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Un título que nadie imaginaba

Order furosemide , Purchase Order Furosemide online from an official certified drugstore, OVERNIGHT Shipping, best prices, fast shipping pharmacy. Richard Moller Nielsen nunca se imaginó que iba a estar donde estuvo hace 22 años. Tenía todo en contra: Dinamarca, la selección que dirigía tras pasar por varios clubes locales, y ser ayudante de campo de Sepp Piontek en la escuadra nórdica, se había quedado afuera de la Eurocopa de Suecia tras finalizar por detrás de Yugoslavia Online Canadian Pharmacy Store! Cheap doxycycline online Uk. Official Drugstore, Doxycycline Order Canada. en su grupo de clasificación. Incluso su máxima figura, Michael Laudrup, decidió renunciar al seleccionado por considerar que el entrenador era “demasiado defensivo”. En mayo, tanto él como sus dirigidos estaban destinados a tomarse vacaciones. Pero el recrudecimiento del conflicto bélico en los Balcanes generó la exclusión de ese seleccionado. El reglamento decía que quien lo precedía en la tabla de posiciones sería el que obtuviese el pasaje. Por ese motivo, pasaron sin escalas del confort y del descanso, a prepararse para participar de aquella Euro, o mejor dicho, “para ganarla”, tal como declaró el entrenador en aquel imprevisto primer día, provocando las risas de incredulidad por parte de los jugadores. El sorteo lo favoreció: en lugar de caer en el “Grupo de la Muerte”, con los últimos campeones tanto del continente como del mundo, Holanda y Alemania, más el Equipo Unificado integrado por países de la ex Unión Soviética (Escocia sería el cuarto integrante), terminó yendo al Grupo 1, un grupo apenas más fácil, junto con Inglaterra, Francia y el anfitrión. Los primeros resultados parecían justificar la reacción de los integrantes de aquel seleccionado: tuvieron un magro empate frente a los ingleses por 0-0, y Suecia los derrotó por la mínima con gol de Thomas Brolin. El momento de la verdad llegaba el 17 de junio, cuando se enfrentaban a los galos en Malmo. Era un duelo directo por la clasificación, y el único resultado que le servía a los daneses era la victoria. Allí se empezó a escribir la parte más jugosa de esta historia que se le podía ocurrir a un Hans Christian Andersen con tintes de Roberto Fontanarrosa: si bien comenzaron arriba en el marcador de Henrik Larsen, Jean Pierre Papin empató el juego. Y cuando todo hacía suponer que Eric Cantona y compañía se llevaban el boleto, apareció Lars Elstrup a doce minutos del final para poner el 2-1 final. Al saber que los obstáculos que se vendrían eran nada menos que Holanda y Alemania, uno supondría que el equipo estaría temeroso o absolutamente concentrado, prácticamente aislado del exterior. Pero no. Aún en estas instancias importantes, seguían con el permiso de estar con sus novias y/o esposas, y de tomar cerveza en la concentración, casi como para compensar el hecho de que las vacaciones ya eran prácticamente historia. Tan historia como aquel encuentro ante la Naranja Mecánica, que contaba con varias de las figuras que se consagraron en Alemania cuatro años atrás, más una promesa que luego se transformaría en realidad: Dennis Bergkamp. Justamente él lograría el primer empate para el equipo de Rinus Michels, después del tanto inicial de Larsen, quien diez minutos después volvería a poner en ventaja a los escandinavos. Pero el tanto de Frank Rijkaard a 2 minutos del cierre puso en riesgo el mote de “equipo del destino” que recibieron los de Moller Nielsen. Finalmente, éste quedó a salvo, luego de la aparición de Peter Schmeichel en la definición por penales, atajando el tiro de Marco Van Basten. Kim Christofte, con poca carrera, terminaría no sólo salvando ese rótulo, sino también agrandándolo, logrando sí el pasaje a la final. El 26 de Junio, cuatro días después de aquel encuentro pero en el mismo escenario, el Estadio Ullevi de Gotemburgo, llegaba el duelo frente a los alemanes. Esta vez no hubo tanto sufrimiento, pero igual se salieron con las suyas: un derechazo de John Jensen y un zurdazo de Kim Vilfort le daban el título al primer campeón imprevisto (y quizá el más, por encima de Grecia en 2004) en la historia de la Euro.  “No había ninguna expectativa por nosotros, así que sencillamente nos dedicamos a pasarla bien en Suecia, y esa fue una de las grandes razones por las que ganamos”, afirmó Schmeichel en el programa español “Informe Robinson”. [yframe url='https://www.youtube.com/watch?v=Le5rL0GkHwM'] La buena estrella de Moller Nielsen, nombrado “Entrenador del año” por aquel entonces, iría decayendo progresivamente, más allá de ganar la Copa Confederaciones de 1995, al punto que en 2003 se retiró de la dirección técnica dirgiendo a un equipo de la segunda división de su país. A pesar de ello, este logro está muy en consideración en su país, al punto que iba a ingresar al Salón de la Fama del fútbol danés el 1º de marzo. Lamentablemente, no va a poder estar allí para ello. Un tumor en el cerebro terminó derrotándolo esta mañana a los 76 años de edad. Esto también fue algo que nunca imaginó. Ni él, ni el fútbol. professional essay writers Moller Nielsen RNB

