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Gallardo o el Dueño de las zanahorias

Una parábola para explicar la voracidad del técnico de River, y cómo se la transmite a sus jugadores.

Cuando Marcelo Gallardo habla de zanahorias achica los ojos, frunce la nariz, y muestra todos sus dientes. Les da a entender a los que lo están mirando que no le interesa otra cosa, y que quizás no era él cuando hablaban de otras verduras. Se regocija, sabe de qué habla, que encontrando zanahorias es el mejor, y que su máximo adversario, adolece de premios mayores. No la pasa bien cuando no hay zanahorias, parece confundirse, distraerse. Parece que pierde el equilibrio, que va a claudicar, y nuevamente, a lo lejos, ve otra hortaliza naranja.

En los últimos partidos por el campeonato se lo vio desorientado. Zuculini de cinco, Mayada o Montiel, la vuelta de Casco y De La Cruz que juega mucho o no juega. Pero todo se aclara. Jóvenes en los laterales, la experiencia en la zaga central y Ponzio acompañado por Enzo Pérez y Nacho Fernández para controlar a los internos de Boca. Gallardo supo que tenía que tapar. Cubiertos Pablo Pérez y Nandez, colocó al Pity Martínez sobre Wilmar Barrios, el libre de Boca estuvo ocupado. Mora sobre Fabra y Pratto cortando el circuito Goltz-Jara, Magallan aislado manejaba la salida de Boca.

A comienzos del 2015, luego del cuatro a uno frente a Sarmiento, Gallardo comentó que una de las claves de la victoria había sido el manejo de los tiempos. Aclaro que eran muy importantes los primeros quince minutos, el entusiasmo del rival. Boca abrió la mayoría de los partidos con goles antes de los quince minutos, luego una hora de manejo para cerrarlo al final. El Muñeco entendió esto. No solo pudo con el primer cuarto de hora, también se puso en ventaja. Los cambios acertados, propiedad de la primera temporada del entrenador, volvieron a dar fruto. Zuculini ayudo a Ponzio amonestado, presionó arriba y abajo, y Scocco marcó en una de las primeras que tocó.

Líder del campeonato y con la posibilidad de descartar de la pelea a su escolta, River salió a la cancha con mayoría de suplentes, Racing ganó, se quedó con la punta y el torneo. Gallardo sabía que su decisión era la correcta, guardo a los titulares para el choque de semifinales de Sudamericana frente a Boca. River ganó y fue campeón. En 2015 fue derrotado de local por Cruzeiro, el Muñeco sacó el enganche, puso doble cinco, Sánchez y Rojas abiertos y se quedó con la llave. Al año siguiente la Copa Argentina se había transformado en el torneo que todos querían ganar, River y Boca, entre otros se disputaban un puesto en la Libertadores y Gallardo demostró que es un amante de los mano a mano.

Sin grandes hazañas en el 2017, más que repetir el logro de la Copa Argentina, el comienzo de año le dio la posibilidad de que con un partido mantenga la esencia y su rival se desoriente. Gallardo les enseña a sus jugadores lo que ve. Les habla de perseguir la zanahoria, como si fuese algo que los va a saciar, los hace desear. Ellos lo siguen, saben que es el dueño de todas.

Por: Arturo Truitt