Al ver a un ex futbolista, que aún sigue siendo el máximo goleador de su Selección y dueño del récord de gol más rápido en un Mundial, reconocido en todo el mundo yendo a jugar a beneficio por cuál país ponga unos dólares no nos sorprendería. Tampoco al verlo como cara visible de alguna de todas las marcas deportivas que dominan la escena. Pero en este caso, el turco Hakan Şükür no cuenta con ninguna de esas -u otras- distinciones merecidas. Hoy es un tipo común, que vende café en California, con una orden de captura en su país natal.
Su primer gran proeza
Turquía llegó al Mundial de Corea-Japón 2002 luego de terminar en segundo lugar en el Grupo 4 de las Eliminatorias Europeas, detrás de Suecia, y de ganarle el repechaje a Austria con un global de seis a cero. En ese cruce, Şükür hizo el segundo gol en la vuelta.
El 1 de diciembre del 2001 se realizó el sorteo que definía el lugar de la selección turca, en la ciudad de Busán en Corea del Sur. Brasil, Turquía, China y Costa Rica formaron el Grupo C. Los europeos debutarían ante la potencia sudamericana y luego enfrentarían a los otro dos, con los que pelearían por el segundo lugar para pasar a octavos de final.
Y así fue, la lógica ubicó a la selección del fenómeno Ronaldo en la primera posición, mientras que Turquía batalló para quedarse -por diferencia de gol, dejando afuera a Costa Rica- con el pase a la segunda fase. 1 a 0 a Japón y a Senegal, en octavos y cuartos respectivamente. Las semifinales volvieron a juntarlos con Brasil. Otra vez fue triunfo de los brasileros, pero esta vez por la mínima.
Hasta el 29 de junio, día del partido por el tercer puesto, Hakan Şükür no había convertido goles en la cita mundialista. A las 8:30 Corea del Sur sacó del medio, tocaron para atrás, recibió el central Hong Myung-Bo, perdió la pelota con İlhan Mansız y le quedó al número nueve. Pie izquierdo abierto y definición bien pegada al palo. Todas estas acciones tardaron 11 segundos en poner el uno a cero para los europeos. El gol más rápido de la historia de la Copa Mundial. La gran proeza del lungo delantero que gritó solo una vez, pero en los libros será recordado por mucho tiempo. Turquía le ganó 3 a 2 al local y logró un tercer puesto histórico.
Cambia, todo cambia
Luego del exitoso mundial, Hakan Şükür se vistió de rojo muy pocas veces más. Primero en el repechaje a la Eurocopa 2004, ante Letonia, convirtió un tanto pero no pudo llevar a Turquía a la máxima competencia europea.
No volvió a jugar hasta el 2005, donde otra vez y por repechaje, no pudo clasificar al Mundial de Alemania 2006. Fue derrota ante Suiza y Hakan marcó en la vuelta, pero no alcanzó. El máximo goleador de la Selección, en ese momento de 34 años, se quedó en las puertas de lo que era su último Mundial.
Como un jugador cualquiera, su ciclo internacional se terminó. Marcó 51 goles en 112 partidos, números que lo ubican como el mayor goleador y como el segundo con más participaciones en la Selección de Turquía.
Por esos años, ya vestía los colores del Galatasaray de su país. Fue parte de este equipo hasta el 2008, año en que decidió ponerle fin a su carrera profesional. A partir de eso se mudó al plano político turco.
2011 fue el año de su despegue, cuando entró al Parlamento siendo parte del partido político AKP (en castellano se traduce al Partido de Justicia y Desarrollo). Pero no fue mucho lo que sus convicciones le permitieron estar: en 2014 renunció a su puesto por un escándalo de corrupción que rozaba al presidente Recep Tayyip Erdoğan -del mismo bando-. Como consecuencia de esto, la enemistad con el primer mandatario fue enorme y Sukur no tuvo otro remedio que irse de su país en 2015.
Así fue como recayó en Palo Alto, Estado de California en Estados Unidos. Abrió su cafetería y se instaló allí. Un año después, la vida democrática turca sufriría un cimbronazo con el intento de golpe de Estado. Erdogan, que salió ileso de la situación, acusó al ex goleador de ser partícipe en conjunto con la oposición. Şükür no se quedó callado y contraatacó con una serie de mensajes en Twitter que le valieron una orden de captura, por lo que Estados Unidos es su mejor refugio.
Home, sweet home
El país americano se convirtió, para Şükür, en un nuevo hogar. Donde no es perseguido, donde hace una vida tranquila y todavía despunta su vicio: el fútbol.
Aún sigue jugando en un club amateur del barrio donde vive. También anhela abrir una academia de fútbol, pero sin dejar de prestarle atención a su negocio.
No todo es una pelota para el turco: desde que llegó a Estados Unidos es dueño de una cafetería. Vive el día a día atendiendo a los clientes, limpiando mesas y sirviendo café, mientras que los recuerdos rebotan de pared en pared. El gol a Corea, los 11 segundos y el podio. El primer día en el Parlamento, la renuncia y la orden de arresto. La cafetería y la vida nueva.
Comentarios