Siguiendo con su línea de desculturización, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta se encargó en las últimas horas de enviar inspectores para cerrar momentáneamente el Sitio de interés cultural en el que se convirtió La Casa de Luca Prodan. El histórico lugar, ubicado en la calle Alsina 451, ya es todo un clásico para los fanáticos de Sumo, e irradia un aura de culto difícil de igualar. Por lo menos en lo que corresponde al rock nacional.
Mediante un comunicado oficial, los encargados del templo denunciaron que tenían todos los papeles en orden y los requisitos necesarios (matafuegos, fumigación, planos de evacuación, etc) para que la vivienda esté en funcionamiento. El sábado 6 del corriente mes ya hubo una inspección, aunque en aquella oportunidad no dejaron ningún aviso de clausura. Sin embargo, sin justificación alguna, recibieron esta última sanción.
El motivo: una roca gigante que obstaculiza la salida. Sí, leíste bien. Esa piedra es un pedazo de pared que tiene 300 años de antigüedad y es la misma que no tuvo ningún comentario negativo en los otros allanamientos.
Si a esta situación le sumamos lo sucedido en agosto de 2018, cuando una cuadrilla del GCBA pintó las puertas de la casa del italiano más querido del rock nacional, no nos quedan dudas de que se trata de algo muy personal. Ya que no respetan a los vivos, al menos dígnense a respetar a los muertos, que ya no se pueden defender. La cultura no muerde, Larreta.
Por Joaquín Vacca
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