueno ni que vale la pena y que le juventud está perdida y tantas cosas que dicen personas que no salen a la calle, hay bueno, nuevo y joven. Este es el caso de Elefante en la Habitación (EH!) un conjunto de artistas que se autodefinen como “un colectivo de músicos/productores autogestionados que trabajamos para construir la escena cultural que queremos habitar”. Las palabras sobran a semejante definición. Pero hay algo a lo que usted debe prestar principal atención y es la palabra autogestionados. Esto significa, sin medias tintas, que se mantienen entre ellos. Nadie ni nada les pasa dinero de arriba, no se encuentran auspiciados por ninguna marca oportunista ni pretenden levantarla en pala con su proyecto. Son sencillamente gente dispuesta a dar todo por su trabajo y el amor a la música que cada uno tiene, siempre desde una humildad absolutamente permeable al oyente –he sido testigo de ello – que le abre una visión absolutamente nueva de lo que escucha. En tiempos en los que aquel que saca la tajada más grande gana, el ver a artistas tan jóvenes promoviendo arte sin fines de lucro es realmente emocionante. Ellos son: María Pien, Lautaro Feldman, Rodrigo Ruiz Díaz (ChauCoco!), Nahuel Carfi (Ensamble), Chancho a Cuerda, Punto Trío, David Chorne, Desatavientos, Nico Rallis, Globos, Ciruelo, Virulana Banda, Dolores Mazzoni y Lorena Rizzo, entre otros. Seguramente a usted no le suenan demasiado estos nombres, y es porque a estos chicos no los van a ver en las principales bateas de Musimundo, ni metiendo temas horrendos de pop en la radio, solo para girar en el dial.IMG_6424 Al contrario, puede ir usted a los ciclos que organiza este colectivo comprar sus discos allí e incluso hablar personalmente con los músicos. Una ventaja que el día de mañana puede ser valorada si estos mismos llegan a las escaleras de la fama en algún momento.

Uno de estos ciclos, Domingo Animal, es el que actualmente está organizando EH! en el espacio Vuela el Pez (avenida Córdoba 4379) donde ayer se disfrutaron de los conciertos de Agostina Elzegbe y Lorena Rizzo con su banda, mientras Javier Reboursin  y Guillermo Lizarzuay proyectaban imágenes y videos a sus espaldas. Ambos shows se desarrollaron de forma acústica y muy íntima. Por el lado particular de Agostina Elzegbe, su cancionero se basó tanto en temas propios como canciones tradicionales, un rondó, e incluso la “atrevida” musicalización de un tema de Oliverio Girondo. Se sumaban unas llamativas piezas instrumentales que describían momentos de ansiedad en donde la artista se puso a experimentar para el caso. En el caso de Lorena Rizzo, la cantante y guitarrista se presentó con acompañamiento de dos guitarras acústicas más y un piano, en donde interpretó temas de su primer disco “Torpes Bondades”, el que también estará presentando en ese espacio el 15 de Junio.IMG_6425

  A todo esto, el espacio, que no sólo disponía de bar y más de un lugar amigable para conversar, ofreció a los presentes la posibilidad de dibujar/pintar con el fin de publicar dichos dibujos en Facebook y el que fuese seleccionado se llevaría un premio a saber la semana que viene. Y por si esto fuera poco, el espectáculo fue a la gorra; y creo que esto marca el espíritu del grupo más que nada, los chicos no piden “nada” a cambio, salvo lo que vos consideres que puedas aportarles o lo que ellos se merecen (que siempre queda corto). Por eso, si querés inmiscuirte en lo que se viene, y sin que te corten el bolsillo por hacerlo, acercate el próximo domingo a Vuela el Pez para seguir disfrutando de estos artistas de verdad.

Crear cultura en esta vida es casi tan difícil como entenderla. Y en estos tiempos de asqueroso post-modernismo, donde no se pretende ir hacia ningún lado, ni revisar críticamente el pasado, ni avanzar hacia el futuro, sino hacer nada, embarcarse en esa aventura es algo más que valorable.

