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Papelón Monumental

Mientras el Gobierno de la Ciudad habilitaba provisionalmente el Monumental, el Ministerio de Seguridad tenía otros planes: no tenían la intención de brindar el apoyo policial necesario, por lo que la habilitación volvió atrás y River podrá contar tan solo con 40.000 socios. A eso hay que sumarle la ya clásica desorganización interna del club para canjear las entradas. [caption id="attachment_39223" align="aligncenter" width="480" caption="El Monumental nuevamente estará disponible para 40.000 personas"][/caption] No hay un día tranquilo en River. Cuando ayer por la tarde confirmaban desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires la habilitación provisoria del Estadio Monumental para 61.321 personas, en nuñez se sentía la tranquilidad de haberse sacado una mochila más que pesada de encima. Sin embargo, en un país donde raramente las cosas suceden con normalidad, esta no podía ser la excepción: el Ministerio de Seguridad nunca fue informado por el Gobierno de la Ciudad de la nueva norma, por lo que Juan Carlos Blanco (titular de la Unidad de Coordinación de Seguridad y Prevención de la violencia en Espectáculos Futbolísticos) debió informarle al Gobierno que el operativo policial estaba planeado para 40.000 personas. A raíz de esto, el pacto entre el Gobierno y River tuvo que romperse, tal como detalla parte de la nota que llegó a nuñez: "En el día de la fecha se ha recibido una nota en la que el Ministerio de Seguridad manifiesta que el sistema de seguridad ha sido diseñado y consensuado entre el Club y la Policía Federal para un aforo de 40.271 espectadores y que de llevarse a cabo con 61.321 esto tendría implicaciones y afectaciones directas en el sistema de seguridad". Hecho no menor es que el acuerdo entre Passarella y Macri había sido de palabra: nunca llegó una notificación oficial al club. Tras digerir el trago amargo, la incertidumbre fue moneda corriente por la tarde en el Monumental: se debía analizar qué hacer como hacer para que el público ingrese el sábado. Ante la ausencia de tiempo físico para realizar canje (se pretendía que fuera el viernes desde las 6 am), se intentó posponer el partido para el lunes a las 17 hs, intención que pronto fue denegada por la dirigencia de Rosario Central y por la AFA. [caption id="attachment_39224" align="aligncenter" width="480" caption="El Gobierno de la Ciudad había habilitado el Monumental para más de 60.000 personas, pero..."][/caption] Tras horas de reunión de la dirigencia en el primer piso del Monumental, la decisión fue tomada: los socios podrán ingresar el sábado con la sola presentación del carnet, hasta llegar a la capacidad máxima de 40.271 espectadores. Riesgosa decisión de la dirigencia millonaria teniendo en cuenta los antecedentes recientes: suspensión del Monumental durante 5 partidos por exceso de capacidad en el encuentro de vuelta de la promoción ante Belgrano, lo que obligó a mudarse a cancha de Huracán primero, y luego a San Lorenzo. La fiscalía de Saavedra será la encargada de controlar los ingresos del público. El mismo ingreso que en el último partido ante Atlético Tucumán fue superior a los 40.000 espectadores establecidos… El mal manejo de esta situación arranca desde la misma dirigencia de River, quienes debían presentar los planos en junio del 2010, mientras que lo presentaron recién hace pocos días. Sin dudas la sanción es merecida, pero es inevitable pensar en alguna especie de ensañamiento del Gobierno para con River. O, por lo pronto, la rigurosidad con la que se analizan los problemas que tiene el Monumental no es equitativa con la empleada en otros clubes. La situación de River se ubica en un marco complicado a nivel político nacional. Parece extraña la posición del Poder Ejecutivo Nacional de quedarse al margen de este problema, cuando en el encuentro ante Belgrano por la promoción (encuentro calificado de alto riesgo por la posibilidad latente de desbandes tras un posible descenso de River que terminó ocurriendo) fue el que prácticamente posibilitó la asistencia del público. La corriente lucha de poderes entre el Gobierno de la Ciudad con el Nacional, sumada a la poca cintura política de la dirigencia riverplatense para evitar problemas, hacen que nuevamente el hincha termine pagando los platos rotos. Como siempre pasa en este fútbol argentino.

