Que lleguen a tiempo.
Que lleguen a escucharlos. Ojala que lleguemos…
El deseo es cada vez más fuerte, antes de que empiece a parecerse a la resignación, en la aventura de ir a un Cosquín Rock. Y el deseo es porque son cientos, miles, quienes forman interminables colas, en la terminal de Córdoba.
Parece que no avanzan, como después pasará con cada colectivo en la ruta. Pasar el Dique San Roque, es un pogo mental y el primer festejo en el transporte. El otro cada vez que avance. “Déjame que me ilusione”, dice “Tefy” quien siempre parece que no va, pero termina yendo al festival.
La acompañan Pentosa y Nico, quien en el viaje repasa el examen que tendrá entre semana, hasta que al lado una chica habla con su amiga, lo devuelve al destino al que se dirige, y grita: “¡¿Qué?! ¿Ya empezó la Vela? Ey amiga, decime qué tema está sonando”. Y entonces el nerviosismo gana la pulseada y hay caras un poco largas.
Que lleguen a tiempo
Que lleguen a escucharlos Tefy y sus amigos. Que lleguen las pibas de al lado. Ojala que lleguemos. Después de estar cuatro horas en el colectivo…
La Gran Bestia Rock
Diecinueve años han pasado de la primera vez de este encuentro federal, rockero (que ya regala más estilos). De una fiesta interminable, pero que aún le falta compromiso con las artistas mujeres, para que sea completa.
Diecinueve veces, para que el Valle de Punilla se transforme en la Capital del Rock, que ya es parte de nuestro folklore. Y ese rito interminable de sierras, música, sol, fernet y buena vibra. Ritual de confirmación de amores o de iniciación para algunos. Lugar emblemático, que en esta edición invitaba con una gran programación, con dos escenarios principales (Norte y Sur), con actividades varias y variadas y los artistas de siempre, pero que regalan shows como si fueran la primera vez.
Y otros, tocando por vez primera y como si fuera la última. Tal fue el caso de las bandas a las que les tocó abrir el sábado. Bajo un sol radiante, que puso en ridículo al augurio de lluvia, y ganadores del Pre Cosquín, que tuvieron que remarla mucho para llegar. Tal fue el caso de Harén, de Villa María, una de las que más actitud demostró en el escenario.
esde las primeras horas se destacó el Escenario Sur, que tenía una grilla con cada vez más adeptos. Telescopios, Perras On The Beach y La Pegatina, fueron los iniciadores. Esta última, de España, que “es como Los Caligaris de allá” en palabras de Mauro mientras los registraba con su cámara, hizo que se olvidara el calor y se levantara tierra con el baile.
Louta, fue Louta. Esto significa que hipnotice a todos con su puesta en escena, confirmando su momento. Usted Señálemelo, una de las bandas que más gente movió hacia ese punto del predio. “La Nueva generación” se dejó llevar por temas como “Aguetas” y “Láser 420” y con “Sintonía Americana” de Los Abuelos de la Nada, para que nadie faltara.
El amor después del amor, tal vez se parezca a este rayo de sol…
Y así lo demostraron en sus shows bandas, que bien podrían haber estado más tarde en ambos escenarios. Turf, con una irrupción de hits y con Joaquín Levinton, más showman que nunca fue un punto alto cuando en la tarde era alto el calor, con José Palazzo, “Indio” Solari y su guitarra como protagonistas de atención en sus intervenciones.
Guasones no pudo probar sonido, pero sí que la gente los confirma como una de las preferidas en los festivales, cuando a eso de las 17:30 tocaron “Tan distintos”,”Espejo roto” y “Pasan las horas”, entre otras, para unas cinco mil personas.
“Que se den cuenta que estamos cerca/ De bandera la ilusión/ Y preparando la acción/ Que la cordura no tiene oferta”, cantaba La Vela Puerca, para retratar las decenas de banderas que la acompañaban, regalando una de las primeras postales de la tarde. Sus temas más conocidos y los de su último disco fueron coreados por unas 15 mil almas. Contaron con un gran invitado como Raly Barrionuevo, para “Luna de Neuquén”. Alguien por ahí decía: “Que hermoso que estuvo”. Sí. Totalmente.
Después de que el “Enano” Teyseira y “Cebolla” Cebreiro “destilaran” el cariño de su gente, le continuó otra de las bandas más populares. No te Va Gustar, “salió a la cancha” para regalar un show a la altura de lo que pedían el predio y la gente, que a esa altura era muchísima. Fueron 65 mil en la primera noche.
Tenes que saltar fue el primer tema y lo que hizo la gente, ante los primeros acordes de la banda. Temas como Al vacío, Fuera de control, No hay dolor fueron parte de la lista, en casi una hora, que regaló Mañana en el Abasto de Sumo, mezclado con Verte reír, para que el recuerdo lo lograra.
Otro regalo importante, fue el de los cordobeses de Cuatro al Hilo, que en su show tocaron con el ex-Redonditos Semilla Bucciarelli, “Ñam fri fru…”, “Golpe de suerte” y “Ji ji ji”. El himno sonaba por primera vez en la noche.
