Inglaterra, 1919, el desastre dejado por la primera Guerra Mundial le dio vía libre a la proliferación de las mafias y su poderío en toda Europa. Los Peaky Blinders – llamados así por las hojas de afeitar que ocultaban en sus boinas -, una familia mafiosa irlandesa (con una pizca gitana), fueron una de ellas.
Creada por Steven Knight (Promesas del Este), la serie nos lleva a conocer a la sociedad inglesa luego de la gran guerra, un escenario poco visitado por la televisión británica, y que nos deja entrever la vida personal no sólo de los mafiosos, sino de aquellos hombres que regresaron de la guerra y tuvieron que reencontrar su lugar en el mundo.
La historia sigue los pasos de Tommy Shelby (Cillian Murphy), un héroe de guerra y líder natural, quien al regresar junto a su hermano Arthur Shelby Jr. (Paul Anderson) del frente de batalla, decide tomar las riendas del negocio familiar, un local de apuestas hípicas, que hasta ese momento lleva la Tía Polly (Helen McCrori), y ascender de esta manera en la escala de poder. Pero su objetivo no es simplemente Birmingham, lugar donde se sitúa esta historia, sino toda Inglaterra.
Sin embargo, las cosas nunca son simples, y menos para alguien que quiere meterse en el gran juego.
Desde Belfast llega el jefe inspector Chester Campbell (Sam Neil), dispuesto a desbaratar toda organización que trabaje en contra del gobierno británico y, junto a él, Grace Burgess (Annabelle Wallis), una joven irlandesa con un pasado secreto. De esta manera, Tommy Shelby se ve envuelto en una constante lucha interna. Por un lado se encuentra su familia, por otro el negocio y la expansión, y por último, la inesperada aparición de sentimientos que creía perdidos.
Hasta este punto, la historia parece ser algo común, con muchas similitudes con la serie norteamericana Broadwalk Empire, con la que comparte algunos temas y contexto histórico, pero el guionista y director no quiere quedarse en lo pequeño y comienza a agregar los condimentos que convierten a esta serie en algo mucho más grande. La mafia judía, comandada por Alfie Solomons (Tom Hardy), o Billy Kimber (Charlie Creed-Miles) jefe de las casas de apuestas, son algunos de estos ingredientes que van moldeando a la serie a lo largo de su recorrido.
Con una calidad de imagen comparable a la del cine, interpretaciones carismáticas y una banda sonora repleta de rock ‘n roll, con canciones de Nick Cave and the bad seeds, The White Stripes, Johnny Cash, entre otros, Peaky Blinders nos muestra el cultivo de una sociedad posguerra, donde convergen no sólo la mafia, el tráfico de armas, las apuestas ilegales y la violencia, sino también la movilización obrera, el comunismo, y el trastorno de estrés postraumático.
Con tres temporadas en su haber (todas en Netflix), la serie está próxima a recibir su cuarta y ya está la confirmación de una quinta.
Escrita por Juan Sóñora
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