Mientras el Gobierno de la Ciudad habilitaba provisionalmente el Monumental, el Ministerio de Seguridad tenía otros planes: no tenían la intención de brindar el apoyo policial necesario, por lo que la habilitación volvió atrás y River podrá contar tan solo con 40.000 socios. A eso hay que sumarle la ya clásica desorganización interna del club para canjear las entradas.

El Monumental nuevamente estará disponible para 40.000 personas

No hay un día tranquilo en River. Cuando ayer por la tarde confirmaban desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires la habilitación provisoria del Estadio Monumental para 61.321 personas, en nuñez se sentía la tranquilidad de haberse sacado una mochila más que pesada de encima.

Sin embargo, en un país donde raramente las cosas suceden con normalidad, esta no podía ser la excepción: el Ministerio de Seguridad nunca fue informado por el Gobierno de la Ciudad de la nueva norma, por lo que Juan Carlos Blanco (titular de la Unidad de Coordinación de Seguridad y Prevención de la violencia en Espectáculos Futbolísticos) debió informarle al Gobierno que el operativo policial estaba planeado para 40.000 personas.

A raíz de esto, el pacto entre el Gobierno y River tuvo que romperse, tal como detalla parte de la nota que llegó a nuñez: “En el día de la fecha se ha recibido una nota en la que el Ministerio de Seguridad manifiesta que el sistema de seguridad ha sido diseñado y consensuado entre el Club y la Policía Federal para un aforo de 40.271 espectadores y que de llevarse a cabo con 61.321 esto tendría implicaciones y afectaciones directas en el sistema de seguridad”. Hecho no menor es que el acuerdo entre Passarella y Macri había sido de palabra: nunca llegó una notificación oficial al club.

Tras digerir el trago amargo, la incertidumbre fue moneda corriente por la tarde en el Monumental: se debía analizar qué hacer como hacer para que el público ingrese el sábado. Ante la ausencia de tiempo físico para realizar canje (se pretendía que fuera el viernes desde las 6 am), se intentó posponer el partido para el lunes a las 17 hs, intención que pronto fue denegada por la dirigencia de Rosario Central y por la AFA.

El Gobierno de la Ciudad había habilitado el Monumental para más de 60.000 personas, pero...

Tras horas de reunión de la dirigencia en el primer piso del Monumental, la decisión fue tomada: los socios podrán ingresar el sábado con la sola presentación del carnet, hasta llegar a la capacidad máxima de 40.271 espectadores.

Riesgosa decisión de la dirigencia millonaria teniendo en cuenta los antecedentes recientes: suspensión del Monumental durante 5 partidos por exceso de capacidad en el encuentro de vuelta de la promoción ante Belgrano, lo que obligó a mudarse a cancha de Huracán primero, y luego a San Lorenzo.

La fiscalía de Saavedra será la encargada de controlar los ingresos del público. El mismo ingreso que en el último partido ante Atlético Tucumán fue superior a los 40.000 espectadores establecidos…

El mal manejo de esta situación arranca desde la misma dirigencia de River, quienes debían presentar los planos en junio del 2010, mientras que lo presentaron recién hace pocos días.

Sin dudas la sanción es merecida, pero es inevitable pensar en alguna especie de ensañamiento del Gobierno para con River. O, por lo pronto, la rigurosidad con la que se analizan los problemas que tiene el Monumental no es equitativa con la empleada en otros clubes.

La situación de River se ubica en un marco complicado a nivel político nacional. Parece extraña la posición del Poder Ejecutivo Nacional de quedarse al margen de este problema, cuando en el encuentro ante Belgrano por la promoción (encuentro calificado de alto riesgo por la posibilidad latente de desbandes tras un posible descenso de River que terminó ocurriendo) fue el que prácticamente posibilitó la asistencia del público.

La corriente lucha de poderes entre el Gobierno de la Ciudad con el Nacional, sumada a la poca cintura política de la dirigencia riverplatense para evitar problemas, hacen que nuevamente el hincha termine pagando los platos rotos. Como siempre pasa en este fútbol argentino.