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Lamela-Lanzini: Alta Sociedad

River sustenta su sueño de puntero en los pies sensibles de Erik y Manu. No son Saviola, ni Aimar, pero sí son la primera dupla con acné que explota en River desde aquella. Ellos lideran a un River que, de pensar en la zona de abajo, pasó a ser líder, invicto y está muy cerca de volver a jugar la Copa Sudamericana.

River sustenta su sueño de puntero en los pies sensibles de Erik y Manu. No son Saviola, ni Aimar, pero sí son la primera dupla con acné que explota en River desde aquella. Ellos lideran a un River que, de pensar en la zona de abajo, pasó a ser líder, invicto y está muy cerca de volver a jugar la Copa Sudamericana.

El Aimar de esta historia sería Manu Lanzini. Joven y conductor nato. Es inteligente para pasar y no tiene reparos en tirarse al piso. Además lee bien el juego. Quizás no es tan explosivo como su “compatriota” zurdo, pero es dueño de una velocidad mental notable. Conductor vertical, como Pablito.

 

Lamela y Lanzini, sociedad de pies sensibles.

Erik no es tan parecido a Saviola, pero, a diferencia de Lanzini, se nota que lo suyo no es la conducción, más allá que posee la velocidad mental necesaria como para saber donde poner una pelota para que el compañero pique al vacío. Lamela es brilloso. Juega y hace jugar, es capaz de sacarse 1, 2, 3 tipos en una baldosa y, como si fuera poco, tiene gol. Tiene golazos, bah. Todos los que hizo con la Banda roja en el pecho fueron eso: golazos.

Ojo, la comparación termina ahí. Lamela y Lanzini tienen material como para ser ellos y no una reedición de una dupla que en su momento ilusionó a todo River. Manu es vistoso, Lamela es lujoso. Lo que no significa que, según el momento, los roles no se puedan invertir. Lanzini sabe ser lujoso, y Lamela sabe ser vistoso. Los dos son claves para este equipo, los dos son crack en proceso y los dos darán que hablar.

Mariano Pavone puede ser el espartano que es, el gladiador que es, entre otras cosas porque tiene quien le acerque la pelota para luchar por ella. Ayer, por caso, el Tanque se asoció muy bien con Lamela y Lanzini, en ese orden. Ayer Lanzini fue inteligente, pero tuvo más participación y gravitación Erik.

Lamela, por caso, supo darle juego a Juan Manuel Díaz, transformándolo en un arma clave de River. De hecho, de las escaladas de JM Díaz, llegaron el gol anulado a Paulo Ferrari y las tapadas de Hilario al ex Betis. El que mejor supo ver al ex Estudiantes fue Lamela, le dio juego siempre y siempre se mostró dispuesto a ser descarga.

Lo mismo hizo Lanzini, pero con Ferrari. De todas maneras, Manu jugó más cerca del eje Almeyda-Acevedo y Lamela fue más un “media punta”, cuando acompañó a Pavone, pero sin descuidar a Manu ni a la chance de juntarse con él.

Hacía mucho que River no tenía dos pibes, en simultáneo y con buen nivel en la primera división. Dos chicos, cracks que están rompiendo el cascarón, aparecen y dan una brisa de aire fresco en un River que ya necesitaba cambiar el aire que respiraba. River arrancó el año pensando en Promoción, descenso y en “zafar como se pueda”. No se reforzó (a excepción de Bordagaray) y era una incógnita enorme.

Ahora, con tres fechas disputadas, está cada vez más lejos de la zona de abajo, los refuerzos los tiene fatto in casa y Juan José López ostenta 20 puntos sobre 27 desde que agarró al Millonario. No toda la culpa, pero sí gran parte recae en los pies sensibles de Erik Lamela y Manuel Lanzini. La Alta Sociedad que hoy anda por Núñez.