La tecnología parece haber llegado para despojarnos de casi toda actividad mental que no implique algo productivo a cambio, obviamente en forma de billetes o acciones. A su vez, quienes tienen más llegada a un público general, ya por ser dueños de los medios con las mismas o por popularidad propia, tienen la posibilidad de transmitir por televisión, Internet o radio lo que se propongan. Como el mercado necesita de consumidores, se lanza al espacio del entretenimiento –en este caso- cosas fácilmente consumibles. Tratando de idiota al consumidor (aunque bien muchos se dejan tratar así), le ofrecen cosas de valor poco o nada redituables, descartables a la larga, que sólo sirven para llenar el vacío podrido o alargar el tiempo hasta que otra cosa consumible se edifique y se le chupe tanta energía y plata como sea posible.

En medio de ese lecho, surge algo como esto. Porque, aunque de todos lados lleguen comentarios de que no hay nada nuevo ni bueno ni que vale la pena y que le juventud está perdida y tantas cosas que dicen personas que no salen a la calle, hay bueno, nuevo y joven.

Este es el caso de Elefante en la Habitación (EH!) un conjunto de artistas que se autodefinen como “un colectivo de músicos/productores autogestionados que trabajamos para construir la escena cultural que queremos habitar”. Las palabras sobran a semejante definición. Pero hay algo a lo que usted debe prestar principal atención y es la palabra autogestionados. Esto significa, sin medias tintas, que se mantienen entre ellos. Nadie ni nada les pasa dinero de arriba, no se encuentran auspiciados por ninguna marca oportunista ni pretenden levantarla en pala con su proyecto. Son sencillamente gente dispuesta a dar todo por su trabajo y el amor a la música que cada uno tiene, siempre desde una humildad absolutamente permeable al oyente –he sido testigo de ello – que le abre una visión absolutamente nueva de lo que escucha. En tiempos en los que aquel que saca la tajada más grande gana, el ver a artistas tan jóvenes promoviendo arte sin fines de lucro es realmente emocionante.

Ellos son: María Pien, Lautaro Feldman, Rodrigo Ruiz Díaz (ChauCoco!), Nahuel Carfi (Ensamble), Chancho a Cuerda, Punto Trío, David Chorne, Desatavientos, Nico Rallis, Globos, Ciruelo, Virulana Banda, Dolores Mazzoni y Lorena Rizzo, entre otros. Seguramente a usted no le suenan demasiado estos nombres, y es porque a estos chicos no los van a ver en las principales bateas de Musimundo, ni metiendo temas horrendos de pop en la radio, solo para girar en el dial.IMG_6424

Al contrario, puede ir usted a los ciclos que organiza este colectivo comprar sus discos allí e incluso hablar personalmente con los músicos. Una ventaja que el día de mañana puede ser valorada si estos mismos llegan a las escaleras de la fama en algún momento.

Uno de estos ciclos, Domingo Animal, es el que actualmente está organizando EH! en el espacio Vuela el Pez (avenida Córdoba 4379) donde ayer se disfrutaron de los conciertos de Agostina Elzegbe y Lorena Rizzo con su banda, mientras Javier Reboursin  y Guillermo Lizarzuay proyectaban imágenes y videos a sus espaldas. Ambos shows se desarrollaron de forma acústica y muy íntima. Por el lado particular de Agostina Elzegbe, su cancionero se basó tanto en temas propios como canciones tradicionales, un rondó, e incluso la “atrevida” musicalización de un tema de Oliverio Girondo. Se sumaban unas llamativas piezas instrumentales que describían momentos de ansiedad en donde la artista se puso a experimentar para el caso. En el caso de Lorena Rizzo, la cantante y guitarrista se presentó con acompañamiento de dos guitarras acústicas más y un piano, en donde interpretó temas de su primer disco “Torpes Bondades”, el que también estará presentando en ese espacio el 15 de Junio.IMG_6425

 

A todo esto, el espacio, que no sólo disponía de bar y más de un lugar amigable para conversar, ofreció a los presentes la posibilidad de dibujar/pintar con el fin de publicar dichos dibujos en Facebook y el que fuese seleccionado se llevaría un premio a saber la semana que viene. Y por si esto fuera poco, el espectáculo fue a la gorra; y creo que esto marca el espíritu del grupo más que nada, los chicos no piden “nada” a cambio, salvo lo que vos consideres que puedas aportarles o lo que ellos se merecen (que siempre queda corto). Por eso, si querés inmiscuirte en lo que se viene, y sin que te corten el bolsillo por hacerlo, acercate el próximo domingo a Vuela el Pez para seguir disfrutando de estos artistas de verdad.