El telón comenzó a subir y faltaba algo. La pantalla comenzó a emitir imágenes y faltaba algo. Los músicos empezaron a tocar y faltaba algo. Joaquín Levinton apareció para hacer cantar a las 1500 personas que había y faltaba algo. Faltaba el pie del micrófono. El espacio en el centro del escenario no estaba vacío porque el cantante no se detenía un momento. Recorrió cada centímetro del piso con velocidad, en un estado físico destacable. Contagiaba de tal manera que los que ocupaban la primera fila de butacas las abandonaron. Ni un minuto había pasado de “La recta final”, canción que abrió el show, cuando se produjo el efecto dominó de seguidores poniéndose de pie al ritmo de Turf.
Los hits se podían oler en el Gran Rivadavia. “No se llama amor” y “4 personalidades” generaban una efusividad especial en la lista de infaltables, que se hicieron un lugar entre las 23 que sonaron el sábado por la noche en Floresta. Nicolás Ottavianelli hizo méritos para ser el MVP de la presentación, con la presencia constante en coros y el protagonismo en segmentos con su sintetizador, como cuando recordaron que “el diablo, nena, me lo advirtió, vos estás mucho más loca que yo”. Desde la vuelta, se comprobó que “Kurt Cobain” gustó y rebotó en radios hasta convertirlo en un hit modelo 2016.
El bajo de Carlos Tapia cautivaba en la intro de “Despiole generacional”, donde los seguidores se hicieron escuchar luego de años de ansiedad por la posible, o no, vuelta de Turf. Las muestras de la cara más rockera de la banda aparecieron con “Viene llegando” y “Delfines” que marcaron la mitad del show. “Terminé con la farsa de la camisa. Me la voy a sacar“, comentó Levinton y desató el grito de las féminas del público. La imagen es clave en el quinteto. Los cinco salieron a escena con vestimentas negras y algunos de ellos le agregaban anteojos negros a su estética.
La alegre “Siempre libre” lo tuvo al cantante con la criolla colgada, y 15000 almas coreando el estribillo de la canción del segundo disco de estudio con el mismo nombre. Joaquín Levinton tuvo varios retos para el iluminador, que no cumplió con lo que pedía el líder del grupo, al aumentar las luces que caían en el escenario. “¡No uses más esa luz!”, culminó y comenzó “Esa luz”, paradójicamente. “La canción del supermercado”, mostró su ADN popero, ingrediente para otro hit de Turf, en el regreso. Con la entrada para el recital, se entregó un disco con la canción mencionada y “Kurt Cobain”, las dos nuevas.
Las siete restantes fueron un éxito atrás de otro. “Magia blanca” tuvo el enganche de “Casanova”, con los vientos energéticos que invitaron a bailar a los presente. Sin descanso alguno, pasó “Loco un poco” que no dejó persona en el Gran Rivadavia sin corear el estribillo tan popular. Interacción entre el público y la banda en su punto más alto, con Levinton con el papel de director de orquesta como durante toda la noche.
Emiliano Brancciari, cantante de No Te Va Gustar se subió al escenario de Av. Rivadavia 8680 para hacer dos viejas conocidas. Ambos cantantes bromearon con sus equipos de futbol, ya que Joaquín es hincha de River y Emiliano de Boca, quien se ganó uno de los aplausos más grandes de la noche. “Pasos al costado”, primero, y “Yo no me quiero casar, ¿Y usted?” desató la alegría en Floresta. Las butacas no fueron un impedimento para saltar con la canción de Turfshow. La disco que se armó con “Crónica TV”, del álbum debut, finalizó la lista de 23 temas. La exactitud del tiempo de la presentación fue llamativa: comenzó 21:35 y a las 23:34 sonó el último acorde de Turf que demostró que la vuelta del quinteto es cosa seria.
Fotos de Sol Sammarco.
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