“Sé que te encanta fingir que no sabés quién soy”. Pum. La primera mano, certera, directa al mentón del habitante transitorio del Sillón de Rivadavia, llega nomás en los primeros acordes. Mariana “Lali” Espósito, en 186 segundos, ametrallará, una a una, como una lluvia de puños en forma de verdades, todos estos meses en los que fue apuntada como la enemiga pública Nro 1 por parte del papá de Conan.
Y, de yapa, lo hará sobre la base de un rock que trae de inmediato el sonido de Miley Cirus o de Pink, con una gracia que la distingue y que deja muy mal parado al actual Presidente de los Argentinos. En Balcarce 50 tuvieron que pasar “destrucción total”.
La canción, que abre la nueva etapa de Lali, la que podemos avizorar será más rockera que popera -al menos este tema lo es- no nombra ni una vez explícitamente a Javier Milei, pero lo sugiere por todos lados. En medio de un actor que se parece bastante, pero sin melena. Otro que aparece, en una pose similar a la de Iñaki Gutiérrez, uno de los capos de comunicación del actual gobierno, una estatuilla de Maradona en el escritorio que dice “que la sigan chupando” y el detallazo que todo el clip es filmado en un “depósito”, como la apodó, despectivamente, el presidente. Él dijo “Lali Depósito”. Ella filmó su video en un depósito. Game, Set & Match para la petisa.
La canción muestra a Lali haciendo una especie de casting entre personas que quieren parecerse a ella. Así, se abre con una chica que luce como Lali en alguno de sus looks, aparece el look que utilizó en disciplina, aparecen los anteriormente mencionados y el humorista Lucas Spádafora que recrea a Lali en el papel de la Monja que encarnó en “Esperanza Mía”.
En el video, Lali se burla de sí misma, exagera sus propios estereotipos, sintetiza su carrera y hasta se auto daña una imagen propia, desactivando así todo tipo de bullying que pueda venir. Y el video encierra detalles hermosos. El Falso Milei grita, grita todo el tiempo, y Lali le hace un gesto de “ok”, se la ve comiendo un pancho y hasta durmiendo: me importa muy poco todo lo que tenés para decir.
Cuando se enoja, el Falso Milei rompe un cartel con un número para nada azaroso: dice 38.900. Ese número es la suma de las dos cifras de desaparecidos que están sobre la mesa. Los negacionistas se quedan con el número de 8900 que está en el libro “Nunca Más” de la Conadep y las organizaciones de DDHH ponderan el 30.000 como registro simbólico de la salvajada que fue lo que ocurrió en este país entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983. Lali suma ambas cifras y, como simbolismo, pone al falso Milei a romperlo. Hermoso. Artístico. Poético.
Lali masticó toda la mierda que le tocó estos meses, dónde Milei apuntó contra ella, al acusarla de cobrar del kirchnerismo, de ganar una fortuna en shows para el estado y señalarla como uno de los gastos que el Estado debía cortar, y la condensó en este rockito al palo, bien pegadizo, en el que destruye la figura del presidente y sin caer en cuestiones políticas, y económicas, el video está más cercano a la caricaturización de la figura de Milei y a la burla, por ejemplo, del show que el presidente montó en el Luna Park cuando editó su libro: “Su mayor fantasía, es un día ser yo”. O sea, juega con las mismas cartas que le encanta jugar a Milei. Otro puntazo a favor de Lali.
A este Falso Milei lo corre de la escena un gordo con piluso y un bombo -¿peronista?- que dice Lali. Otro detalle hermoso es que uno de los personajes que se presta para el casting tiene una remera que dice “¿Who The Fuck is Lali?” recreando la remera que utilizó Mick Jagger de los Rolling Stones. Claro, Milei dijo que él escuchaba Los Rolling Stones. Los palos y referencias vuelan por doquier.
En este tema, llamado “Fanático”, Lali demuestra que es una artista hecha y derecha. Poder convertir todo la mierda que tragó y usarla a su favor, es algo que sólo los artistas saben hacer. Lali se retroalimentó del hate de las redes sociales y las convirtió en un hit. Utilizando la misma estrategia, con la que mostró un afiche impoluto que al otro día apareció vandalizado.
Las mismas redes apuntaron al entorno del presidente, pero en este video queda develado que fue la propia Lali la que autovandalizó su imagen. Sí, tomar todo lo malo, para convertirlo en algo que puede usar a su favor. De yapa, ¿dejó un adelanto de la tapa de su próximo disco? Puede ser, está claro que Lali no está dando puntada sin hilo. ¿Habrá respuesta del presidente? Por ahora, sólo un retuit. Claro, es muy difícil levantarse de semejante paliza en el terreno dónde más le duele al mandatario: en las redes sociales. Lali respondió en su momento, con un claro mensaje en redes. Luego, eligió el silencio. Hasta ahora, en que editó este tema que deja en claro, en algo más de 3 minutos, todo lo a Lali le molestó en este tiempo. El hate a Lali parió un hit. Esta sí que el Javo no se la vió venir.
El tema es un rock. Quizás desde el sonido, algún purista pueda venir a decir que es pop un poco más fuerte, lo cierto es que la actitud es rock. Es más, este video y letra de Lali es, quizás, lo más rockero que ha tenido que sufrir el gobierno de Javier Milei. Lali armó un hit, se recibió de artista y, de yapa, seguro ganará nuevos fanáticos. Eso sí, muchos más sanos que el que vive en Olivos.
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