En Vivo

Las Pastillas del Abuelo a la luz de la luna

En un marco de mística y emoción, la familia pastillera festejó en un nuevo encuentro, esta vez en La Plata y con localidades agotadas.

Las Pastillas
Las Pastillas

Luna llena adentro y afuera, en La Plata el techo del micro estadio de Atenas no impidió que la noche se iluminara con todo el despliegue de las estrellas de la noche. Tamesis aportó la cuota de música necesaria para fogonear la previa que desde los alrededores del estadio ya se conformaba entre el olor a choripán y la cerveza que giraba en cada grupo. De a poco, con algo de frío y mucha adrenalina, la temperatura empezaba a subir y los fanáticos comenzaban a conformar la postal de Las Pastillas del Abuelo.

Para las 21.10 el estadio ya luce completo. Dos amantes del montón se funden en un abrazo eterno que de a poco se transforma en beso. Payasos y arlequines desfilan entre lobos y leones que, cariñosos en sus formas, se unen a la celebración pastillera que los convoca. Un grupo de amigos intenta tomar una selfie de espaldas al escenario cuando unos adolescentes afiebrados irrumpe al recinto en un pogo que promete expandirse hasta el vallado. Todo parece posible mientras las luces se apagan y la cosa comienza a palpitarse.
DSC_1879A las 21.55 Las Pastillas salieron al escenario y Cambios de tiempo fue recibida con toda la adrenalina acumulada hasta el momento. “Si lo que permanece igual es el cambio, ¿no lo ves?” le cantaba con los brazos arriba una chica a su amiga que la miraba y se apretaba el pecho diciendo que podía sentir en su cuerpo el sonido del bajo. Las luces rojas y violetas teñían el lugar mientras los globos de colores se desplazaban por las miles de cabezas que se amontonaban hacia el escenario.

Viejo Karma se coló hacia el final del primer tema y un loco enamorado tomó la mano de su novia para dedicarle los versos que ya había ensayado un millón de veces. Milagro eslabón fue el tema que llegó acompañado del saludo del Pity y de un gran empuje por parte de un grupo de 15 pibes que hacían su propio pogo cerca de la puerta de salida. Nadie quedaba afuera, ni siquiera aquel canoso que sostenía en sus hombros a un niño de unos 10 años que cantaba encantado y movía los brazos hacia arriba. Absolutismo aprovechó la ocasión para cuestionar esa tan marchita verdad y asegurar “mi esencia no me impide ver mi historia”.

Llegó el momento de Candombe de resacas y ni los que estaban vendiendo coca se privaron de cantar “un tambor en las entrañas no para de replicar”. Permito y prometo hizo lo propio y los besos de amor inundaron de acordes y melodías las cabezas de los presentes. La poesía se habría paso ante el rock and roll y bailaba al ritmo que vibraba la familia pastillera presente. Historias y Como pudo entrar en mi hicieron emocionar a más de un nostálgico que pedía por algún clásico, mientras que Rompecabezas del amor y La creatividad fueron la cuota de emoción para que el Piti agradeciera a todos los que bancaron Paradojas.
DSC_2003Enseguida Desde La Postura se adueñó de la escena y dio lugar luego a Viles medios para que el pibe con remera de Los Redondos que se agarraba de la valla saltara con dificultad y cantara a todo pulmón “separarnos, dividirnos, desinformarnos, construyendo así nuestra razón, sin sentido propio”. Solo Dios y Lo que tenga que ser prepararon el terreno para Tantas escaleras, que tuvo como invitado a Juanjo Gáspari, guitarra de Salta la Banca, para convertir Atenas en una verdadera fiesta.

Con Qué hago yo esperando un puto as, cuyo final al mejor estilo Rezo por vos hizo delirar a la tribuna, el Piti se vistió de arlequín y proclamó: “esto es cosa seria che”, al tiempo que se desplegaba una bandera con la leyenda el sur está de fiesta. Enano preparó el escenario y enseguida llegó Vuelta de tuerca para que el pogo explotara en mil pedazos. Llegaba el final y, como en cada encuentro, la eterna despedida en el abrazo que había empezado con el primer tema. Ojos de dragón y Qué pretendo no saber se escucharon desde la catedral y fueron el moño perfecto para una noche donde la energía de la luna llena se expandió por todos los rincones de Atenas y alrededores.

Inolvidable, como cada reunión de la familia en la ciudad que cada año los recibe mejor, les hace sentir el cariño y demuestra en cada show que la música es sanación y transformación. Una nueva presentación, otra gran previa al 23 de octubre que tendrá al Luna Park como escenario para una nueva fiesta pastillera.

Fotos por Florencia Dakuyaku

[su_custom_gallery source=”media: 128700,128699,128697,128696,128695,128694,128693,128692,128691,128690,128689,128688,128687,128686,128685,128684,128683,128682,128681″ limit=”75″ link=”lightbox” width=”180″ height=”150″ title=”never”]