En marzo de 2019, Mickey Leigh, el hermano de Joey Ramone, le pidió a través de su Facebook a sus seguidores que rezaran por Richie Ramone, quien sería operado del corazón en aquellos días.
La cirugía pasó exitosamente y el baterista ganó mucho en salud, tanto que visitó nuestro país a mediados de ese mismo año. Pandemia de por medio, volvió en 2022 y este último viernes lo hizo una vez más en el Centro Salamanca con Radio Zero Punk, Angelito Tu Abuela Rock y The Razones como grupos invitados.
También vino a promocionar su auto biografía, realizada junto a Peter Aaron y publicada en 2018, pero que recientemente fue traducida al español por primera vez. Allí Richard Reinhardt, su nombre real, cuenta su vida antes, durante y después de Ramones, donde participó entre 1983 y 1987.
Do it yourself
Richie Ramone llegó al barrio de Balvanera junto a sus músicos, la bajista inglesa Clare Misstake, el baterista estadounidense Chris Moye y el guitarrista argentino Rodrigo “Txory” Goñi.
Metro noventa y uno, lentes negros, pelo ligeramente largo, con un flequillo que cubre apenas sus ojos, campera negra de cuero y una cruz colgando sobre su pecho. Se saca algunas selfies y levanta la mano ante cada grito de aliento.
Todavía falta un rato para que empiece el recital, pero en el puesto de merchandising ya hay dos carteles que dicen “conoce a Richie Ramone acá después del show”. Termina de trabajar y sigue trabajando, al igual que su bajista, que apenas baja del escenario está atendiento el kiosquito.
Allí están a la venta un vinilo siete pulgadas con el single “Not Afraid”, y también algunos posters, aunque lo más saliente es su flamante tercer álbum solista, “Live To Tell” (2023). Vivir para contarlo, esa sería la traducción.
Rápido y furioso
Media hora habían pasado de las nueve de la noche mientras todavía sonaban clásicos del punk en el recinto que recibía por primera vez al músico estadounidense. Los presentes cantaban a viva voz “Nunca Seré Policía” de Flema y “Ya No Sos Igual” de Dos Minutos.
Las luces se apagaron y el trío con Richie Ramone en batería arrancó con el instrumenetal “Durango 95”. Le siguieron “Teenage Lobotomy” y uno de los aportes que eternizaron al batero en el decálogo ramonero: “Somebody Put Something In My Drink”. Llamativamente, o no, son las únicas tres canciones que toca en la batería, el resto de la hora y veinte lo reemplazó Chris Moye en los parches y él solo hizo las veces de cantor.
La lista es un mix de clásicos y perlas poco conocidas de Ramones como “Chasing The Night”, “Commando”, o “I Know Better Now”, un par de covers de Creedence Clear Water Revival y Depeche Mode, y hits de su etapa solista como “I Fix This”, “Suffocatte”, “Live To Tell” y “The Last Time”.
Richie maneja bien el escenario, es un tipo de pocas palabras pero de mucha entrega. Es más bien parco, pero canta con enjundia y no le teme a nada.
Mientras sonaba “I Believe In Miracles” trepó el alto escenario del Centro Salamanca un fanático que lo abrazó de más, pero él siguió cantando y con ayuda del stage lo empujó hacia el costado.
Agradecido y transpirado, Richie saludó y prometió volver otra vez al único lugar en el mundo, segun él mismo contó en Perros De La Calle, donde lo frenan para abrazarlo y pedirle fotos. Habrá que ver si tiene agenda, dado que ahora además de músico también es actor. Pero esa es otra historia que también vivió para contar. ¡Hey ho let’s go!
Fotos de Juan Bertuggia
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