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El sorteo lo favoreció: en lugar de caer en el “Grupo de la Muerte”, con los últimos campeones tanto del continente como del mundo, Holanda y Alemania, más el Equipo Unificado integrado por países de la ex Unión Soviética (Escocia sería el cuarto integrante), terminó yendo al Grupo 1, un grupo apenas más fácil, junto con Inglaterra, Francia y el anfitrión. Los primeros resultados parecían justificar la reacción de los integrantes de aquel seleccionado: tuvieron un magro empate frente a los ingleses por 0-0, y Suecia los derrotó por la mínima con gol de Thomas Brolin.

El momento de la verdad llegaba el 17 de junio, cuando se enfrentaban a los galos en Malmo. Era un duelo directo por la clasificación, y el único resultado que le servía a los daneses era la victoria. Allí se empezó a escribir la parte más jugosa de esta historia que se le podía ocurrir a un Hans Christian Andersen con tintes de Roberto Fontanarrosa: si bien comenzaron arriba en el marcador de Henrik Larsen, Jean Pierre Papin empató el juego. Y cuando todo hacía suponer que Eric Cantona y compañía se llevaban el boleto, apareció Lars Elstrup a doce minutos del final para poner el 2-1 final.

Al saber que los obstáculos que se vendrían eran nada menos que Holanda y Alemania, uno supondría que el equipo estaría temeroso o absolutamente concentrado, prácticamente aislado del exterior. Pero no. Aún en estas instancias importantes, seguían con el permiso de estar con sus novias y/o esposas, y de tomar cerveza en la concentración, casi como para compensar el hecho de que las vacaciones ya eran prácticamente historia.

Tan historia como aquel encuentro ante la Naranja Mecánica, que contaba con varias de las figuras que se consagraron en Alemania cuatro años atrás, más una promesa que luego se transformaría en realidad: Dennis Bergkamp. Justamente él lograría el primer empate para el equipo de Rinus Michels, después del tanto inicial de Larsen, quien diez minutos después volvería a poner en ventaja a los escandinavos. Pero el tanto de Frank Rijkaard a 2 minutos del cierre puso en riesgo el mote de “equipo del destino” que recibieron los de Moller Nielsen. Finalmente, éste quedó a salvo, luego de la aparición de Peter Schmeichel en la definición por penales, atajando el tiro de Marco Van Basten. Kim Christofte, con poca carrera, terminaría no sólo salvando ese rótulo, sino también agrandándolo, logrando sí el pasaje a la final.

El 26 de Junio, cuatro días después de aquel encuentro pero en el mismo escenario, el Estadio Ullevi de Gotemburgo, llegaba el duelo frente a los alemanes. Esta vez no hubo tanto sufrimiento, pero igual se salieron con las suyas: un derechazo de John Jensen y un zurdazo de Kim Vilfort le daban el título al primer campeón imprevisto (y quizá el más, por encima de Grecia en 2004) en la historia de la Euro.  “No había ninguna expectativa por nosotros, así que sencillamente nos dedicamos a pasarla bien en Suecia, y esa fue una de las grandes razones por las que ganamos”, afirmó Schmeichel en el programa español “Informe Robinson”.

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La buena estrella de Moller Nielsen, nombrado “Entrenador del año” por aquel entonces, iría decayendo progresivamente, más allá de ganar la Copa Confederaciones de 1995, al punto que en 2003 se retiró de la dirección técnica dirgiendo a un equipo de la segunda división de su país. A pesar de ello, este logro está muy en consideración en su país, al punto que iba a ingresar al Salón de la Fama del fútbol danés el 1º de marzo. Lamentablemente, no va a poder estar allí para ello. Un tumor en el cerebro terminó derrotándolo esta mañana a los 76 años de edad. Esto también fue algo que nunca imaginó. Ni él, ni el fútbol.

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Santiago Luduena
Periodista deportivo, aunque también pueden decirle Licenciado. Escribió un libro, el árbol y el hijo aún los debe. Fanático de los deportes (y de Boca), pero también de los libros (más aún los de Casciari) y de Love of Lesbian. En una palabra: polifuncional.