Rock

El hermetismo oriental contra el virus del rock: The Beatles y la U.R.S.S

Cómo influyó la música de The Beatles en la juventud soviética y las geopolíticas desatadas por el Rock. Un análisis musical a un problema político.

The Beatles
The Beatles

Casi a fines de 1968 el cuarteto de Liverpool lanzaba su décimo e icónico disco llamado The Beatles conocido como el “disco blanco” que tenía en una de sus caras una curiosa canción: “Back In The USSR” (‘De vuelta en la URSS’).

Pero mal que le pese a los conservadores europeos y ni que hablar de los estadounidenses, la canción compuesta por Lennon y McCartney no encerraba otro mensaje más que el de glorificar a las mujeres del lugar. A pesar de que el grupo no era retransmitido en los lugares a los que hacían referencia (Georgia, Ucrania y Rusia) la juventud soviética les tenía mucha estima.

Yekaterinburg, Rusia. Diseño de Vadim Okladnikov, primer monumento a The Beatles en Rusia.

A través de los años se puede apreciar como el arte, en este caso en particular la música, atraviesa diferentes escenarios políticos, sociales y culturales desafiando los conflictos latentes del lugar con diferentes ritmos, escalas, tonos y tesituras. Nadie perteneciente al bloque capitalista dudaba de la influencia cultural que suponía el Rock and Roll. Géneros como el Rhythm and Blues (R&B) o el Jazz se manifestaban como estandartes fundamentales de la comunidad negra y era de esperar que el rock de The Beatles se arraigue culturalmente a una juventud nueva y latente.

El surgimiento del Rock suponía un quiebre en la normalidad cultural de la época, convirtiéndose en enemigo sonoro de los sectores conservadores de la sociedad quienes sostenían sus valores tradicionales. Pero desde el campo geopolítico se pensó como un ancho de espadas, una expresión social rebelde, difícil de manejar, que podía usarse a sus anchas hacia donde fuera conveniente: El bloque oriental, que durante los sesentas lidió con diferentes sectores de su población que reclamaban el fin de la censura que sufrían parte de los libros, la música o el cine occidental utilizó al rock como caballo de Troya, adentrándolo a las murallas de una generación joven, nacida después de la guerra y que no se sentía identificada con los valores que transmitían las instituciones significaba, sumado con estrategias bélico-económicas, la caída de otro imperio.

Junto con autos, productos alimenticios y televisores el rock era uno de los muchos productos occidentales que se buscaba dejar fuera de la Unión Soviética entre los sesenta y setenta, pero aquellos jóvenes, como en toda dictadura, supieron pintarle la cara a los dirigentes.

Se compraban cassettes con discursos de Lenin, o cualquiera que estuviese autorizado por el régimen, y grababan sobre ellos canciones. Entonces si algo tan pequeño como un cassette estaba tan custodiado ¿Qué decir sobre un vinilo? Nada que un joven ruso no pudiera superar: Se hizo popular grabar sobre placas de rayos X los sencillos musicales con una canción por cara, luego se escuchaban los últimos éxitos musicales mientras se veía girar un cráneo o un fémur al ritmo de Little Richard, Duke Ellington, Elvis Presley o The Beatles.

Radiografía utilizada como vinilo, cortada a mano mientras que el agujero del centro solía hacerse con un cigarrillo. Fuente: LaVozDelMuro

El rock presentado como herramienta de seducción y apertura a nuevas perspectivas políticas-culturales se desparramó como una infección por los escondites juveniles logrando romper aquel ideal peligroso y decadente que suponía vivir en el capitalismo según resonaba en toda la Unión Soviética. Cabe aclarar que, por un lado, ningún país perteneciente al gigante Ruso tocó fondo por culpa de la pegadiza musicalidad de The Beatles, la rebeldía de los Rolling Stones o la psicodelia de Pink Floyd aunque sí fueron actores decisivos a la hora de establecer contacto entre aquellos dos mundos.

Por otro, suponer la idea de que el mundo capitalista no es más que sexo, droga y rock and roll y por lo tanto mejor o peor que el socialismo sería un pensamiento errado. Es el papel que jugó rock el que invita a pensar la historia con otro punto de vista, ese que tanto nos apasiona en Rock ‘N Ball.

Por Matías Montenegro.