Seguramente nos suceda a muchos y muchas eso de leer y escuchar algunas letras de Luis Alberto Spinetta y no terminar de entenderlas. O no saber de dónde proviene la metáfora de Durazno sangrando, o bien no podemos explicar en términos técnicos por qué determinada canción nos llama más la atención que otra. Quizás siguiendo la triste tradición cultural de venerar lo que ya no nos acompaña terrenalmente, Spinetta se rige hoy como un ídolo de mayor interés que hace unos diez u ocho años. 
Pero su obra, obviamente, no se limita a ningún tipo de tendencia cultural. Al contrario: las excede a casi todas. Lo hecho por el Flaco es una eternidad imaginaria, y a estudiarla y entenderla apunta el seminario Música de la eternidad imaginaria, que se acoge como cátedra opcional de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba pero que también permite al público en general asistir, participar y llevarse su certificado como alumno de extensión.
Sin embargo, sería injusto llamarlo simplemente un “seminario sobre Spinetta”. Las clases brindadas por Lucio Carnicer, Claudio Díaz y Federico Sammartino apuntan a algo más: el estudio de la música popular (argentina, principalmente) y su aplicación en los correspondientes contextos artísticos y sociales. Así, hasta hoy, se ha hecho un estudio exhaustivo del disco homónimo de Almendra, pasando por Desatormentándonos y Artaud, de Pescado Rabioso, Durazno sangrando, de Invisible, y A 18 minutos del sol, el segundo trabajo solista de Spinetta.
Por supuesto, las clases continúan y son doce en total, alcanzando la última estación a través de Un mañana, el disco que Luis Alberto parió en 2008, casi cuatro años antes de su fallecimiento. Cada jueves, de 19 a 22, los spinetteanos cordobeses se reúnen en el Auditorio de Radio Nacional Córdoba para honrar al arte popular argentino y, principalmente, al Flaco Spinetta.
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