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Metegol, esa vuelta a las raíces

Puede ser un equipo de Marcelo Bielsa. Tres en el fondo, cinco en el medio y dos delanteros, pero no. Es una película que tiene el poder de abrirle los ojos a los pibes "Play". Juan José Campanella tiene el poder.

Es un equipo solidario. Parece, por momentos, el Athletic de Bielsa. Son once tipos que se mueven con una sincronización suiza. Cuando el ocho se tira a la derecha, el cinco lo acompaña y cierra los espacios. Ninguno traslada la pelota a lo largo del campo. De vez en cuando aparece una gambeta, un enganche, pero sólo para pasarle la pelota al compañero. Si, señor. Los goles no se festejan en grupo, sino que sólo se escucha el grito del técnico que está afuera manejando los hilos. Si, señor. Adivinó: esto es un metegol.

Está de moda hablar de Metegoles ahora. La película de Juan José Campanella volvió a poner en foco a este clásico divertimento, casi tan argento como el potrero. Esta producción de 20 millones de dólares es capaz de abrirle los ojos a un pibe que está embobado con la play.

Cinco años dibujando. El avance fue lento, pausado. De a cuatro segundos por semana por personaje. Así llegaron a terminar el producto. De esta manera, el director de El secreto de sus ojos volvió a reactivar un nombre popular: Roberto Fontanarrosa. El negro volvió al cine una vez más. A Después de Boogie el aceitoso, Martín Fierro, la película y tantos otros éxitos, los cines nacionales tienen la oportunidad de ver sus historias. Ahora con “Memorias de un wing derecho”.

Las aventuras de Amadeo, el Beto (ya imaginamos de qué cuadro es el guionista ¿no?), Capi y Liso son el puntapié inicial para que los chicos conozcan Fontanarrosa. Shrek, Monster University y Mi villano favorito son buenas películas, no hay por que negarlo, pero Metegol es argenta. Esos valores que algunos reclaman que se perdieron están involucrados en la historia. Cualquier taxista indignado que vocifera: “Ya no hay valores en esta sociedad” debe llevar a sus hijos al cine porque estas situaciones no están contadas por ningún estadounidense que vive en una sociedad lejana con sus propias reglas y costumbres, sino que están desarrolladas por personas que toman mate, comen medialunas y putean al tránsito de la Ciudad de Buenos Aires.

No hay un argentino que no sepa quien es Maradona. Tampoco existe aquel que no conozca a Messi. Por eso el deporte de la número 5 es un contexto ideal para los valores. En la revista “La Cosa”, Juan José Campanella explicó fuerte y claro: “No es una película de fútbol. De la misma manera que Rocky no es una película de boxeo. No creas que tiene una hora de fútbol, ni nada de eso. El fútbol en tal caso, es el marco”.

“No hay mejor defensa que un buen ataque” dice uno de los hinchas más famosos de Rosario Central en su cuento. Por eso, no voy a defender más mi opinión con Argumentos, sino que yo lo atacó a usted señor lector y le digo: “Vaya a verla. Después me cuenta”.

Ah, pará. Acá está el cuento original.

Por Fglamas