Hablar de “épico” automáticamente lleva a pensar en “héroes” o en “sucesos extraordinarios”. Sin duda que van de la mano, y menos duda aún de que Soda Stereo y Gustavo Cerati integran la lista de calificativos de ese tenor. A su vez, lograr trasladarle a la gente parte de esa toda esa grandeza, concentrada en un show de calidad y bien trabajado, ocupa también su lugarcito dentro de lo “épico”. Fundamentalmente porque quedó grabado en la retina y oídos de muchos. Así fue lo que “Planeador V” regaló en “Quality Espacio”, en la ciudad de Córdoba.
El concierto prometía el repaso completo de la gira “Ahí vamos”, aquella que Cerati llevara a cabo entre 2006 y 2007, y que abarcó innumerables países. A las 22:30 se encendió el proyector hacia el telón que cubría el escenario, con la imagen del disco oficial. Ya se podía percibir en ese arranque que “Al fin sucede” daría apertura, pues comenzaban a sonar sus primeros acordes. La lista continuaría con “La excepción”, “Uno entre mil” y “Adiós”.
Por su parte, un público compenetrado, que fue soltándose con el pasar de las canciones. Y así lo hizo notar Daniel Tapia, líder y cantante del grupo, quien hizo referencia a aquella gira de Gustavo y lo que generó en sus seguidores en ese entonces. A lo que se le puede sumar tranquilamente la calidad y performance arriba de las tablas de Planeador V, con un sonido de gran calidad y proyecciones en la pantalla de fondo, subdividida en distintos tramos, emulando la de aquel tour del ex líder de Soda Stereo.
Los siguientes temas serían “Boda de tiempo”, “Caravana” y “Ecos”. Recién allí el recorrido de las canciones viraría hacia otros rumbos. Un tema que quizás a más de uno sorprendió fue “Tu medicina”, perteneciente al disco “Colores Santos”, el mismo que Cerati llevara a cabo junto a Daniel Melero en 1992. Luego sería el turno de evocar a Soda con “Tomar la ruta”, y vuelta a Gustavo con “Otra piel”, “Medium”, “Me quedo aquí”, “Engaña” y “Té para tres”. Para ese instante, ya había transcurrido más de la mitad de un show que no daba respiro ni lugar para muchas palabras. Al menos hasta ese momento.
El repertorio pegaría un salto hacia 1993, año en que Gustavo lanzó su primer álbum en solitario: “Amor amarillo”. Planeador V tocaría “Avenida Alcorta”, para luego seguir con “Dios nos libre”, “Cosas imposibles”, “Vivo” y “Lago en el Cielo”. Recién allí habría lugar para una pequeña pausa, aunque no muy extensa. Tan sólo algunos minutos, para dar lugar a un cierre sumamente emotivo. ¡Sumamente!
Al volver al escenario, los últimos temas: “Crimen”, “Paseo inmoral”, “Prófugos”, “Planta”, “Puente” y “Jugo de luna”. Esta última composición era la última que figuraba en lista oficial, inclusive con lanzamiento de papeles al momento de tocarla. Pero había algo más.
Cabe mencionar varias cuestiones sobre tramo final, sobre todo por un descargo en las palabras de Tapia, en referencia a periodistas que habrían hecho referencias ese mismo día sobre Planeador V, no bien recibidas por los integrantes del grupo. Fundamentalmente, tras una opinión del líder de Planeador sobre el Movistar Free Music, que tuvo como “curador” a Zeta Bosio. “Nunca les vamos a mentir nosotros, tocamos con el corazón. Nosotros de acá no llevamos plata, todo lo que ustedes pagan está acá puesto (NdR: refiere a la puesta al show)”, dijo el cantante.
Posterior a esto último, sería el turno de dos menciones especiales: por una parte, hacia el baterista del grupo, Matías Sabagh, quién tuvo que padecer el fallecimiento de su padre horas previas al concierto, y a pesar de lo sucedido, estuvo presente y tocó impecable. Por otra parte, a quien estaba a cargo de las “teclas”, Emiliano Busso, quien se despidió de la banda para seguir otros rumbos en Buenos Aires. Ante el pedido por parte del público para que la banda hiciera un tema más, sus integrantes accedieron y dieron a elegir a Busso la canción que él mismo quisiese, a lo cual respondió “Artefacto”. Ese sí sería el final.
No había demasiado para agregar a una lista de 26 canciones contempladas y coreadas por más de mil personas, en una noche de lluvia. Más de dos horas de shows, donde no sólo quedó en evidencia un trayecto de años de trabajo para plasmar en escena una obra tan compleja y virtuosa como la de Cerati, sino también aquella cuestión de que los artistas no mueren: en sus creaciones está su esencia, su espíritu. Esta vez, muy bien evocado.
Cobertura: Jero Benassi
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