Rock

Querido Patricio

A 15 años del último recital de Los Redondos, una carta a Patricio Rey.

Patricio Rey y Sus Redonditos De Ricota
Patricio Rey y Sus Redonditos De Ricota

A los Ricoteros no nos importan las fechas ni los aniversarios, porque las banderas están ahí, ondeando luzca el sol o no. Es como si el tiempo, ese tic tac efímero, no pasara nunca. Sin embargo, hace quince años (¡15 años ya!) que apareciste por acá por última vez, y esa es una buena excusa para disfrutar recordando y para escribirte, como quién no quiere la cosa, para saber en qué andás, y si algún viento frío no te traerá de nuevo por la ciudad.

Los recuerdos mienten un poco, y vos lo sabés mejor que nadie. Pero, corregime si me equivoco, venías de llenar de fieles la cancha de River dos veces, hecho inédito hasta ese momento. Incluso habías cruzado a Uruguay y desbordado el mítico Estadio Centenario. Qué picardía, querido Patricio, que hasta allí llegaran los incidentes violentos de la última época. Apuñalados, incendios, destrozos… No te culpamos por parar. Sabemos que violencia es mentir.

Además, alguien tenía que poner una cuota de sensatez entre tanta mierda que venía de arriba. La Nueva Roma (que casi nunca te cura) estaba al mango con sus intentos de meterse en nuestros asuntos, que por alguna razón le resultaban particularmente interesantes. La violencia era social, querido Patricio. No era tu culpa. Fijate, sino, lo que pasó en diciembre. También vamos a conmemorar quince años ahora, y todavía lo estamos lamentando, como lamentamos lo que pasó con Walter.

Pero… ¿Fue solo por eso? Escuchamos algunas versiones sobre peleas por la custodia de algunos videos – esperamos que no las hayas escuchado vos también, porque tendrías que cagar a patadas en el culo a más de uno -, e incluso sobre diferencias estéticas o musicales. En esto último algo de verdad puede haber, ¿no? “Momo Sampler”, el disco que presentabas en Córdoba ese 4 de agosto de 2001, tenía más de uno que del resto. Era la más oscura de tus creaciones, y probablemente la menos populista, pero no te creas que por eso era menos rica (no te vamos a cuestionar eso, a esta altura del partido).

Elegiste una forma particular de presentarla, además. Y estos recuerdos sí que no mienten, porque la lista de temas – después de quince años – ya está online junto con el audio completo del show en una calidad más que aceptable (el “Morta” quiere más happiness, no podemos zafar de eso). Fueron 28 canciones que quedarán para siempre en nuestros oídos. Curiosamente, la única canción “suelta” de Momo Sampler fue la número 4, “Morta Punto Com”. Las otras aparecieron en dos bloques de cinco temas cada uno: del 6 al 10 y del 14 al 18.  Todo lo demás fueron tus rock and rolles, los nuestros, los de siempre.

Quince años ya, querido Patricio. Es muchísimo tiempo. Entre tu primer lanzamiento oficial (“Gulp!”, 1985) y este fatídico 4 de agosto de 2001 pasaron 16, así que imaginate si no es tiempo. Si vos cambiaste tantas cosas en nosotros y en el país en solo un año más. Gracias, muchas gracias por eso.

Esperamos tu respuesta, queremos saber dónde estás, en qué andás, si vas a volver a visitarnos en algún momento. Te extrañamos, porque – aunque te recordemos en tributos y en reuniones con amigos guitarra de por medio – nada es igual a compartir un rato con vos. Inclusive, podríamos conformarnos simplemente con saber que estás ahí, porque de hecho muchos de nosotros nunca tuvimos la dicha (que en este caso sí sería una cosa alegre) de poder pasar ese ratito mágico al lado tuyo.

Además, si nos lo permitís, tenemos que recordarte que ese día quedaste en deuda con nosotros, porque la última canción que hiciste sonar no fue nuestro himno, esa risa macabra que enarbolamos como bandera, sino que – como profecía autocumplida, antes de suspender por el contexto social  el show que tenías planificado en Santa Fe – fue “Un Ángel Para Tu Soledad”. Que no se te haga tarde para cancelar esa deuda.

La violencia ya no reina en esta sociedad, por suerte, y estaría bueno que te dieras una última vuelta para verlo. Por favor, que el adiós no se alargue. Acordate que, a fin de cuentas, el que abandona no tiene premio.

Un abrazo.

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