El Borussia Dortmund es uno de los clubes más importantes de Europa. Con un equipo muy joven, se afirma en los primeros puestos de la Bundesliga (donde no baja del 4to puesto desde 2015) y mantiene una constante participación en competencias internacionales. Estos números son resultado de un proyecto que se afianza en los últimos años, donde la institución se dedicó a la formación de jóvenes estrellas. Sin embargo, el detalle particular de este proyecto de juveniles es que no tiene jugadores íntegramente formados en el club.
Es indiscutible que el BVB es uno de los clubes más influyentes de Alemania. Acostumbrado a participar en competencias europeas, es visto como el único equipo que puede hacerle frente al omnipotente Bayern Múnich. Pero el equipo de las minas de carbón no siempre vivió la prosperidad que hoy ostenta. A principios de los años 2000 la institución se encontraba al borde de la bancarrota. Fue entonces, en noviembre de 2004, cuando Reinhard Rauball toma el timón del equipo carbonero. El presidente, que fue reelegido casi por unanimidad en noviembre 2019, encabezó 16 años de gestión con la premisa de enderezar las finanzas del club. ¿Cómo hacer eso? La respuesta está en el lema de la dirigencia: “Nosotros no compramos estrellas, sino que las hacemos”. Aunque, del dicho al hecho, las cosas no son como las imaginamos de este lado del Atlántico.
“El foco del Borussia Dortmund está puesto en armar un equipo de jóvenes sustentable”, comenta desde Alemania Ezequiel Daray, periodista argentino especializado en el fútbol germano. Pero no necesariamente ese equipo se forma gracias a la cantera del club. En los últimos años, la dirigencia del Dortmund invirtió en jóvenes promesas alrededor del mundo para potenciarlos y hacerlos explotar con la camiseta aurinegra. De hecho, en los últimos 10 años, el equipo alemán gastó alrededor de 400 millones de euros en futbolistas menores de 24 años. Pasando por Robert Lewandowski y Mats Hummels, hasta la actualidad con Jadon Sancho y Erling Haaland, el equipo de Oeste de Alemania se queda con jugadores de canteras ajenas para darles el golpe de horno que le falta para que se conviertan en estrellas.
Un punto clave en la formación de los jugadores son los centros regionales de entrenamiento para juveniles de la Federación alemana. “Decidieron invertir fuertemente en los centros de formación de juveniles a partir de lo que ellos consideran el fracaso que fue lo ocurrido en la Euro 2004”, afirma Daray. En aquella ocasión la selección teutona pierde en primera ronda luego de ser finalista del mundial dos años antes. Fue entonces que nace el proyecto de juveniles que incluyó la construcción de 390 centros de entrenamiento en todo el país, recibiendo a 22.000 jugadores y otros mil entrenadores que trabajan en su formación. A partir de acá nace la nueva diciplina del fútbol alemán. Los jugadores de las canteras de los clubes hacen horas extras en estos lugares donde los preparan para la vida profesional, desde los aspectos del juego hasta cómo interactuar con la prensa.
A pesar de tener el dinero, la infraestructura y el plan de proyección de juveniles, el Dortmund cae influenciado por la ley del equipo grande. “Los equipos que tienen aspiraciones al título no tienen tiempo de esperar a los juveniles”, decía Carlo Ancelotti. Esto genera un problema para la cantera del conjunto alemán. Ante la presión por mantenerse a la altura del Bayern Munich, el BVB prefiere invertir en juveniles de otros clubes en lugar de formarlos puramente en el club. Sin embargo, esto trae un grave problema de identificación con la camiseta. La mayoría de los futbolistas ven al club aurinegro como un paso previo hacia otros equipos más poderosos. Esta falta de pertenencia lleva a que se produzcan casos como Robert Lewandowski que se fue libre al Bayern Munich, Mario Gotze que pagó su propia cláusula de salida, o Pierre Aubameyang que presionó para mudarse al futbol inglés.
Casualmente (o no) el jugador más identificado con el club es el único formado íntegramente en las inferiores. Marco Reus capitán y símbolo del Dortmund, llegó al club a los 6 años y acualmente es el líder dentro y fuera de la cancha. Solamente hay otro jugador, además de Reus, que se formó en las inferiores del club. Youssoufa Moukoko es el primer y único proyecto prometedor formado en los últimos años. El delantero de 15 años es goleador histórico de las inferiores del club y empezó a entrenarse con el primer equipo. El problema es que, por reglamento de la Bundesliga, todavía no tiene la edad permitida para jugar, que es a partir de los 16 años. Sin embargo, a partir de noviembre de este año, estará habilitado para firmar su prmer contrato profesional y jugar.
La falta de identificación y la presión de los jugadores por irse luego de un tiempo tiene sus pros y contras. La adquisición de jugadores jóvenes por pocos billetes para luego ser venidos en cifras exorbitantes tuvo como resultado el equilibrio de las finanzas del club. De esta manera, la institución que a principios de siglo estaba cerca de la quiebra, hoy es de los cubes con más ingresos por transferencias. Uno de los casos más resonantes es el de Ousmane Dembélé, el delantero francés que el Dortmund fichó por 15 millones de euros en 2016, y al año siguiente fue vendido al Barcelona por 138 millones de euros.
Por otro lado, lo cierto es que, más allá del proyecto institucional, no estaba en los planes de la dirigencia tener un plantel tan joven. La edad promedio de la plantilla es de 24 años porque los jugadores no desean desarrollar su carrera en el club. Esta idea de club “trampolín” que tiene los jugadores no coincide con los planes de la comisión directiva. Esto provoca una constante renovación cada temporada que obliga a salir al mercado a reemplazar las bajas, tapando constantemente a los juveniles de la cantera.
“Creo que, si quieren realmente competir con el Bayern Munich, en el futuro van a tener que, no solo venderlos, sino también mantenerlos”, analiza Ezequiel Daray sobre la dificultad del Dortmund para mantener el plantel. Ese es el próximo paso a dar por la dirigencia del equipo aurinegro. Este proyecto de juveniles sufre ante la etiqueta de “equipo vidriera”. El Borussia Dortmund es una institución enorme con jugadores prometedores que, tarde o temprano, se convertirán en figuras internacionales. Sin embargo, un proyecto de juveniles que no tiene en cuenta la identificación con los colores que traen los chicos de su propia cantera, hace que los que están aspiren a vestir otras camisetas. Por lo pronto, los resultados solo se ven en la cuenta bancaria, mientras se busca la manera de estabilizar un plantel que logre de una vez por todas cortar con la hegemonía del Bayern Munich en Alemania.
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