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El rol de Nelson Mandela en el Mundial de rugby 1995

A lo largo de la historia hubo muchísimos casos en los que las competencias deportivas fueron utilizadas políticamente. La mayoría de las veces se usaron para tapar hechos graves que ocurrieron en distintos países. El caso sudafricano tuvo un objetivo mucho más noble.

Sudáfrica es un país con una historia muy particular. Considerada “la nación del arco iris” por ser una de las más diversas culturalmente del mundo, es uno de los pocos territorios africanos con una importante población blanca conformada por los boers, colonos provenientes de Holanda, y los ingleses, que se vieron atraídos por el descubrimiento de yacimientos de diamante y oro. Ellos se sumaron a los distintos pueblos negros que ya estaban en el lugar. Todo esto generó muchas disputas entre todos los grupos. Luego de dos guerras anglo-boer entre ingleses y holandeses, en 1910 se unieron y se creó la Unión Sudafricana, marginando a los negros, que eran la mayoría de la población. En 1948, con la llegada del Partido Nacional al poder, fue cuando se institucionalizó la discriminación racial, mediante el sistema de segregación conocido como el Apartheid.

Nelson Mandela.

El Apartheid consistió en distintas leyes que marginaban a la mayoría negra (79% de la población) para mantener los privilegios de la minoría blanca. Entre muchas otras cosas, los negros no tenían derechos políticos (no podían votar), fueron privados de sus tierras, debieron mudarse a “ghettos” (de pésimas condiciones) en las afueras de la ciudad ya que no se les permitía vivir junto a los demás y además no podían usar los autobuses, hospitales, escuelas o playas, exclusivos para blancos.

Luego de muchísimos años de resistencias, influido por una crisis económica y por una pérdida de apoyo del resto de los países, a fines de la década de 1980 el gobierno empezó a pensar en la posibilidad de la democracia. Negoció con el Congreso Nacional Africano y en 1990 liberó a Nelson Mandela –el principal dirigente opositor-, que llevaba preso 27 años. Armaron una mesa de negociación en la que participaron todos los partidos políticos, en 1992 cayeron las leyes del Apartheid y se redactó una nueva constitución. En las primeras elecciones libres realizadas en 1994 ganó Mandela con el 62% de los votos y asumió como el nuevo presidente.

El objetivo de Mandela no era llevar a cabo una venganza contra los blancos sino unir a un país que había estado históricamente dividido. Para eso, además de crear una Comisión para la Verdad y la Reconciliación, una de las armas que utilizó fue el rugby, que hasta ese momento en Sudáfrica era un deporte de blancos (los negros se volcaban más al fútbol).  Este deporte era visto por la mayoría de la población como un símbolo del apartheid, por lo que los oprimidos por ese régimen odiaban a los Springboks e iban a los estadios a hinchar por los rivales. Cuando asumió Mandela, le pidieron que le cambiara el nombre al equipo, algo a lo que no accedió ya que sería una ofensa para los blancos, que tenían temor a que el nuevo gobierno se vengara de ellos. Los primeros años de su gobierno no fueron fáciles y el país llegó a estar al borde de una guerra civil.

Francois Pienaar durante el Mundial de 1995.

Los Springboks no habían podido competir en los mundiales de 1987 y 1991 ya que el país estaba sancionado por su régimen discriminatorio. Pero con la llegada de la democracia, se decidió que el Mundial 1995 se celebrara en Sudáfrica. Mandela aprovechó esto y buscó que todo el país apoyara al equipo. Se metió de lleno en el tema y lo usó como política de estado. Promovió distintas acciones para que los negros se interesaran por el rugby, como hacer que los jugadores se aprendieran el nuevo himno (incluidas las partes con el idioma que utilizaban los negros) o que fueran a los barrios pobres a enseñarles las reglas a los jóvenes. Además, invitó al capitán Francois Pienaar a su despacho y los visitó en un entrenamiento. Así, de a poco, los negros fueron simpatizando con la Selección.

La batalla entre los Springboks y los All Blacks de la final del Mundial.

Sudáfrica no llegaba como candidata a ganar el Mundial pero en el primer partido de la fase de grupos venció 27-18 a Australia, uno de los favoritos. Luego, le ganó 21-8 a Rumania y 20-0 a Canadá para meterse en cuartos de final. Allí le tocó Samoa, a quien goleó 42-14. El rival en semifinales sería Francia, subcampeón en 1987 y uno de los mejores equipos del mundo. En uno de los partidos más emotivos en la historia de los mundiales y bajo una lluvia intensa, los Springboks triunfaron por 19-15 y se metieron en la final, para alegría de Mandela.

Para ese momento, ya el país era una fiesta y la mayoría de la población apoyaba al equipo.  Los All Blacks de Jonah Lomu, uno de los mejores jugadores en la historia del rugby, esperaban en la final. Unos días antes del partido tan esperado, Mandela les pidió a los jugadores que fueran a visitar Robben Island, la cárcel en la que había estado preso 18 de los 27 años. Ellos se sorprendieron con lo pequeña que era su celda y se preguntaron cómo podía ser que luego de sufrir tanto en un lugar así, Madiba haya salido y perdonado a los que lo habían oprimido.

El presidente fue al estadio el día de la gran final y saludó a los jugadores con su gorra de los Springboks, algo muy controversial ya que el Apartheid era muy reciente y todavía algunos veían al rugby como un símbolo de la discriminación racial. El partido fue muy parejo. No hubo tries y todos los puntos fueron por penales. Terminó 12-12 por lo que fueron a un tiempo suplementario, donde un drop de Joel Stransky desniveló la historia y le dio la victoria a Sudáfrica. Todo el país lo festejó y los blancos se abrazaron con los negros.

Mandela fue a entregarle la Copa al capitán Francois Pienaar mientras lo ovacionaba todo el estadio, compuesto mayormente por afrikáners blancos que antes lo odiaban. Fue más que un partido ganado. Significó la esperanza de que fuera posible una nación unida en la que convivieran pacíficamente los blancos con los negros. Años después, Nelson Mandela contó que ese día fue el más feliz de su vida, aún más que cuando lo liberaron de la cárcel. Hasta el día de hoy, a pesar de que es un país con problemas como el resto, Sudáfrica sigue disfrutando de la democracia y los negros tienen los mismos derechos que los blancos.

Por Daniel Lubel. (@DaniLubel)