Rock, identidad y salud mental son los ejes centrales tanto del libro de Zabo (Nicolás Zamorano), basado en su blog, como de la película dirigida por Lucas Santa Ana. En ambos se muestra la crudeza de lo que todxs recuerdan como “la mejor etapa de su vida”, la adolescencia.
Debido al aislamiento social que tiene lugar en nuestro país desde marzo, el estreno fue a través del canal perteneciente al INCAA, CineAr, y estuvo “en cartelera” virtual en la página web del mismo durante una semana. Para hacerlo especial, en un contexto donde no solo no hay cines, sino que tampoco hay juntadas, se organizó una previa y gala virtual en lo que fue el Adolegede Fest, desde las 19hs hasta las 23h, cuando arrancó la película en la tele.
“Estuvo bueno hacer la red carpet virtual, pero me faltó la cuestión humana porque somos un grupo muy unido” contó Zabo a RNB. Habían planeado mil formas distintas de celebrarlo, pero ninguna incluía el contexto que estamos atravesando. “Igual, nos debemos esa fiesta y probablemente la hagamos cuando podamos volver a abrazarnos. No vemos la hora de poder festejar, más ahora que sabemos que le fue tan bien a la película.”
Él define a la película y el libro, el universo que creó con su obra, como “una experiencia colectiva”. Ya sea con quienes pasaste la adolescencia, amigxs o con adolescentes que conozcas, la idea de regalarse el libro o ver la película juntxs (desde casa) es una forma de compartirlo. Por eso se creó el hashtag #YoAdolescente, que fue tendencia a la par de ESTRENO YO ADOLESCENTE en Twitter a lo largo del día. La cuenta @yoadolescente se encargaba de dar RT a quienes la mencionaran o utilizaran el hashtag. A suerte de exposición, terminó nuclenado todos los comentarios de quienes veían la película. Fue una buena vuelta de rosca para compartir el evento y paliar la soledad del encierro.
La primera escena que vemos es un recital, algo típico para las adolescencias, pero particular en este caso: ese día en Once toca Callejeros. Zabo, el protagonista, está en un recital en otra parte de la ciudad, pero no por eso el hecho no tiene consecuencias para él. La tragedia de Cromañón no marcó solo a lxs fanáticxs del rock, sino también a lxs adolescentes porteñxs que aún no cumplían la mayoría de edad. Post Cromañón, boliches, bares y lugares concurridos empezaron a ser controlados, dejando a quienes estaban entre 15 y 17 años sin lugar a dónde ir. Los eventos en la película podemos verlos como una consecuencia de eso, además de algo que todxs vivimos cuando pibxs: las juntadas en casa, la birra en la vereda o en alguna plaza.
El no-lugar que se convierte en lugar aparece marcado varias veces a lo largo de “Yo, adolescente”. Las marcas en las paredes de la pieza llena de pósters y entradas, la casa sola de unx amigx que siempre se aprovecha, la plaza del barrio, el colegio. Esos espacios que siempre están llenos de chicxs jugando a las cartas o tocando la guitarra son el escenario donde transcurre la historia. Y también donde transcurren casi todas las adolescencias.
En capital, o en el lugar que sea, transitar esa etapa es complejo y la película lo deja de manifiesto con un juego de palabras entre “adolescencia” y “adolecer”. Es para destacar que a lo largo de los 97 minutos que dura, a la juventud no se la estereotipa sino que busca entenderla, que el espectador empatice con lo que sucede aún siendo un adulto. Así como el blog, tantos años atrás, sirvió para canalizar sentimientos, hoy la película sirve para concientizar sobre aquellas problemáticas de la juventud que suelen ser minimizadas, como la búsqueda de la identidad o la salud mental.
Respecto a la película, Zabo la define como ir a buscar entretenimiento y encontrarte con una interpelación. “Yo, Adolescente es una forma distinta de hacer las cosas, no es lo que parece, tiene una coraza”. Esa coraza es la misma que permite que su público sea tan amplio, interpelando a diferentes rangos etarios y siendo un éxito en los formatos de acceso gratuito en la Argentina.
A las 23hs en la tele ya rige el horario de protección al menor. En aislamiento y sin material nuevo hace meses, la película que estrena en CineAr llama la atención tanto de jóvenes como adultxs. Padres y madres, tanto en soledad o junto a sus hijxs, decidieron verla. Lo que parecía una forma de desconectar un rato para terminar el día, terminó siendo una catarata de dudas y un par de lágrimas para todo el público. Sin descontar las charlas que vinieron después.
