Como casi cualquier grupo que llega a los 25 años de historia, Poseidótica ha atravesado ciertos cambios que, más allá de que han generado ciertas dudas, han culminado en nuevas etapas para una banda que a esta altura sabe seguir adelante de la mano de Martín Rodríguez en bajo y Santiago Rúa en guitarra, los únicos miembros originales del cuarteto que completan Eugenio De Luca en guitarra y el recientemente incorporado Lucas Galiñanes en batería.

Precisamente esta última incorporación fue una de las razones que hizo especial esta presentación de “Las Palabras y La Realidad” en Niceto. Más allá de que el puesto de baterista ha sido el más fluctuante en la banda (en distintos momentos pasaron Federico Bramanti, Ignacio Belej y Hernán Bertrand), Walter Broide se convirtió con el paso del tiempo como un miembro clave, principalmente porque su incorporación definitiva (había grabado el primer disco y luego recomendado a algunos de sus colegas para que se sumen a la banda) se dio cuando se separaron Los Natas, en lo que fue un cimbronazo para una escena stoner con bastante actividad a finales del 2012.

Foto de Nadia Guzmán

Justo en el año que cumple 30 años tocando sin dejar de tocar en ningún momento, Broide decidió tomarse un descanso de su tarea como músico sin que esto generara ningún tipo de malestar al interior de Poseidótica. Por el contrario, días después de este show se conoció que fue él mismo el que recomendó a su reemplazante dejando en claro que el vínculo y la buena onda perdurarán más allá de las circunstancias que hacen que no forme más parte del grupo.

En este contexto, que el grupo haya elegido Niceto para esta doble fecha de segunda presentación del disco (ya habían elegido el Teatro Flores días después de su lanzamiento) y despedida de Broide, es sin lugar a dudas un acierto. Desde su inicio la banda ha tocado veintiséis veces en el recinto de Palermo incluso repitiendo fechas durante un mismo año. Allí ha habido fechas épicas (“Pascuas Profanas” en donde tocaron caracterizados) junto a una apuesta visual y musical para cada show que incluyó invitados de diversos géneros musicales como Carca, Edelmiro Molinari, Adrián Dárgelos o el recordado Pato Larralde.

Es indudable que la banda y su público consideran el lugar una especie de hogar algo que comparten los que han visto a la banda en otros contextos. Más allá de que el grupo tiene el oficio para lograr mostrar sus virtudes sin problema en cualquier espacio, aquí encuentra el ambiente que hace de su música una experiencia sensorial la mayoría de las veces inolvidable.

Una gran apuesta con pantallas montadas detrás del escenario generando un efecto envolvente, fue el marco para que el grupo desarrollara en la primera mitad del set el disco “Las Palabras y la Realidad” en su totalidad, mostrando la diversidad de atmósferas que propone una obra estrenada este año y esperada por muchos teniendo en cuenta que la anterior aventura discográfica del grupo había sido “El Dilema Del Origen” lanzado en 2015.

Con un sonido fuerte y nítido, dos características imprescindibles para apreciar la dimensión instrumental de la banda, una intro espacial desembocó en “Homenaje” y “En lo profundo” las dos canciones que habían sido singles previa salida del disco. La participación Federico Espasandin (Guitarra acústica) en la primera y Matías Romero (Violín) en la segunda tuvo sentido para mostrar el contraste entre lo sutil y lo explosivo en el primer caso y la oscuridad y densidad del post punk en el segundo. Enseguida, “Sur Realista” propuso un viaje progresivo, en donde cierto no sé qué tanguero impregnó el ambiente generando una interesante síntesis entre la sutileza y la distorsión una característica definitoria en la propuesta general de la banda.

Foto de Nadia Guzmán

El actual guitarrista de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, Baltasar Comotto, fue el invitado para darle un aire de western futurista a “El Duelo” y, enseguida, Melina Xilas en saxo tuvo una actuación épica en “Malevo”, logrando un acople perfecto entre su instrumento y la banda. La sensación en esos momentos fue que el grupo siempre logra grandes resultados cuando incorpora otro tipo de instrumentos a la de su ya de por sí diversa propuesta.

Aquí lo hizo a la perfección generando uno de los momentos más intensos y sorprendentes de la noche. La pesada “Tecno logia” y las progresivas “Tyler” y “La gema” con violín y guitarra acústica de nuevo en escena, dieron por finalizado una primera parte del show que confirmó una cuestión frecuente para el grupo. Más allá de que uno pueda disfrutar oyendo los discos, ver al grupo ejecutar las canciones en vivo hace que se entienda a la perfección cuál es la búsqueda musical del cuarteto y su maestría musical para llevarla a cabo.

La segunda parte del show, luego de un pequeño intervalo, sirvió no solo para recorrer algunas canciones del resto de la carrera de la banda. Así pasaron “Elevación”, “Viaje de Agua” y “Los Extraños” (estas dos últimas nuevamente con Matías Romero en violín profundizando el aura melancólica de las mismas) para que luego de “La Distancia” y “Sueño Narcótico” (dos de los grandes momentos de la noche); Melina Xilas regresara con su saxo al escenario para repetir todo lo bueno que había realizado anteriormente en una intensa versión de “Las Cuatro Estaciones”.

Baltasar Comotto regresó para cantar y tocar la guitarra en una rockerísima y veloz versión de “Ana no Duerme” y pisar el acelerador en “Aeroruta” dejando “El dilema del origen” como la última canción que Walter Broide interpretó con la banda. El abrazo emocionado de los cuatros músicos junto a las palabras y gestos de cariño para con su figura a lo largo de la noche tal vez fue la mejor postal de un show para el recuerdo que representa, además, un nuevo inicio para una banda que sigue con tenacidad defendiendo la idea de una música que permita la imaginación y abra nuevos músicos. Seguramente la historia de Poseidótica traerá más sorpresas. Estaremos ahí para contarlo.

Fotos cortesía de Nadia Guzmán

Carlos Noro es Lic. en Cs. de la Comunicación (UBA) y profesor en Letras. Desde 2007 gestiona proyectos cooperativos de comunicación y es docente. También desde ese año colabora en varios medios ligados a la cultura musical. Es Coautor del libro Stoner argentino. Rock pesado y psicodelia (1995-2020), publicado en 2022 por Gourmet Musical.