Rock

Vayone en NoAvestruz: “Me estoy volviendo canción”

Hay olas y olas. Están las que apenas llegan a mojarte los tobillos, las que dejás que te acaricien mientras te va absorviendo la arena; y están las olas más fuertes. Esas que te envuelven,  te pasean, te alejan del suelo por unos minutos y es ahí cuando te sentís más fuerte que nunca: volando, contenida por el agua que no te va a dejar caer. Esas son las olas memorables. Y esa es la que trae a Vayone, surfeando sobre su cresta, a base de talento y corazón. Romina Vallone, ahora Vayone a secas, es la voz y el alma de esta banda de bestias de la música nacional: Claudio “Coki” Iuliano en guitarras, integrante también de Proyecto Verona; de Las Pelotas, Gabriela Martínez en bajo y Sebastián Schachtel en teclados; y para completar este combo infalible, Colo Belmonte, de La Portuaria, en percusión. Es entonces, en una postal donde encastran tan perfectas todas las piezas, que el denominador común salta a la vista: están acá por amor. Vayone No es casualidad que el primer tema que sonó en la noche del jueves de NoAvestruz, en Palermo, haya sido “Cielo Negro”, rezando un clarísimo ahora sé qué quiero.  Tras tantos años trabajando para Sony BMG en los discos de otros artistas, nadie duda que ahora sea tiempo de Vayone, en su más pura expresión. No es rock, no es pop, es un bello equilibrio que hace bien. “Están viniendo a escuchar música nueva, letras que no conocen”, arrancaba: “Pero yo se las canto con todo lo que soy: Me estoy volviendo canción”. Para el arranque, cada músico sumergido en su pequeño sillón, por momentos adiestrando a sus propias piernas para no sucumbir ante el ritmo. Se los ve tan cómodos, tan fusionados, como si se les sincronizaran los latidos, como si mientras volaran en esta ola salieran a respirar siempre a la vez. Vayone cierra los ojos y nos regala “Bien o mal”, para seguir después “En la ruta”, reafirmando mientras tanto que este tema es “saber que estoy haciendo esto, que voy para adelante, que nada me para”, justo cuando la pasión vence a las rodillas y obliga, tanto a ella como a Gaby, a abandonar los sillones y continuar de pie. “Lo nuestro es”, “Tranquilo”, “A tres metros”, todos parte del primer trabajo discográfico de Vayone, producido por Ariel Lavigna y Colo Belmonte, fueron los últimos temas antes de un breve corte. Al volver, la morocha de la voz de tormenta y arco iris entra sola: “Sola porque puedo”, dice. Y, otra vez, a nadie se le ocurriría dudarlo. “Letras”, “Agua”, una canción nacida de un consejo mientras su mamá pelaba manzanas. Que dajara correr el agua, le dijo. “Y no sé qué pasó”, cuenta: “Pero se puso todo de otro color”. Siguieron “Mi casa” y “Amar sin decir palabras”, hasta llegar a “Luz de Luna”, para el cual invitó al talentosísimo Mauricio Mayer a cantar junto a ella: “La primera vez que alguien canta una canción mía… me hace sentir bien”.  Para el final, “Será”, junto a Gabriela Martínez, ambas portando acústicas, abandonando de prepo los micrófonos, desde el corazón, será que me sale mejor cuando no pienso tanto.  “Igual te voy a querer”, “Demasiado”, “Persiguiendo bicicletas” y “Verdad”, para cerrar con doble moño la noche. Una banda enamorada de la música, donde el entusiasmo contagia, la pasión les desborda y todo el talento desplegado amerita la inversión. Se viene la presentación del disco, se vienen varios jueves más de Vayone en concierto en NoAvestruz (Humboldt 1857). ¿El próximo? El 1 de agosto. Sumate a esta ola, es de las que erosionan la historia.

Hay olas y olas. Están las que apenas llegan a mojarte los tobillos, las que dejás que te acaricien mientras te va absorviendo la arena; y están las olas más fuertes. Esas que te envuelven,  te pasean, te alejan del suelo por unos minutos y es ahí cuando te sentís más fuerte que nunca: volando, contenida por el agua que no te va a dejar caer. Esas son las olas memorables. Y esa es la que trae a Vayone, surfeando sobre su cresta, a base de talento y corazón.

Romina Vallone, ahora Vayone a secas, es la voz y el alma de esta banda de bestias de la música nacional: Claudio “Coki” Iuliano en guitarras, integrante también de Proyecto Verona; de Las Pelotas, Gabriela Martínez en bajo y Sebastián Schachtel en teclados; y para completar este combo infalible, Colo Belmonte, de La Portuaria, en percusión. Es entonces, en una postal donde encastran tan perfectas todas las piezas, que el denominador común salta a la vista: están acá por amor.

Vayone

No es casualidad que el primer tema que sonó en la noche del jueves de NoAvestruz, en Palermo, haya sido “Cielo Negro”, rezando un clarísimo ahora sé qué quiero.  Tras tantos años trabajando para Sony BMG en los discos de otros artistas, nadie duda que ahora sea tiempo de Vayone, en su más pura expresión. No es rock, no es pop, es un bello equilibrio que hace bien. “Están viniendo a escuchar música nueva, letras que no conocen”, arrancaba: “Pero yo se las canto con todo lo que soy: Me estoy volviendo canción”.

Para el arranque, cada músico sumergido en su pequeño sillón, por momentos adiestrando a sus propias piernas para no sucumbir ante el ritmo. Se los ve tan cómodos, tan fusionados, como si se les sincronizaran los latidos, como si mientras volaran en esta ola salieran a respirar siempre a la vez. Vayone cierra los ojos y nos regala “Bien o mal”, para seguir después “En la ruta”, reafirmando mientras tanto que este tema es “saber que estoy haciendo esto, que voy para adelante, que nada me para”, justo cuando la pasión vence a las rodillas y obliga, tanto a ella como a Gaby, a abandonar los sillones y continuar de pie.

“Lo nuestro es”, “Tranquilo”, “A tres metros”, todos parte del primer trabajo discográfico de Vayone, producido por Ariel Lavigna y Colo Belmonte, fueron los últimos temas antes de un breve corte. Al volver, la morocha de la voz de tormenta y arco iris entra sola: “Sola porque puedo”, dice. Y, otra vez, a nadie se le ocurriría dudarlo. “Letras”, “Agua”, una canción nacida de un consejo mientras su mamá pelaba manzanas. Que dajara correr el agua, le dijo. “Y no sé qué pasó”, cuenta: “Pero se puso todo de otro color”.

Siguieron “Mi casa” y “Amar sin decir palabras”, hasta llegar a “Luz de Luna”, para el cual invitó al talentosísimo Mauricio Mayer a cantar junto a ella: “La primera vez que alguien canta una canción mía… me hace sentir bien”.  Para el final, “Será”, junto a Gabriela Martínez, ambas portando acústicas, abandonando de prepo los micrófonos, desde el corazón, será que me sale mejor cuando no pienso tanto.  “Igual te voy a querer”, “Demasiado”, “Persiguiendo bicicletas” y “Verdad”, para cerrar con doble moño la noche.

Una banda enamorada de la música, donde el entusiasmo contagia, la pasión les desborda y todo el talento desplegado amerita la inversión. Se viene la presentación del disco, se vienen varios jueves más de Vayone en concierto en NoAvestruz (Humboldt 1857). ¿El próximo? El 1 de agosto. Sumate a esta ola, es de las que erosionan la historia.