Ándrea Álvarez y Richard Coleman no son los primeros en “matar” al rock. Sin embargo, no montan un discurso sobre esto, pero si lo usan como excusa para juntarse y compartir fecha en Niceto.
En sus palabras hay ironía y humor. Un montón. “Es una gestión de un tema de conversación como el que estamos teniendo ahora” dice Coleman relajado y entre risas en medio de un raid de notas. No tiene puesto el cassette y a la hora de contestar por qué hoy en día otros géneros taparon el rock no anda con vueltas. “Tiene que haber otra cosa que identifique, que sea el lenguaje transgresor de este tiempo” arroja como primer concepto, y agrega que esta generación “capaz no necesita mandar el mismo mensaje”.
La que abre “la caja de caja de Pandora” con una frase picante es Andrea Álvarez. “Es mucho más barato producir un show de una música que son dos canales” arranca, incontinente, la experimentada baterista. No se queda ahí, no es lo único que tiene para decir: “a la hora de producir un show de rock hay que lidiar con músicos y, los que se dedican al negocio de la música, piensan que somos un problema”.
Andrea no piensa que los jóvenes elijan otra música, sino que elijen todas y que el rock es un clásico que no necesita estar de moda. Además, sobre el tiempo en el que vivimos acota que “en un momento donde económicamente todo cuesta mucho, si con una computadora y la palabra te expresas, esa inmediatez hace que muchos chicos lo hagan de esa manera, pero no necesariamente no quieren/pueden/no les gusta el rock”.
Álvarez y Coleman, por primera vez en Niceto
La idea de la muerte del rock es un pretexto de ambos para hacer este show juntos e invitar a la gente a compartir una velada distinta. “En vez de ver una banda, ves a dos. Si hablamos de la economía de la computadora, en este caso por el precio de uno ves dos. Y un poco más” adelanta Coleman.
El 31 de agosto a partir de las 19 en Niceto serán dos presentaciones por separado: Andrea Álvarez y banda y el ex Siete Delfines junto al Trans-Siberian-Express. Hay quienes dicen que puede haber algo más. “Después veremos”, esbozan al unísono.
En un año donde ninguno de los dos piensa en nueva música, ambos coinciden en la idea de grabar algo juntos en estudio a futuro, aunque todavía no ponen fecha. Por el lado de Álvarez, está terminando “Las Chicas Están Bien”, un documental sobre la historia de la mujer en el rock. En tanto que Coleman repasa su repertorio mientras es uno de Los Fakires de Skay Beilinson y prepara una especie de segunda parte de “Siberia Country Club” (2011).
Soda no se mancha
Ambos estuvieron ligados, en diferentes etapas, a la historia de Soda Stéreo. Richard en la comienzo y la etapa de “Nada Personal” y Andrea en los tiempos de “Canción Ánimal”. Es por eso que tienen la palabra autorizada y sus conceptos son más que claros.
RNB: ¿Qué opinan de las bandas tributo a Soda Stéreo?
AA: ¿Richard, a vos te gustan las bandas tributo?
RC: No tengo un problema, pero no las entiendo. Hace unos años fui a ver una banda tributo a Génesis y durante los primeros tres temas estaba fascinado. Después me descompuse, pero posta, me empecé a sentir mal del estómago. No era por otra cosa, era lo que me estaba causando la música. Había algo ahí que no, sabes que pasa, no transmiten nada. Es una puesta en escena, algo vacío.
AA: Lo que pasa con Soda Stéreo es que mucha gente es fanática sin haberlos visto nunca. Creo que realmente, si alguien quiere hacer un tributo a un artista, lo mejor que puede hacer es música original inspirada en él. ¿Qué me inspiró esa obra y qué conclusión saqué yo? Lo siento mucho por los que lo hacen, porque le ponen todo el amor, pero no sé si los artistas se sienten tan homenajeados. Al principio es lindo escuchar a alguien tocar un tema tuyo, pero los tributos en general no son eso, son una imitación.
RC: Lo que no entiendo es el público de la banda tributo, eso es jodido. En Chile vi una banda tributo a Soda Stéreo, ¡y las chicas se arrancaban los pelos! Ni lo apruebo ni lo desapruebo, no entran en el formato artístico.
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