Un hermoso efecto emana desde las tribunas de cualquier estadio cuando un enorme conjunto de voces se agrupan: no importa qué tan desafinadas canten algunas (o todas), el resultado que se escucha desde afuera es un perfecta nota totalmente armonizada y agradable al oído, como si no hubiese diferencia entre lo que suena en una parte u otra del lugar –o entre el arriba y abajo del escenario.

Esa es la conducta que se desenvuelve una vez que Facundo Soto, cantante y frontman de Guasones, toma el micrófono y comienza a entonar.  Actitud repetida en loop durante toda la noche en una nueva oportunidad para la banda que llegó al mítico Estadio Obras, el Templo del Rock (Av. Libertador 7395) el último viernes, en el marco del 3r Rock N’ Chopp.

Lo que pareció un inicio más bien tranquilo para guardar energías para el final no fue otra cosa que la metáfora perfecta de todo lo que vino después: rocanrol de guitarras al frente en los temas punch, calidez y cariño en esas baladas con eterno tono calamaresco. Como no hay una fabulosa puesta en escena, el punto nodal es dar un buen recital y a eso vinieron los muchachos. Claro y contundente, sin parafernalia. Cerveza, rock, amigos: el mensaje es clarísimo.

Pero eso no significa, claro, que subestimen el evento: el concierto se pone en órbita cuando suenan, al hilo, Espejo roto, Pobre tipo, Me estás tratando mal, Como un Lobo y Tan Distintos. Tremendo quinteto de Guasones para poner de la nuca al público que, no importa el calor que aplastó a Buenos Aires ese mismo día, poguean en el campo, corean en las tribunas. Por poco no saltan las columnas.

¡Qué lindo fin de año!”, aúlla Facundo al final de Flores Negras. Y algo de razón tiene: el público necesita y necesitaba aunque sea un momento de cantar con alegría tras la represión llevada a cabo por la Policía Federal y Gendarmería hacía apenas 2 días antes. De hecho, para el final de Con la Casa en Orden, se escucha a todo el estadio corear: “¡Macri, basura, /vos sos la dictadura!” Perfectamente claro a qué lado se pertenece (dato a tener en cuenta: el recital estuvo en duda hasta último momento por el posible paro de transporte con el que amenazó la CGT para el otro día).

Y si hablamos de juntadas, no pueden faltar los amigos: “Vamos a presentar a alguien que es… casi como nuestro hijo”, aclara el vocalista antes de dar la bienvenida a Brian Figueroa, guitarrista de Támesis para Farmacia (el cantante de Guasones ya había dado una pista al portar una remera con el nombre de la banda durante todo el show). Si Reyes de la Noche funciona como una de las mejores metáforas que cabrían para el momento, qué mejor, entonces, que darles el último silencio y la última palabra al público que clama ‘¡Gracias por volver!’ bien fuerte.

Foto de Romina Vallejos.