Apenas si podía alcanzar la mesa con la punta de mi cabeza cuándo vi un sable laser en pantalla por primera vez, no tengo registro fotográfico de tal escena pero imagino mis enormes ojos de huevo actuales insertados en mi cara de niño, desorbitándose ante esa luz que proponía acción, aventura y fantasía. Era lo imposible en estado puro, desde ese día eso se convirtió en mi religión. Sin retener demasiados datos (soy pésimo memorioso), me lancé en amar Star Wars y toda su saga sin miramientos.
Existo desde 1979 en este mundo, y crecí observando una y otra vez en VHS los episodios IV, V y VI de la saga, aquellos filmados fuera de orden porque George Lucas consideraba que los episodios I, II y III no contaban con el tipo de tecnología que pudiese plasmar lo que la historia contaba. Fue una apuesta grande y de una suerte incalculable, posiblemente sin ese cambio obligado la gente no hubiese elegido la película (El episodio I es más malo que comer turrones con dolor de muelas) y hoy el creador de la saga sería un kiosquero en algún lugar de Estados Unidos.
Los años pasaron y la saga se convirtió en una de las más exitosas de todos los tiempos. George Lucas aparece como una especie de deidad del género de ciencia ficción y la gente devotos sin ley ni principio alguno más que perseguir la suerte de esa galaxia muy, muy lejana.
Fue el 2005 el año dónde se estrenó la única ‘rescatable’ de la segunda trilogía de la saga qué en realidad es la primera en la historia y, si no lo entendés es porque no estás prestando atención -lo cual queda muy feo- y todos pensamos que era el final. Parecía que el universo Star Wars había cerrado su círculo y no veríamos más material fílmico. Habían quedado sin sabores con la saga moderna pero todavía la saga clásica mantenía su frescura original y alcanzaba para que continúe su reinado, pero esto no quedaría ahí.
En el 2012 se rumoreaba que Disney estaba interesada en comprar Lucasfilm Ltd. Los rumores apuntaban a realizar 3 nuevos films que comprenderían los episodios VII, VIII y IX y la incertidumbre era total, el miedo a terminar de destruir una saga que había sufrido muchos altibajos era grande. Las posibilidades dejaron de sonar en voz baja y J.J Abrahams (Conocido por series cómo Lost y películas cómo la nueva saga de Star Trek) tomó la dirección de la nueva trilogía.
Los fans teorizaron años si estaba bien o mal, a pesar de los espectaculares pergaminos del director. Muchos miraban con recelo que la película no tuviese influencia directa de Lucas (Sólo aportó dirección creativa y orientación en cuánto a el guión) que pudiese cambiar el rumbo de las cosas a tal punto de que no pareciera un producto digno de la saga.
Los años pasaron, muchos de esos fans siguieron engordando los foros con conspiraciones y mundos de anhelos voluminosos. Los actores eran contratados y no largaban prenda, no podían ni hablar del proyecto con su familia siquiera, debían concurrir a los sets todos los días con la misma ropa, no podían usar celulares y rara vez se podía filmar en continuidad muchas escenas debido a que nadie podía saber el orden o dirección de la trama. Fueron casi 3 años de filmación, rumores, ansiedad y trailers repletos de suspicacias y spoilers, pero el momento llegó al fin. Star Wars VII : El despertar de la fuerza se estrenó el 17 de Diciembre de 2015 y todos los rumores y dudas fueron disipados para bien o para mal.
¿Qué puedo decir sin disparar ningún spoiler? que la película está muy por sobre la trilogía moderna pero dista mucho de la clásica.
¿Cómo es esto? fácil, la tecnología y las intenciones de J.J Abrahams son excelentes. El universo está mágicamente representado, las escenas de acción y las batallas son excepcionales. La película es de un vuelo altísimo con guiños a todas las demás películas y personajes que nos harán sonreír y emocionar de sólo verlos o recordarlos.
¿Cuál es el quid de la cuestión? la historia es más de lo mismo: el villano es claramente muy flojo y abusa de recursos ya utilizados hasta el hartazgo en las películas anteriores para causar golpes de efecto que terminan decepcionando a los fans más aguerridos. Por supuesto que toda la trama se apoya sobre el equilibrio de la fuerza (Poder que tienen los Jedi y Sith, quienes luchan por el bien y el mal respectivamente) y la llegada de nuevos valores a uno y otro lado de la misma.
Por momentos uno siente que está viendo algunos tramos de viejos episodios de la saga y por otros siente que está viendo una película de Disney. El episodio 7 no puede crear capas en ningún momento, es todo oscuro o claro y muchas veces no entendemos por qué es así, simplemente ocurre de esa manera.
¿La esperanza? un final abierto y prometedor. La sensación que en este episodio agotaron todos los clichés, cumplieron con todos los homenajes y dejarán todos los riesgos y aproximaciones nuevas para los episodios VIII y IX, dónde sin dudas no habrá margen de error o escenas repetibles cómo si sucedió en este nuevo episodio.
¿Resumen final? Star Wars Episodio VII es un desafío, una puesta en escena de una nueva trilogía de la saga. No decepciona pero tampoco cumple el cometido que todos esperaban. Hay escenas vistas durante toda la saga y los giros de trama son predecibles y anunciados, pero no por ello deja de ser un gran producto de ciencia ficción acorde a los tiempos que corren.
¿Lo más rescatable? miles de ojitos se abrieron ante la primer aparición de un sable laser, miles de niños despertaron al romance de la fuerza, no es a ellos a quienes debemos explicarle cómo viene esto. J.J Abrahams pensó en ellos y no en los viejos quejosos que no toleramos fallas en la trama o historias recursivas.
Si un niño sueña que puede hacer un push sobre un contrincante o mover cosas con la mente, si sueña que puede vencer el mal solo haciendo el bien, entonces todo está bien.
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