Ana está fumando un pucho de los tantos que tiene en su atado. “¿Me prestás fuego?” le pregunta a una chica de pelo corto que, mientras se lo da, mira atentamente para adentro esperando que la última banda invitada – Coverheads – termine de tocar. “Estás un poco desabrigada”, le dice a Ana, “sí, lo que pasa es que después transpiro mucho en el pogo y no da para tener camperas en las manos, a no ser que sea para revolearlas”.
Coverheads, que con una particular caracterización en sus ropas, hizo su presentación luego de la otra banda invitada, El Sótano, terminó su show a las 21.15 para darle espacio libre al punk de la banda principal. Así es que al grito de “¡Aguante Argentina, aguante Ataque, loco!” se retiraron, dejando a un enérgico público con ganas de más.
Los espectadores agitaban al ritmo del clásico cántico “Soy De Attaque”, hasta que se abrió el telón y el tema No te quiero más abrió y caldeó la escena musical.
“Hoy es viernes, siempre es viernes”, canta Mariano Martínez –voz y guitarra– en el segundo tema de la noche Vacaciones permanentes, que una vez finalizado, él preguntó “¿suena todo bien, che?”, y al grito de “siempre suena todo bien”, él con el resto de la banda, Luciano Scaglione –bajo–, Leonardo De Cecco –batería– y Julián Méndez Morgan -órgano– se prestaron a musicalizar el “olé, olé, olé…” de los espectadores.
Por su parte, una adolescente de aproximados 17 años, con rasgos trigueños y campera de cuero con múltiples prendedores de bandas clásicas, es acompañada de su madre, que se emociona y salta al escuchar “qué es lo que van a hacer /a qué van a llegar /la paciencia no es eterna /con un pueblo no se juega”. Al finalizar América, Martínez agradece “por bancar a este grupo de tanto tiempo” que “lo hacen porque se alinean los planetas, no sé ja ja ja”. Las risas, la frescura, la interacción con el público, fueron los condimentos necesarios para el disfrute de este buen rock, que aún tenía más por sonar.
Dicen que hasta que no te pase a vos no vas a entender y que siempre somos así, tan egoístas. Setentistas fue el octavo tema en el que el pogo se consolidó. El lugar se inundó de hombros prestados, no para llorar, claro, sino todo contrario: para subir a fanáticos que pretendían dejar su voz en El Teatro. Incluso con A Cielo Abierto, que debajo de las luces amarillas sobre el escenario, dice que son “las corporaciones, los nuevos conquistadores”.
Entre los grandes momentos del encuentro, dos tienen su particular reconocimiento. Uno fue el ingreso de Emiliano Rojas de Desierto Gris, que acompañó con su guitarra la inauguración de Como Salvajes, nuevo tema de Attaque. Y el otro, la invitación, también, de Emiliano Puñales para agregarle el saxo a El pájaro canta hasta morir. Las personas presentes cerraban sus ojos para escuchar, y al momento de abrirlos, dibujaban sonrisas modestas.
Las últimas letras, los últimos clásicos, “Yo recuerdo aquellas noches y también te recuerdo a vos /Ese fue mi último golpe y también fue mi último amor” –Espadas y serpientes –,”Podrán pasar mil años, verás mucho caer /pero si estamos juntos, no nos van a detener” –Donde las águilas–; iban cerrando el show, que aunque sin ánimos de ofrecer nostalgia, los miembros de Attaque 77 preguntaron quien sabía cantar. En tanto, dos jóvenes subieron a corear No me arrepiento de este amor y Arrancacorazones, para ponerle más fiesta de la que había ocurrido ya.
Por Estefanía Olazábal
Fotos por Martín Dutil Fotografía para Rock And Ball
[su_custom_gallery source=”media: 124193,124194,124195,124196,124197,124198,124199,124200,124201,124202,124203,124204,124205,124206,124207,124208,124209,124210,124211,124212,124213,124214,124215,124216″ limit=”75″ link=”lightbox” width=”180″ height=”150″ title=”never”]
Comentarios