Femicidio: “dícese del tipo de asesinato en el que se culpa a la víctima por haberse buscado la agresión, y no a quien lo comete”.
¿Es fuerte leerlo, no? Pero lamentablememte así se toma esto en cada esfera de la sociedad.
Lo vemos en los comentaristas en redes sociales, gente que destila un cinismo que impresiona, en titulares tendenciosos, o mismo en el poco apoyo del Estado hacia la lucha y la necesidad imperiosa de que haya #NiUnaMenos.
Los femicidios en Argentina en los últimos años han alcanzado unas cifras escalofriantes, llegando a haber uno cada 30 horas. Algo que, como ocurre con todo en el país, se naturaliza cuando ya sucede habitualmente, y por eso no se toma dimensión de que cada caso es una vida más que una persona decide terminar.
Pero de un tiempo a esta parte hay en gran parte de la sociedad -lamentablemente no en toda- una reacción y ganas de que esta cadena de hechos se termine y se condene desde cada ámbito en el que corresponda, y principalmente de que se puede volver a vivir con y en tranquilidad, seas hombre o mujer.
Que se culpa a la víctima, le pese a quien le pese: a los detractores de todo, o a los que lo piensan de verdad, es así.
“Que si salió sola de noche, que si la ropa que usaba “era provocativa”, que si se fue de vacaciones sola, que si era de frecuentar o no lugares a la noche…” TODO se pone del lado de la mujer, y nunca, y de verdad que nunca, del femicida.
En el “pero” en estas situaciones se camufla la aprobación de que esto sea algo cotidiano, algo que tenía que pasar. Porque si la chica salió sola a la noche se lo estaba buscando. ¿En qué momento salir a la calle sola se convirtió en una aventura? ¿Desde cuando volver a casa de noche es un privilegio?
Está todo mal, se perdió el eje, y mientras lo intentan buscar quienes deberían hacer algo siguen habiendo femicidios, y cada vez son más crueles y más inhumanos. Porque cualquier tipo de asesinato es una aberración, eso no hace falta ni decirlo, quitarle la vida a otro ser es algo que ni siquiera debería tener un análisis, pero en el caso de los femicidios, el autor, no conforme con matar a su víctima, antes se propone humillarla hasta el último segundo de su vida.
La hace sufrir dolor para inflingirse placer, su mente está enferma a niveles que impresionan, es realmente terrible que exista gente así, y además cada vez son más. Esa es su mecánica, y matarlas ya no es suficiente, el objetivo es quitarles todo tipo de vitalidad hasta el último instante en el que su cuerpo diga basta.
Cuando se leen los detalles del acto, como el de Lucía de esta última semana, o como tantos otros, la mezcla de impotencia y angustia se apodera de uno. Esa chica, o también esa mujer asesinada por ese marido/novio obsesivo, se viene a nuestra mente al instante, y pensar lo que deben haber sufrido durante todo ese conjunto de torturas produce un nudo en el estómago imposible de evadir, que no se va, mucho menos luego de enterarnos los detalles que hacen todo aún más doloroso y cruel.
Claro que un asesinato, sea de hombre o mujer se condena por igual, no se queden con el pensamiento de que cuando le pasa a un hombre no importa, no es así. Pero acá lo que impacta, lo que perturba y amarga, es la forma en la que con la mujer se ensañan, ellos la usan, la objetivan (sólo basta caminar por la calle siendo mujer para entender esa sensación de ser simplemente un”objeto de deseo”), hacen de ella lo que quieren, y se proponen que su muerte sea lo más cruenta posible.
Por eso es que es inadmisible lo que ocurre, porque además, escondido en cada ámbito de la vida podemos encontrar comentarios que consciente o inconscientemente lo avalan, y eso es algo realmente peligroso.
Se pueden ver en distintos actos estos comentarios, si se lee entre líneas se identifican, y ahí está el germen de estos tipos enfermos. Si alguien lo hace, antes lo pensó, y eso es lo que hay que cambiar, la mentalidad que surge en esas personas, y es necesario hacerlo urgentemente.
Dejar de pensar el trasfondo de la chica asesinada, de donde venía, que tenía puesto, si era de salir a la noche con sus amigas, si el marido solamente “le gritaba porque ella era la que lo sacaba”, por favor, dejemos de pensar y veamos, simplemente recibamos el impacto del mensaje y no lo analicemos. No más.
Porque si pensamos en todas esas cosas no estamos entendiendo la realidad de ese hecho, una mujer fue asesinada de la peor manera, y por el solo hecho de ser mujer. ¿Que importan los detalles que minimizan esto? Si alguien se queda con ese detalle antes de con el horror que vivió aquella persona está totalmente errado, y necesita que lo ayuden a entender que como fueron ellas, pueden ser su madre, su hija, su sobrina. Y no hablo solamente de hombres que pongan en práctica ese “pero”, pasa mucho con mujeres y eso es algo que impacta mucho más, hay mujeres que no se ponen en el lugar de la chica asesinada, y no puede ser que eso pase.
Se vive con miedo, nadie está exenta a que le pase, y acá me incluyo como mujer, es imposible que al salir de noche no surja el pensamiento de que hay que tener cuidado extremo, cuidarse a una misma y a nuestras amigas, porque nuestro destino en esa salida no depende de nosotras. Vivimos indefensas, y una vez que salimos a la calle ya no sabemos que puede llegar a pasar, y dependemos de que no se nos cruce alguien que simplemente quiera materializar lo que su mente enferma le dicta. Y que lo lleve a cabo.
Cada vez son más los femicidios, es un dato contundente que no resiste análisis. Es hora de horrorizarse igual por todas, y que la reacción sea la condena inmediata y no tener un “pero” a mano. No hay “pero” que valga cuando matan a alguien, no lo hay.
Y los femicidios tienen que parar. Tenemos que cuidarnos y desterrar la idea que los naturaliza. Esa que está entre nosotros y que si miramos bien la vemos en cada cosa que consumimos: los mensajes ocultos en la forma de titular los asesinatos, los comentarios en redes sociales que se encuentran ante alguno de estos hechos, esos pequeños detalles contribuyen a que siga pasando esto. Que se minimice lo que pasó con ese trasfondo que no es importante, y que simplemente desvía el foco y da el pie para que se siga permitiendo.
Que #NiUnaMenos sea también #NiUnaMas. Que no vuelva a pasar, porque ya no se puede tolerar. Vivir así es imposible, vivir así no es vida.
El Miércoles 19/10 hay paro de mujeres y movilización posterior, porque vivas nos queremos y para que eso pase debemos entender que la víctima no es culpable de nada, y que le puede pasar a cualquiera. Hay que ponerse en el lugar del otro, porque la sutil diferencia entre las que estamos y las que no, es que a ellas, lamentablemente, les pasó.
Por eso es que hay que seguir, para que el femicidio, de una vez por todas, deje de ser el único crimen en el que se condena a la víctima.
Comentarios