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El gol de Paul a los argentinos

Como el Diego en 1986, Paul McCartney dibujó una obra épica en la gélida noche platense. El músico repasó su extensa y brillante carrera ante una multitud, se apoyó en el inoxidable cancionero de Los Beatles, pero no olvidó su trabajo en Wings, ni su etapa solista. Dedicatorias a John y George y hasta una nena de 11 años tocando con él, en una velada que tuvo de todo como para que jamás olvidemos que él es un Beatle, y que nosotros debemos agradecer volver a verlo en vivo.

Paul McCartney
Paul McCartney

Si bien las profesiones y condiciones son muy pero muy distintas, Paul McCartney marcó un hito que quedará para siempre en las retinas de todos los presentes, lo mismo que hizo Diego Armando Maradona aquel 22 de junio de 1986 en el mediodía sofocante del Estadio Azteca, en cuartos de final de un Mundial. Ambos son zurdos e, imposible negarlo, de los mejores en lo suyo. Sobre todo a través de la historia. Uno, convirtiéndose en el mejor jugador de fútbol del mundo y de todos los tiempos, el otro cimentando una carrera musical sólida como la roca, aun cuando “Los Beatles” ya habían marcado al mundo y se sumergió en la aventura de “Wings” o en su prolífica carrera solista.

El Beatle (nunca Paul será un ex Beatle, porque los Beatles jamás serán algo del pasado) se movió con la misma elegancia con la que Diego desparramó ingleses en el abrasador Azteca. Claro, Pelusa sorteó el calor sofocante como un rival más y Paul debió hacerle frente a un frío capaz de hacer que Walt Disney pidiera una bufanda. Pero es lo mismo: ambos utilizaron el clima que había a su favor. Diego para someter a los mediocampistas y defensores del equipo de Bobby Robson, Paul para someter las almas y los espíritus de los más de 45 mil argentinos que se bancaron estoicos, la helada, y que inlcuso llegaron a saltar y sacudirse la fresca en algunos temas.

Y así como Maradona dibujó su “Gioconda” esquivando patadas arteras y a los Hoddle, Reid, Sansom, Butcher, y Fenwick; Paul cinceló su “Venus de Milo” musical apoyándose en una banda de “apoyo” que sonó más afinada que la zurda del Diez en aquel mediodía caluroso del Distrito Federal: Paul Wickens, el hombre orquesta de la banda, responsable de los teclados, pero también de todo instrumento que sonara por fuera de bajo-guitarra-batería-percusión. El dúo de violas fue Rusty Anderson, Brian Ray y, en la batería, Abe Laboriel. Un cuarteto de lujo para que Paul pueda expandir toda su magia y su aura sin reparar en el colchón sobre el que lo hacía. La banda jamás lo dejó a gamba, nunca, ni por un segundo.

Paul y parte de su banda, falta Wickens, el 'hombre orquesta'.
Paul y parte de su banda, falta Wickens, el ‘hombre orquesta’ (Hernán Nersessian-Diario Crónica)

El fútbol y el rock son usinas generadoras de pasión que van mucho más allá de un partido o un recital. Y así como Diego iba emocionándonos a cada gambeta, Paul lo hacía a cada acorde, a cada caricia emotiva que tenía lugar cuando el Beatle abría ese cofre sin fondo en el que tiene atesorada todas sus melodías inoxidables e indestructibles. ¿Quién no lloró cuando Diego consumó su golazo? ¿Quién no lloró cuando Paul comenzó a tocar “Yesterday”, cuando se sentó al piano y empezó “Let it be”, cuando le dedicó “Here Today” a John y “Something” a George? Bueno, es lo mismo. La emoción por sobre el arte. El poder de conmover con lo que uno sabe hacer. Eso también une a Diego Armando Maradona y Sir Paul McCartney.

El show arrancó como una pequeña muestra de lo que es Paul. Primero, “A Hard Days Night”, clásico inoxidable de John, Paul, George y Ringo y, pegado “Save Us”, alojado en su último disco “New”, del que Paul rescató algunos temas para sumarlos a un set list prolijo, ajustado y bien equilibrado (“Queenie Eye” y “New”). Un set en el que el Beatle recurrió también a lo que hizo con Wings desde muy temprano y hasta muy tarde e incluso interpretó la primera canción que grabaron Los Beatles en un estudio: “In Spite of All the Danger”, de los ‘The Quarrymen’.

Si bien los temas de los Fab Four llevaron el pulso de la noche, lo cierto es que Paul demostró otra virtud: Saber cuándo y dónde tocarlos. Así como Diego, sabía cuándo y dónde hacer las cosas que hacía con una pelota. Así, armó “bloquecitos” donde los temas de Los Beatles ganaban la noche. El primero de ellos empezó con “Love Me Do”, “And I Love Her”, la impresionante y cálida “Blackbird” (con Paul subido a una tarima, en soledad, con toda la banda en pausa). Segmentito rematado con “Here Today”, alojado en “Tag of War” y dedicada a John, donde él le dice a Lennon que “Si estuvieras acá, terminarías esta canción”.

