Cuando se hable de tributos, no tengan dudas que el de este sábado en Wembley será uno de los más recordados. “Esta noche canten, bailen, lloren, rían, griten”, fue lo que pidió Dave Grohl antes de empezar el show, y así fue. Muchas lágrimas, muchas sonrisas, mucha música, y mucho rock, todo junto en una larga noche. Este estadio mítico fue, una vez más, testigo de un concierto inolvidable. Foo Fighters volvió a tocar por primera vez después de la muerte de Taylor Hawkins. Difícil decir que tocaron como siempre, porque hay un lugar que será complicado reemplazar, pero lo hicieron con el mismo espíritu de desenfado que los caracteriza, aunque con la emoción a flor de piel más que nunca.

Pero no sólo se trató de los Foo y de un tributo a su baterista. Esto fue mucho más allá. Se trató de un homenaje a la música, a la vida y al amor. Con artistas invitados que salían de las baldosas; amigos, colegas, cantantes, personas que inspiraron a esta banda a ser lo que es hoy en día, y que ojalá lo siga siendo por muchos años más. Juntar en un escenario a personalidades como Paul McCartney, Brian May, Roger Taylor, Liam Gallagher, Brian Johnson, Lars Ulrich, y Stewart Copeland, entre otros, demuestran lo que Grohl y compañía pueden lograr.

Twitter Foo Fighters

Times Like These

“Son tiempos como estos en los que aprendes a vivir otra vez.
Son tiempos como estos en los que tú das y das, otra vez.
Son tiempos como estos en los que aprendes a amar, otra vez”.

Seguramente el momento más emotivo, fue cuando Grohl no resistió las lágrimas y se quebró en medio del tema. Después de muchos años, no ver a su compañero, amigo y hermano sentado atrás suyo, no bromear con él durante los recitales, no invitarlo a agarrar el micrófono para que se haga dueño del escenario. Ese quizá fue el instante en que le cayó la ficha que nada volverá a ser igual.

My Hero

“Conoces a mi héroe.
Ese que está ahí”.

Si de héroe se trata, qué mejor que pensar en un padre. Con sólo 16 años, Oliver Shane Hawkins se adueñó de los parches y le dio a la bata tal cual lo hacía Taylor. Emotiva sí, pero también contundente versión de este tema con sangre Hawkins en la batería, haciendo el trabajo que hacía su padre (¡Qué legado por favor!). Sí, repetimos por las dudas, 16 años.

Oh! Darling

“Créeme cuando te suplico.
Nunca me dejes solo”.

De pie por favor. Paul McCartney subiéndose al escenario y cantando un tema que nunca lo había tocado en vivo desde que The Beatles lo grabaron en 1969. Pasaron algunos años nomás para que esta canción sea escuchada, pero la ocasión lo ameritaba, y la cantó junto a Chrissie Hynde, cantante de The Pretenders. Otro gesto más de Sir Paul hacia los Foo Fighters, con quienes compartió escenario en alguna otra ocasión.

Haciendo más historia

La mixtura de voces y sonidos se siguieron sucediendo uno tras otro, de la mano de Brian May, Roger y Rufus Taylor tocando We will rock you; o del mismísimo astro físico (nunca está de más recordar este detalle) haciéndose cargo de las miles de luces que lo apuntaban en un estadio colmado, cantando Love of my life. Queen presente, como desde el primer día en que Taylor Hawkins decidió tocar la batería.

¿Quieren más rock todavía? El escenario de Wembley también lo tuvo a Brian Johnson y Lars Ulrich con el clásicazo de AC/DC, Back in black;  a Liam Gallagher abriendo la noche con Live Forever, uno de los tantos hits de Oasis; a Travis Barker en los parches, durante The pretender; a Josh Homme cantando Let’s dance, de David Bowie; y a Stewart Copeland tocando durante el tema de The Police, Every little thing she does is magic.

Párrafo aparte para la niña prodigio que se dio a conocer en plena pandemia, por desafiar públicamente a Dave Grohl con sus dotes en la batería. Nandi Bushell tuvo su oportunidad de tocar junto a su banda favorita, en un evento histórico, y con el mismo desparpajo que lo hacía en las redes sociales. Con tan sólo 12 años mostró todo su carácter, su alegría y su potencia en Learn to fly, otro de los clásicos que no podían faltar.

Twitter Foo Fighters

Noche inolvidable, llena de emoción, amor y música, que marca la importancia que tiene en la actualidad los Foo Fighters como banda de rock, y del legado que dejó Taylor Hawkins en sus compañeros, colegas y seguidores. Si les quedaron algunas, guarden lágrimas para la segunda presentación que harán en Los Ángeles, el 27 de septiembre.