“Al romperse toda esa cuestión super solemne de los valores familiares se permite tener relaciones más honestas”, dice Zabo. Aunque la película se sitúa en 2005, lxs adolescentes de hoy también se sintieron identificadxs, y para él, la clave de estos 15 años son las relaciones intrafamiliares. Continúa diciendo que cree que las maternidades y paternidades son más honestas, lo que permite el diálogo y que eso les sirve a lxs pibxs, se sienten más comodxs en sus casas para hablar de ciertos temas. Como muestra la película, el diálogo es fundamental para conocerse, conocernos y acompañar a lxs otrxs en todo momento de su vida.
Como dijimos anteriormente, una de las temáticas centrales de la película es la búsqueda de la identidad. En esos años donde nacen las ganas y la curiosidad, una de las preguntas que puede surgir es ¿quién me gusta? O qué me gusta. La sexualidad forma parte de la vida, aunque en ocasiones ciertas orientaciones sean invisibilizadas. Ser gay, lesbiana o bisexual fue visto como un “problema” durante años en los sectores conservadores, arraigando estigmas y encerrando a quienes decidían amar y coger por fuera de la heteronormatividad.
Mostrar, tanto en canales de televisión públicos como plataformas gratuitas nacionales, parejas homosexuales es romper un poco con esa heteronorma que atraviesa a la sociedad. Aunque no sea la primera producción nacional que toque el tema, la duda del Zabo protagonista acerca de qué le gusta, quiénes le gustan, es algo recurrente en las juventudes de hoy y es necesario que se visibilice en las películas que, a simple vista, están destinadas a un público juvenil. “Mi chica ideal no puede ser un chico”, dice en un momento. Esto no cuenta como spoiler porque está en el trailer.
“Creo que lxs jóvenes van a estar cada vez menos acomplejadxs al respecto”, contó Zabo a RNB en relación a las libertades sexuales. Continúa diciendo que “en porteñolandia” ya sucede, hay parejas de chicxs agarrándose la mano en los recreos. De a poco esos cambios se van contagiando. Y tener al alcance una producción como “Yo, adolescente” también ayuda a que la sociedad se saque de encima lo tabú del amor libre.
En tono firme, sin ninguna duda en su voz, dice que las disidencias y las personas trans están redifiniendo todo, “haciéndonos que nos cuestionemos” todo lo que conocíamos y con lo que nos sentíamos cómodos. “Creo que hay que escuchar a las personas trans, sus discursos, sus luchas y planteos de cómo hacer un mundo mejor y más amigable”, concluyó.
Si llegaste hasta acá y no viste la película: podés seguir las cuentas que mencionamos, comprar el libro en la Editorial Planeta o esperar a que la película vuelva a estar disponible para ver con amigxs, familia o en soledad. Los próximos párrafos hablan sobre el final, que aunque no detallan puntualmente lo que sucede, recomendamos no continuar la lectura y volver una vez terminada “Yo, adolescente” en cualquiera de sus formatos para poder disfrutar la obra a pleno.
Y si la viste/leíste hasta el final…
El final es como un golpe. Como contó Zabo, estás viendo la película para distender y de repente te encontraste con problemáticas que te atraviesan, que no te esperás. Cuando se habla de contenido adolescente espera la romantización de esa etapa, no la demostración de lo difícil que puede llegar a ser. Por eso es que generó tantxs fanáticxs alrededor del mundo y su estreno fue un éxito.
Para Zabo, están copadas las discusiones que se generan a raíz del final. El “no me lo vi venir” y el recuerdo bloqueado de quienes leían el blog en 2005. “El final es traumático porque ese hecho en la vida personal es traumático”, reflexiona y puntualiza “es raro para lxs que se quedan”. Hablar de salud mental en cualquier etapa de la vida es importante, hoy hay mucha información al alcance, pero hace quince años no.
El blog en el que nace esta historia tenía miles de lectorxs que se sentían identificadxs con cada publicación. “En ese momento, ese Zabo literario era su mejor amigo y lo perdieron, así que tiene sentido que les cueste tanto rememorar el final”. Explica también que armar ese final hace tanto tiempo fue muy duro, como una cuestión performática en los inicios de internet. “Al final, estaban leyendo un recuerdo”.
A la par del estreno, en sus redes comunicaron que tocaba temas sensibles como el suicidio. Con esto elaboraron una campaña de difusión al Centro de atención del suicida, invitando a contactarse a través de su línea telefónica. Aquellas personas que no estén pasando por esa situación pero igualmente quieren ayudar, pueden donar también. Para más información, https://www.casbuenosaires.org.ar/.
Solo queda esperar para poder alquilarla, adquirirla o verla por CineAr nuevamente. Y también esperar a los próximos libros de Zabo, que prometen tanto como “Yo, adolescente”.
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