El frío se hizo presente desde las primeras horas de la tarde en Córdoba y a medida que se hacía de noche, se hacía notar más. El aire frío atravesaba los cuerpos de las personas que llegaban al Quality, y de a poco, era irrumpido por el calor que provocaba entrar a un lugar desbordado de ansiedad y ganas de llenarse de música y amor.
La gente en su lugar, un escenario con una luz tenue lleno de instrumentos, personas con ganas de recibir amor en forma de música y músicos a la espera de dar arte. El sábado todo era recíproco. Pasadas las 21:50, las luces se apagaron, la ansiedad se expresaba en gritos y los primeros acordes sonando. Lisandro, ahí está él, en el medio del escenario, vestido de negro con un saco hasta la rodilla, su guitarra en mano y una sonrisa gigantesca; ¡Hola Córdoba! y “ABC” de su disco “Las Crónicas del Viento” dio inicio a una velada que sin dudas iba a ser para el recuerdo.
“Por donde vayan tus pies” y “Perdón” fueron los temas siguientes. Lisandro interactuó constantemente con su público robándole un par de sonrisas, el mismo público que no paró de ovacionarlo desde el minuto cero. “Avenida Alcorta” canción de Gustavo Cerati en la voz de Aristimuño, entonada con una emotividad que podía sentirse desde la primera fila hasta el último en la sala. Y así, de esa forma, ibas de sensación en sensación. Casi sin respiro continuó con “Para vestirte hoy” y “Azúcar del Estero” que hizo bailar a muchos de los que se hicieron presentes.
Defendiendo la educación pública, recordando aquellos años en los que se fue a vivir a la Capital y trasladando eso a los estudiantes de Córdoba, continuó con “Búho”, fue en ese momento donde la gente no contuvo su apoyo a lo que estaban escuchando, y con aplausos y gritos le dieron el visto bueno.
El show continuó con “Anfibio” y siguió con un invitado especial, Rally Barrionuevo subió al escenario a acompañar a su amigo y cantar a dúo “Tu nombre y el mío” canción que fue grabada con Liliana Herrero. Uno de los momentos más emotivos de la noche se vivió con “Plug del Sur”, el juego de luces se redujo a unas pocas que sólo iluminaban a Aristimuño en el medio del escenario, una guitarra llena de arpegios y un silencio arrollador que decía mucho más que cualquier palabra. Esto dio paso a “How long”.
El segundo momento emotivo llegó rápidamente y como era de esperarlo fue con “La última prosa”, “Mi Memoria” y “Vos”, donde el silencio volvió a reinar y las almas se volvieron a llenar de sensaciones encontradas. Así se vivía, de emoción en emoción, un artista del carajo sobre un escenario dando todo lo que tiene para hacer vibrar las almas.
“Traje de Dios”, “Blue” y “Pozo” dieron más rienda suelta a los sentimientos, dando paso a “Green Lover” dedicado a Las Abuelas de Plaza de Mayo por su constante lucha. La presentación de los “Azules Turquesas”, sus músicos, y una ovación interminable por parte de la gente, que para ese entonces ya estaba de pie para aplaudir a semejante banda.
Un show que comenzó tan emotivo y bien arriba, tenía que continuar así, “Es todo lo que tengo y es todo lo que hay” hizo que los cuerpos abandonaron sus butacas y comenzaran a bailar, abrazarse y sonreír; sí, sonreír mirando arriba, como si lo que estaban escuchando les atravesara el cuerpo y les hiciera un escalofrío que los recorría de la cabeza a los pies. Lisandro no paraba de agradecer y así se despidió de su público.
Las luces del escenario se apagaron y los músicos se retiraron. El calor y el amor de la gente fueron constantes, por eso el reclamo para que volvieran a subir a escena tardó poco en llegar. Unos minutos después comenzó a sonar una guitarra, los acordes eran tan precisos, y Lisandro nos regaló “Canción de amor” y “Me hice cargo de tu luz”, para que nuestras almas llegaran a su punto de máximo esplendor.
Y así como quien no quiere la cosa, Aristimuño y los Azules Turquesas iban dándole cierre a un show increíble, lo hicieron con “Elefantes”, la gente de pie, bailando y aplaudiendo, y los artistas abrazados en el escenario recibiendo todo el amor que dieron durante dos horas y medias. Sí, como dijimos al principio, era todo recíproco. Con un ¡Gracias Córdoba! Y anunciando la llegada de un nuevo disco para Octubre de este año, dio fin a una gran velada.
Así fue que Lisandro se presentó nuevamente en Córdoba con entradas agotadas, una banda excepcional a la altura de las circunstancias, una lista que recorrió toda su trayectoria, un sonido avasallador y una puesta de luces que a más de uno los dejó con la boca abierta. Un show estremecedor desde el minuto cero, un artista dando arte y recibiendo amor; un público que seguramente fue con el corazón en la mano y se llenó de amor. Y si, la buena noticia sos vos, Lisandro.
Fotos archivo: Daniela López Fotografías.
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