McCartney es tan versátil que incluso interpretó “Four five Seconds”, el tema más nuevo que se conoce de él y que fue grabado, atención, con Rihanna y Kanye West, demostrando que su genio no conoce de épocas, ni género. Paul es, probablemente, el artista que mejores melodías generó para el Pop. Y que sigue haciéndolo, muestra de esto es esta canción efectista y pegadiza que construyó en colaboración con dos de los artistas más grandes del género en nuestros días.

El estadio, a reventar. Paul llenó el Único y seguro repetirá el jueves.
El estadio, a reventar. Paul llenó el Único y seguro repetirá el jueves.

Otra vuelta a los Beatles y único contacto con el Ukelele para “Something”, dedicada a George Harrison, y con imágenes del Beatle más místico en las gigantescas pantallas de LED. “Ob-la-di, Ob-la-da” para que La Plata se moviera y, pegada, la exclelente “Band on The Run”, del disco homónimo de Wings, de 1973. Sí, 43 años antes de esta noche en La Plata. “Back In The USRR” y una versión con la multitud en los coros y la leyenda en el piano de “Let it be”, para seguir con el ‘crescendo‘ que alcanzaría su punto máximo con “Live and Let die”, la canción que la mayoría asocia a los “Guns ‘n Roses” pero que en realidad es de Sir Paul. La pirotecnia al principio, en el medio y al final del tema es digna del fin de cualquier show internacional.

Pero en la noche de McCartney es apenas un apéndice más. Porque todavía había mucho más, muchísimo más y Sir Paul todavía tenía que demostrar (si es que a alguien le quedaba alguna duda) que su voz sigue tan intacta y pulida como siempre. Incluso, más.

Foto gentileza Lucila M.
Foto gentileza Lucila M.

“Hey Jude”, con Paul en el piano más colorido y bien puesto de frente al público, contó con las voces de la gente en un coro final que se hizo largo y que permitió constatar que el tema es un verdadero himno no sólo de Paul, ni de los Beatles, sino de todo el mundo. Recién ahí, Paul abandonó el escenario. Habían pasado más de dos horas desde que saludó al público con un “Hola, chicos”.

El Beatle volvió después de la insistencia del público y, solo con una guitarra, interpretó “Yesterday”, el tema más versionado en toda la historia de la música y, por supuesto, queda claro por qué es. Pero no es lo mismo cualquier versión que ver a su intérprete ahí, a metros de donde uno está. Pone la piel de gallina como una relación “causa – efecto” espontánea y necesaria. Es como aquel relato del gol a los ingleses. Hubo y hay miles de versiones, videos y demás, pero ninguno es como el de Víctor Hugo Morales. Bueno, ningún “Yesterday” suena como los que toca y canta Paul. Es simple.

La lista marcaba el cierre, pero antes Paul sorprendió por última vez, como aquel último amague del Diego que dejó mordiendo el césped a Peter Shilton, cuando todos ya le pedían que defina. Ahí apareció Leila, una simpática nena de 11 años que retó al Beatle: “Quiero tocar el bajo con vos”. Ahí Macca, en plan abuelo, le consiguió un bajo, bajó el micrófono y comenzó a cantar con ella a dos voces -y dos bajos- “Get Back”, el único tema por fuera del programa. El cierre fue a toda orquesta, como la noche se merecía.

Primero, “Birthday”, después McCartney primero se sentó en el piano para “Golden Slumbers” y “Carry That Weight” y terminó con el bajo para “The End”. Así, de esa manera, culmina “Abbey Road”, uno de los mejores discos de los Fab Four, y así Macca decidió finalizar su noche en el Único, con 36 temas, casi tres horas de show y una vigencia que realmente impacta y lleva a pensar si el Beatle no habrá hecho como sus “compadres” los Rolling Stones y habrá firmado algún pacto con algún ser extraño.

Pero no, nada de eso pasa, sucede que la música no tiene tiempo, no tiene edad. Por lo tanto, Macca tampoco. Es eterno, porque así son sus canciones, sus melodías y su magia. Es imborrable, cada instante de su música perdurará en el tiempo. Como pasa con algunas pocas pequeñas cosas. Como la música de Paul, como el gol de Diego a los ingleses.

Lista de temas

A Hard Day’s Night
Save Us
Can’t Buy Me Love
Letting Go (Wings)
Temporary Secretary
Let Me Roll It (Wings)
I’ve Got a Feeling
My Valentine
Nineteen Hundred and Eighty-Five (Wings)
Here, There and Everywhere
Maybe I’m Amazed
We Can Work It Out
In Spite of All the Danger (The Quarrymen)
You Won’t See Me
Love Me Do
And I Love Her
Blackbird
Here Today
Queenie Eye
New
The Fool on the Hill
Lady Madonna
FourFiveSeconds (Rihanna, Kanye West y Paul McCartney cover)
Eleanor Rigby
Being for the Benefit of Mr. Kite!
Something
Ob-La-Di, Ob-La-Da
Band on the Run (Wings)
Back in the U.S.S.R.
Let It Be
Live and Let Die (Wings)
Hey Jude

Bises:
Yesterday
Get Back (Con Leila, de 11 años en el Bajo)
Hi, Hi, Hi (Wings)
Birthday
Golden Slumbers
Carry That Weight
The End

Fotos gentileza de Lucila M para Rock And Ball

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