Pase lo que pase, un disco nuevo del Indio Solari nunca es un dato menor ni tampoco toma desprevenido al rock argentino la novedad de su poeta vernáculo más importante.
Nadie está ajeno a la situación actual del músico y mucho menos él, quién a través de su nuevo trabajo, titulado “El Ruiseñor, El Amor y La Muerte”, nos pasea por un sinfín de estadíos donde la alegría, la nostalgia y miles de poéticas conclusiones sobrevuelan las letras de todo el disco.
De más está decir que tras la excelsa presentación del disco en FM La Patriada, a cargo de Marcelo Figueras, cualquier detalle que no sea emocional, cualquier expresión que no sea una emoción en esta nota será meramente, y perdón la expresión poco académica, un chamuyo.
El disco -como todos los de su etapa solista- arranca con un tema bien poderoso, pretencioso y arriba. “Pinturas De Guerra” propone un tono rockero casi industrial que atraviesa el tema como si de un tren se tratase. “Con pinturas de guerra, volveré a dar batalla”, avisa, casi como un desafío, una premonición de lo que se viene y de no claudicar ante la batalla.
Una voz femenina avisa que se aproxima y empieza “La Oscuridad”, una de las joyas del disco. Repleta de melancolía en tono rock inglés, nuestro profeta le pone cara a su realidad sobre un colchón de guitarras armoniosas. “Ya están aquí, los ví, fantasmas de mi juventud, llegan para despedirse de mí” reza en pleno estribillo y se convierte en una plegaria agridulce.
El próximo paso es “El Callejón De Los Milagros”, un tema que tiene un aire festivo, como un tono de canción de cancha apoyada sobre una base de aplausos y gente de fondo acompañando en una canción que, sin dudas, es un festejo similar a las antiguas kermeses redondas .“Lo que te huele con el hocico negro es el pichicho de la ley”, parece marcar la cancha.
La próxima pieza es la que le da el nombre al disco: “El Ruiseñor, El Amor y La Muerte “es un gigantesco mar de tristeza y añoranzas. Un guiño lúgubre atraviesa el tema y nos hace imaginar un vasto horizonte de desesperanza. Sin dudas la voz raspada del Indio calza perfecta con el tempo de balada pop “Será que ya no puedo, bailar en el ritual simple y gris de un soñador”.
El siguiente tema es “Strangerdanger”, una pieza signada por el trash eléctrico y la crítica ácida al Presidente de la Nación. Sin nombrarlo, sin siquiera hacer alusión a su nombre, lo pinta de cuerpo entero y no le tiembla el pulso a la hora de atacar todo lo que rodea al actual gobierno de derecha, a su manera, claro: “Con lo que es valioso vos te quedas”.
De la mano de “El Martillo De Las Brujas (malleus malleficarum)” es una canción con una melodía risueña de guitarra acústica al frente con el Indio escupiendo bellas y tristes verdades “Barrio bonito, barrio cuidado, la moderna soledad”.
El enorme viaje sigue con “La Bicicleta Del Tío Alberto”, otra canción en tono de rock folk con una voz que cuenta la historia de Albert Hofmann de manera didáctica. Aquí se produce un hecho histórico en la carrera del Indio ya que por vez primera escribe una canción sobre una personalidad en forma referencial, un homenaje al padre de la psicodelia: “Bravo por el tío, por el tío Alberto, si ves en el fondo, vos ves el fondo gracias a él”.
En “Canción Para Un Terrorista Bonito” una melodía con tintes tribales y la voz del Protoplasman flotando sobre bases de oscuridad disparada por coros nos encierra de nuevo en esa pequeña obsesión que tiene con el medio oriente y sus actos terroristas con motivos religiosos. Sin dudas plantea la soledad de esos seres condenados a morir por sus creencias, casi sin salida.
“Black Mamba” sigue la línea de arreglos con claps y baterías electrónicas, con un tono de rock casi americano clásico cuenta una historia de amor (o muchas) que la hace convertrse en uno de los temas más hermosos del disco.
Otra referencia a la muerte se abre camino con “La Moda No Es Vanguardia”, donde directamente la denuncia por venir a buscarlo, pero, a sus ojos, no está tan bella como la espera y la compañía que trae no parece la adecuada.
Sin dudas la estrella de “A Bailar Que No Hay Infierno” es esa base de guitarras acolchonadas y un saxo preponderante, a cargo de Sergio Colombo, para decorar una de las mejores letras y melodías del disco “Yo reconozco a las zorronas por su mirada que recorta tus alas y se va”.
