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¿Amistad? Amistad, las pelotas

En el día del amigo hablemos de enemigos. Se eligió el 20 de julio para ponerle una fecha, pero es algo que se debería festejar todos los días, es por eso que hoy dispuse ir en contra del marketing. ¿Por qué no hablamos de Riquelme y Palermo o de Ameli y Tuzzio?.

“Es un amigo aquel que comparte con otro afecto personal, puro y desinteresado, que nace y se fortalece con el trato”, afirma la Real Academia Española en una de sus tantas definiciones. Es algo que de seguro los dos máximos ídolos de Boca no pudieron concretar. Compartían una cancha, se abrazaban, usaban la misma camiseta, uno le decía al otro que era él que le hacía hacer los goles, el otro agradecía el gesto, según el mito, poniéndole su nombre al perro. Justamente al perro.

El perro del diez tenía la nueve. Con ese sí había afecto puro y desinteresado, que se fortalecía con el trato en el patio de su casa en Don Torcuato. En el otro patio de su casa, en La Bombonera, todo eso aumentaba para mal y cuando el diez el daba el pase al nueve para que este haga historia, miraba para el otro lado.

El mito dice que acá la idolatría no tuvo nada que ver. A los dos los aman y ellos son felices así. Aunque nunca hayan sido amigos, a ellos los separó el dinero. Uno, el de las asistencias eróticas, prefería que cobraran los pibes. El otro, el de los goles que daban campeonatos, elegía cobrar al día. Cada uno a su manera se fue ganando el lugar que hoy tienen en la historia, cada uno con su estatua en el Museo de uno de los Estadios más importantes del mundo. La amistad, en este caso, importa poco. Riquelme y Palermo demostraron que en el fútbol no hacen falta los amigos para ser eternos.

Algunos se pelean por plata, otros por mujeres. Primero fueron la dupla central de San Lorenzo y años después los unió River. Amigos inseparables que iban a comer juntos, programaban vacaciones y por esas cosas de la vida, además, compartían una de sus esposas.

“El auto y la novia no se prestan”, dice el refrán. A Ameli no le llegó y en el 2005 Tuzzio lo encontró con su mujer. “Son los cornudos de River pleyyy”, le cantaba la hinchada de Boca a la dupla central en la fecha 14º del Torneo Clausura 2005, cuando los Xeneizes le ganaron 2-1 a River en La Bombonera. Este fue uno de los partidos que más sufrió el equipo, uno más de los ocho que perdieron en ese torneo, a lo que se sumó la eliminación en semifinales de la Copa Libertadores.

Ese plantel cree que el Millonario estaba para más, pero esa pelea los destruyó como equipo. Leonardo Astrada pidió que ambos fueran separados del plantel una vez terminado el semestre. Tuzzio se fue al Mallorca y meses después volvió a River para salir campeón en el 2008. En cambio, Ameli, se tuvo que ir a México, cuando volvió al Millo se tuvo que entrenar con la reserva para después irse a Colón y terminar su carrera allí.

La pareja central dejó de ser pareja. Uno siguió jugando al fútbol, se fue bien de River y luego fue ídolo en Independiente hasta que se fue al B. Al otro, le costó la carrera.

Twitter: @Ibarraguille