Esto pasó en el Escenario Córdoba X, que tuvo otro de los momentos visuales del día. Massacre con las sierras de fondo y con skaters haciendo piruetas al lado. La actuación fue como siempre: muy buena.
Ahora somos nuevos creadores de rocanrol
Mientras Wallas se destacaba en el show de su banda, en el escenario Sur, lo hacía Julián Kartún con El Kuelgue. Risas, baile, profesionalismo y sarcasmo fue el combo de una banda que sabe cómo manejar a la gente. Y fue la antesala a los “pesos pesados” de ese punto en el mapa festivalero.
Porque les siguieron El Mató y Los Espíritus. La banda de liderada por Maxi Prietto, subieron cuando la noche ya estaba bien asentada. Ideal para tocar como si estuviesen en un fogón, alumbrando a los miles que ya los siguen y recibieron de la mejor manera, un setlist más que conocido, pero además con El árbol de los venenos, tema de su cuarto disco, que saldrá en abril.
Para esa hora, La Casita del Blues ya había hecho parecer al Río Cosquín en el Mississippi de EE. UU. Los mejores exponentes como Los Mentidores, Alapar, Botafogo y Jimmy Rip. Para esa hora Los Auténticos Decadentes, ya habían hecho suya la fiesta del Predio. Ya habían hecho bailar a toda la gente, ya habían cantado sus hits que nadie puede decir desconocer.
El Espacio Naranja, nos regaló un show acústico de esta banda querida por todo el mundo, que festejó ese cariño en su “kermesse” y con nuevas versiones de clásicos que nunca pierden la esencia, e invitados de honor: Fernando Ruíz Díaz en “Un osito de peluche de Taiwan” y La Pegatina, en “Gente que no”.
Para ese momento de la noche, el Freestyle Master Series ya había sido un hecho y todo un acontecimiento. Esta batalla de gallos que cada vez es más grande y suma más gente, como también Acru y Lit Killah, quienes se metieron al público en el bolsillo a fuerza de rima, que no dieron respiro. Al igual que el clima durante todo el día, sacando a la luz uno de las fallas de este Cosquín: los puestos de hidratación. Pocos, muy lejos insuficientes.
Al final Vanthra, demostró que Ruíz Díaz buscó mucho tiempo este momento. O que lo necesitaba, para volver a las raíces, por así decirlo. Cada presentación de este proyecto, lo tiene intenso, disfrutando y regalando nuevas y buenas canciones. Por lo menos así se lo vio en el Cosquín Rock.
Quiere que nadie se le interponga entre su baile y su gran final
Luz, contra luz, imágenes psicodélicas -como anticipando lo que vendría- y con un Dárgelos que se mostró entusiasmado por ese rincón del Festival, al decir tener “el presentimiento de que algo nuevo se está gestando en este Cosquín”, fueron algunos de los ingredientes del show de Babasónicos. Temas de siempre y de los nuevos, dieron cuenta de algo que no es Discutible y que se sabe: Los Baba, siempre cumplen con creces.
Luego de ellos sería el tiempo de la música electrónica o lo que confesó Samuel, de Córdoba Beat, “una forma diferente de escuchar música”. Knowbru, Chicola y Eli Nissan y el esperadísimo Nick Warren, mantuvieron a miles despiertos y bailando, hasta las 7 am.
El Hangar metal, si podía, también habría hecho lo mismo. Es impresionante ver la devoción y la fidelidad de los fanáticos. Sobre todo para bandas como Plan 4, S7N, Horcas u O’ Connor. Este último tuvo un show muy cercano al público, posando para las fotos de Nicolás y regalando los temas que su gente quiso.
Sin explicaciones
El escenario Norte prometía un final, como debía ser. “Las Pastillas del Abuelo” estuvieron antes que Skay. No lo hizo sólo, por más que podría haberlo hecho. Lo acompañaron sus Fakires y Richard Coleman, que fue abrazado después de cada tema y ovacionado por un público que en otras décadas, lo miraba de reojo. Emotivo es poco.
El Flaco agradeció que no lloviera, se mostró a gusto en sintonía con una multitud, que coreó “Aplausos en el Cosmos”, “Dragones” y deliró con “Jijiji” y “Criminal Mambo”. El sonido fue exquisito y volverlo a ver, ni hablar.
“Cosquín tiene sueño?” preguntó Germán Daffunchio, luego de “Basta”, con el que comenzó el show de Las Pelotas. Un tema que se explica más por los tiempos que se viven, que por ser parte del setlist de la banda. Sonaron los temas que debían sonar, por si alguien tenía sueño, como “Bombachitas rosas”, “Si supieras”, “Será”, “Shine”.
Cerca del final subieron Alberto “Superman” Troglio, ex baterista de Sumo y el “Piti” Fernández, para negar la pregunta de Germán, de que si alguien estaba cansado de rock, (¿quién lo estaría?). “No tan distintos” y “El ojo blindado” cerraron la primera noche del Escenario Norte.
Al final de la jornada ya el deseo es otro. Ojalá que esta crónica llegue a explicar algo de lo vivido. A veces tantas palabras no bastan. A veces, simplemente, todo es inabarcable.
Fotos de Flor Zufiaurre
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