Me es inevitable no comparar a “La Ciudad De Los Encandilados” con “Ciudad De Pobres Corazones” de Fito Páez. Si bien las melodías son diferentes, el tono e intensidad de la melodía obliga -ineludiblemente- a contrastar ambas canciones. Hay mucho de similar en las tonalidades, pero la del Indio se destaca por la impresionante lírica que se asemeja mucho a una declaración de principios.
El rasguido de la guitarra acústica sobre otra base lúgubre que incluye un piano en soledad hacen de “Ostende hotel” uno de los temas más bellos y emblemáticos del disco, que tiene destino de playlist a la hora de elegir lo mejor de la obra del Indio. Es un tema intenso y crepitante que no para de crecer hasta llegar a un climax, un punto exacto casi perfecto “Se suelta el pelo y se la ve reinar, allí en el mar”.
Suena “Panasonic y El Mundo a Sus Pies” y es inevitable que en mi cabeza ricotera no suene “Gran Lady”, sin dudas es un tono que al Indio le sienta bien y ayuda a contar sus historias, esas donde alguien comete crímenes, avivadas y fechorías “Él piensa mal de todos, de principio a fin”.
El fin del disco es a toda fiesta con El que la seca la llena guitarras funk, arreglos dignos de Cerati y un espíritu disco que sobrevuela la canción, con vientos estridentes y una letra que arrastra más reclamos que certezas “Bailar provoca dulce sorpresa, tu aullido loco nos hará reír”.
Este repaso no busca agregar nada, no busca clarificar o descubrir grandes secretos, es solo una pasada a un disco que, a primer escucha, suena sólido y barroco. Esta obra aparenta estar hecha para durar y se nota mucho el trabajo de producción que tiene y la influencia (positiva) de Martín Carrizo en la ingeniería del mismo.
No es casual que sea el más ecléctico que ofrece el Indio desde su primer disco solista (“El Tesoro De Los Inocentes”) y aquel que más juega con la idea de rock moderno, muchos de los arreglos nos hacen acordar a pequeños destellos de Charly García, Cerati y también hay cosas de The Smiths, Arcade Fire y pilares del rock americano como Bruce Springsteen o Neil Young, el Indio cabalga libremente sobre todos esos géneros y apoya sobre sus sólidas bases un disco épico, arriesga y gana, deja un poco el libreto del rock que lo hizo tan famoso y juega fuerte con fichas que, se nota, no le quedan nada mal.
Es por eso por lo que me atrevo a decir que “El Ruiseñor, El Amor y La Muerte” es un disco hecho para envejecer casi a la perfección y que, como siempre marca su lírica, los relatos incluidos en cada canción son atemporales y aplican a cualquier época donde sea escuchado.
Larga vida al artista que arriesga, que apuesta y que juega porque de ellos, será el reino de los buenos.
El Ruiseñor, El Amor y La Muerte – Lista de temas
01 – “Pinturas de Guerra”
02 – “La Oscuridad”
03 – “El Callejón De Los Milagros”
04 – “El Ruiseñor, El Amor y La Muerte”
05 – “Strangerdanger”
06 – “El Martillo De Las Brujas (Malleus Maleficarum)”
07 – “El Tío Alberto En El Día de la Bicicleta”
08 – “Canción Para Un Terrorista Bonito”
09 – “La Pequeña Mamba”
10 – “La Moda No Es Vanguardia”
11 – “A Bailar Que No Hay Infierno”
12 – “La Ciudad De Los Encandilados”
13 – “Ostende Hotel”
14 – “Panasonic y El Mundo a Sus Pies”
15 – “El Que La Seca, La Llena”
INGENIERÍA Y TAMBORES: Don Martin
GUITARRAS: Gaspar y Baltasar
BAJO: Fernando “Muchacho” Nale
VOCES: Protoplasman, Deborah y Luciana
SAXOS: Nattycombo Colombo
TROMPETAS: Tallarita le Fo
CORO ANARCO-PONTIFICIO: Marcello Raiter-Ax-Gustavo Cielo-Don Martin-Protoplasman-Culito-Deborah-Luciana
Y EL APORTE EXCEPCIONAL DE LA XXX INTERNACIONAL: Rosita de Jardín
PIEDAD Y MÁS PIEDAD: Big Klaus
MÚSICA, LETRAS, PRODUCCIÓN ARTÍSTICA Y ALGÚN QUE OTRO RUIDO: por Protoplasman
ARTE DE TAPA:
Idea original: Protoplasman
Realización: Adrián Marzano
Grabado, mezclado y masterizado en Luzbola.
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