(CÓRDOBA- ENVIADO ESPECIAL) Con sólo mirar los alrededores del aeródromo de Punilla, ya se podía presagiar lo que estaba por suceder: Una reunión de artistas pocas veces antes vista. Bandas tocando en las calles, gente buscando mitigar el calor con alguna cerveza bien fría, remeras, banderas, cantitos, guitarreadas. La calle palpitaba lo que en pocos minutos iba a comenzar: El Cosquín Rock 2012.
Cumpliendo casi a raja tabla los horarios, a las 17.25 abrió el escenario principal Armando Flores, seguidos de Eruca Sativa, dos buenas bandas, con una carrera incipiente. Pero el público se repartía porque en el escenario temático rock era el turno de los ya conocidos Culpables de este Sentimiento, la banda de Pedi, ex Jóvenes Pordioseros y actual guitarrista de Casi Justicia Social; y Salta La Banca, que sorprendió en convocatoria, ya que era debutante en el Cosquín.
En el escenario principal fue el turno Jauría, con Ciro Pertusi a la cabeza, que además de la buena música, aprovechó su set para concientizar respecto de la minería a cielo abierto; y al ratito salió Massacre, con un desempeño excelente, digno de ser escuchado, sumado a su homenaje a Spinetta con Ana no duerme. La tarde prometía, pero la noche mucho más. El calor aflojaba y la gente no paraba de ingresar al predio. En el escenario Pepsi, mientras tanto, El Bordo hacía lo suyo, desempolvando viejos éxitos y tocando algunas canciones de su último trabajo. Mientras la tarde se moría entre las sierras, subieron los chicos de Ojos Locos, repasando un poco de toda su carrera, con un público motivado.
Ya estaba todo el aeródromo a oscuras cuando uno de los shows más esperados, y significativos se puso en escena: Illya Kuryaky & the Valderramas. Obviamente se lucieron con A mover el culo y todos los viejos éxitos, pero los presentes esperaban una sola cosa: el homenaje de Dante a su papá, el Flaco Spinetta. Y llegó y nadie quedó indiferente, tocaron una increíble versión de Post-Crucifixion, “Canten por mi viejo” gritó Dante, mientras las imágenes en la pantalla gigante mostraban al fallecido cantante. El hijo del mítico artista lloró y abrazó a su colega Emanuel Horvilleur. Un momento emotivo, pero no el único de la noche.
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Mientras tanto La 25 tocaba en el temático, con muchísima gente agitando con banderas. Fue una de las bandas que más agite tuvo debajo del escenario. Ahora se empezaba a esbozar la duda más grande de la noche: ¿Calle 13 o Casi Justicia Social?. Ambas sumamente esperadas por todo el público presente, y tocaban con 20 minutos de diferencia.
René Perez Joglar y sus hermanos subieron a las 21.50 hs, con la conocida Calma Pueblo, seguida de La Danza de los Pobres y Pa´l Norte. Cuando el Portorriqueño se sacó la remera arrancó varios suspiros y un par de sonrisas, tenía escrito Todas las Hojas Son del Viento en la espalda. Obviamente la mención no tardó, humildemente PG13 junto a uno de los guitarristas de Charly García hicieron a capella la canción mencionada en la espalda de René. Continuaron con La Bala, y ahí comenzó el éxodo de público, que se trasladaba para ver a Santos Fontanet y compañía en el temático Rock. Casi Justicia Social arrancó con Tan perfecto que asusta, Algo mejor, algo peor y Prohibido. Algunos clásicos como Sed, otros más nuevos como Suerte y la tan añorada Brillan los Fantasmas, formaron la lista que dejó conforme a todos los presentes. Además fue la banda que más convocatoria tuvo en el escenario chico.
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Termina Calle 13 y arranca Las Pastillas del Abuelo, grave error la coincidencia de éstos con Casi Justicia Social en horario, porque los presentes debieron repartirse, y finalmente ver un poco de cada uno. Cerraron con la festiva Otra Vuelta de Tuerca, con menciones a Famatina y al Flaco, por supuesto. Debido al pequeño retraso que sufrió el escenario temático rock, Los Gardelitos comenzaron apenas minutos antes que el mítico Charly García, aunque ya una buena parte del público había desistido, las horas y el cansancio comenzaron a pesar. Repasaron los hits del genial Korneta Suárez, y Patricio Santos Fontanet retomó el micrófono para acompañarlos en Nadie cree en mi canción y Amando a mi guitarra.
La noche promediaba. Charly no se hizo rogar ni esperar como en otros tiempos. Salió lúcido, con una gran puesta en escena (fue el único que tuvo escenografía propia) acompañado de tres violinistas y una corista. Una voz en off relataba un texto nutrido de las canciones de García, y pedazos de viejas entrevistas. El predio se vino abajo en aplausos cuando la mística invadió el escenario. Rezo por Vos y las imágenes del Flaco junto a Charly abrieron la jornada. Chipi-chipi, Alicia en el país, Canción para mi muerte y Yendo de la cama al living fueron solo algunas de las joyas musicales. Sin nombrarlo el set entero estuvo consagrado a su amigo, “Esto va dedicado a ya sabemos quién”. Sin caer en la melancolía, pero con la ternura de quien recuerda a un ser querido, el recital estuvo teñido del Flaco.
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Fue una grilla épica, aunque los horarios y las coincidencias complicaron a más de uno, que se vio reflejado en las corridas entre uno y otro escenario. Y también es innegable que el dolor por la desaparición física del querido Spinetta tiñó el día de un sabor agridulce.
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